La viña ha vuelto a mostrar su potencial como cortafuegos avalando la necesidad de revalorizar el papel de los paisajes agrícolas para mitigar el avance de las llamas. Las cepas frenaron el gran incendio del pasado mes de julio en el departamento francés del Aube y, en agosto, limitaron el de Valdeorras, en Ourense. El balance en Galicia es de 110.000 hectáreas calcinadas. Ante el contexto de cambio climático, la Unión Europea (UE) ha dado luz verde, este verano, a la creación de dos distintivos fraguados en Catalunya, el Fire Wine Resilient Landscape y el Fire Product Resilient Landscape, que certificarán a las bodegas y productores agrarios comprometidos con el mantenimiento de sus tierras para prevenir o aplacar fuegos forestales.
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El Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya (CTFC), con sede en Solsona, está detrás del proyecto Vinyes de Foc, que ha desembocado en la creación de las citadas marcas de la UE para concienciar al consumidor de la necesidad de proteger el campo. “Empezamos hace cuatro años con más de un centenar de visitas a bodegas de España, Italia, Portugal y Francia para definir los requerimientos del distintivo, que se dará a los viñedos adyacentes a bosques o entre masas forestales y zonas habitadas”, explica la investigadora del CTFC en esta iniciativa, Soazig Darnay.

Viñedo en la DO Pla de Bages rodeado de masa forestal
Soazig Darnay
Una bodega del Pla de Bages será la primera que luzca el distintivo europeo creado en Catalunya
El CTFC, encargado de la gestión de la nueva marca, está a punto de cerrar el acuerdo con la primera bodega que conseguirá el distintivo europeo. Darnay avanza que es una firma catalana de la DO Pla de Bages, con viñas en una zona estratégica rodeada de bosque. A esta se sumaran, en los próximos meses, una veintena más, además de cinco agrupaciones de productores de Catalunya, Galicia, Canarias y Castilla y León. Los contratos serán a cinco años, durante los cuales el viticultor se compromete a mantener los cultivos; reducir el combustible en las áreas colindantes a la masa forestal, al final de la primavera; labrar cuando las administraciones o los bomberos lo consideren oportuno, y cuidar los caminos.
Desde el CTCF recuerdan que el Pla de Bages cuenta con 17 bodegas que mantienen valiosos espacios agrícolas abiertos, en un paisaje de bosque continuo. Su papel es relevante para facilitar la lucha contra los fuegos.
Igual que Ramats de Foc, esta iniciativa persigue preparar el territorio ante grandes incendios
El objetivo es que el consumidor pueda diferenciar el vino, el aceite, la fruta, las hortalizas o la trufa que luzcan este sello por su alto valor medioambiental y que esto sea recompensado con más ventas o con un mejor precio. También se persigue tener más apoyo o incentivos por parte de las administraciones. “Necesitamos aglutinar a productores y tener una voz potente”, señala Darnay.
Los incendios de sexta generación alimentados por el calentamiento global han evidenciado que es vital ponerse las pilas para activar la gestión forestal y proteger la labor de agricultores y ganaderos, los artífices y guardianes del paisaje mosaico.

Viñas cortafuegos en una finca de la DO Rías Baixas, en Galicia
Soazig Darnay
Los promotores de la iniciativa parten de la idea de que los payeses sufren “restricciones y penalizaciones como potenciales generadores de igniciones, pero la externalidad positiva que provén de mantenimiento del paisaje ha sido poco reconocida”. Por eso, ante el éxodo rural, urge valorar “el servicio ecosistémico de regulación del riesgo de incendio” que prestan. “La sociedad debe ser solidaria, habrá más abandono porque la gente se hace mayor y, además, el sector del vino está en un momento difícil, es importante mantener lo que hay, apoyarlos, darles visibilidad”, remarca la investigadora del CTFC. También apunta que acompañarán a los que quieran hacer un cambio de cultivo.
Darnay recuerda que, en Francia, las administraciones locales de Aude y de los Pirineos ya se aliaron a partir de la década de los noventa del pasado siglo con denominaciones de origen como la de Collioure para plantar viñas cortafuegos. Pero la caída de las ventas sumado al envejecimiento de los agricultores y a los daños causados por la fauna salvaje instigan en este y en otros enclaves a dejar el campo.
La marca Vinyes de Foc tiene paralelismos con la de Ramats de Foc, un programa de la Fundació Pau Costa con el apoyo de los Bombers de la Generalitat y del Departament d’Agricultura, Ramaderia, Pesca i Alimentació para proteger la ganadería extensiva y sus productos de kilómetro cero. Un centenar de ganaderos se han integrado en el proyecto. Sus rebaños de vacas, cabras, ovejas y otros animales limpian masas forestales en zonas definidas por los expertos como estratégicas para facilitar la labor de los bomberos si se declara un fuego.