El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una serie de medidas arancelarias que impactan tanto a países de América Latina como a socios comerciales a nivel global. La decisión, presentada en un evento en la Casa Blanca, generó reacciones y análisis sobre sus posibles consecuencias económicas y diplomáticas.
La medida central para América Latina es la imposición de un arancel del 10% sobre las importaciones provenientes de una amplia gama de naciones de la región. Esta disposición, que entrará en vigor el 5 de abril, busca, según la administración estadounidense, establecer un marco de «reciprocidad» en las relaciones comerciales.
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Específicamente, el arancel del 10% se aplicará a las importaciones procedentes de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guatemala, Honduras, Perú, República Dominicana y Costa Rica. Esta lista abarca a economías diversas dentro de la región, con diferentes niveles de desarrollo y especialización productiva.
Sin embargo, la medida no es uniforme para todos los países latinoamericanos. Venezuela y Nicaragua enfrentarán aranceles diferenciados y más elevados. Las importaciones desde Venezuela estarán sujetas a un arancel del 15%, mientras que las de Nicaragua soportarán un gravamen del 18%. Estas tasas diferenciadas, que entrarán en vigor el 9 de abril, reflejan, según fuentes oficiales, consideraciones políticas y diplomáticas adicionales.
En el contexto latinoamericano, México constituye una excepción notable. El país vecino de Estados Unidos no está incluido en la aplicación del arancel del 10%. Esta exclusión podría estar relacionada con la vigencia del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que regula las relaciones comerciales entre las tres naciones.
Curiosamente, Cuba también queda fuera del alcance de estas medidas arancelarias. La razón esgrimida por la administración estadounidense es la inexistencia de un intercambio comercial significativo entre Estados Unidos y la isla caribeña.

Donald Trump, presidente de Estados Unidos
Evan Vucci / Ap-LaPresse
Más allá del ámbito latinoamericano, el presidente Trump anunció la implementación de un arancel global del 10% para todas las importaciones. Esta medida de alcance general busca, en palabras del gobierno, proteger la industria nacional y corregir lo que se percibe como desequilibrios comerciales.
No obstante, el arancel global del 10% no se aplica de manera uniforme a todos los países. Se establecen tasas adicionales para aquellos socios comerciales que Estados Unidos considera que incurren en prácticas comerciales desleales o que imponen barreras a las exportaciones estadounidenses.
China padece las medidas de Trump
En este sentido, China es uno de los países más afectados. Las importaciones procedentes de China estarán sujetas a un arancel adicional del 34%, lo que eleva el gravamen total a un 54%. Esta medida profundiza las tensiones comerciales entre las dos potencias económicas.
La Unión Europea también se verá afectada por aranceles adicionales. Las importaciones desde la UE soportarán un gravamen adicional del 20%, en el marco de la política comercial estadounidense.
Otros socios comerciales importantes de Estados Unidos también enfrentarán aranceles adicionales, aunque en menor medida que China y la UE. Entre ellos se encuentran Japón (24% adicional), Taiwán (32% adicional), India (26% adicional), Corea del Sur (25% adicional) e Israel (17% adicional).
La imposición de estos aranceles ha generado incertidumbre y preocupación entre los socios comerciales de Estados Unidos. Se anticipan posibles represalias comerciales y un aumento de las tensiones diplomáticas. El impacto económico de estas medidas aún está por determinarse, pero se espera que afecte a diversos sectores productivos y a las cadenas de suministro globales.