Evelyn Botto llegó a la fiesta +GENTE como quien se adueña de una pista, pero también de una narrativa. Caracterizada como Úrsula, la mítica villana de La Sirenita, entró con todo el maquillaje aún impecable tras la función teatral que viene agotando funciones. No fue casual: minutos antes había salido volando del Teatro Gran Rex, se subió a un auto con su maquillador y pidió que no le sacaran nada. Quería llegar así, poderosa, mística, celebrando la diversidad con cada pestaña postiza y cada sombra violeta.
En el salón se sacó fotos, saludó a colegas, abrazó a su ídola María Casán y se cruzó con Julieta Poggio, entre otras figuras de la tapa de Revista GENTE. Pero más allá del look, lo que Evelyn hizo esa noche fue dar un mensaje. Como ella misma lo dijo: «Me lo dejé puesto porque Úrsula me representa. Porque no necesito parecer buena para que me quieran. Porque quiero seguir jugando».

Con una carrera que empezó en radio y hoy la ubica como una de las preferidas de la comunidad LGBTIQ+, Evelyn es una artista que supo correrse del margen y ocupar el centro. Primero con humor, después con ternura, y ahora con una fuerza escénica que interpela. La Sirenita, la obra en la que actúa, es una megaproducción con dirección de Ariel Del Mastro, escenografía ambiciosa y efectos especiales. Pero hay algo que sí depende de ella: la versión que eligió hacer de la temeraria villana y que está muy linkeada al mundo drag.
«Quiero traer todo lo que aprendí de mis amigos y amigas de la comunidad del LGBT y está loca ella, tiene mucha postura, es no es una Úrsula tranquila y malvada, es frenética», desliza Botto.
Y suma: «Yo quise que mi Úrsula fuera una drag queen, como lo fue en su comienzo, el personaje estuvo inspirado en Divine, una drag queen neyorquina de los años 80».
De la radio a las tablas: una voz que creció con libertad

Evelyn empezó en la radio, estuvo en Perros de la calle, como productora y columnista. Rápidamente su humor y carisma la convirtieron en una voz propia. Se ganó un lugar en Urbana Play, pasó por la TV Pública, está en Olga y en ESPN y, también, se transformó en una de las artistas más queridas del colectivo queer. Pero lejos de quedarse en un registro, Botto se expandió. Saltó de los micrófonos al escenario con la misma autenticidad con la que habla de sexo, vínculos y visibilidad.
Hoy forma parte del elenco de La Sirenita, una producción que le abrió la puerta a otro público: madres, padres, niños. En la obra interpreta a Úrsula, la villana que todos recuerdan. El desafío era grande: cantar, actuar y hacerse notar entre escenografías complejas, trajes deslumbrantes y una puesta cargada de efectos. Pero Evelyn no solo estuvo a la altura sino que su interpretación es una de las más celebradas.
El personaje que la representa y le cambió el juego

No eligió ser Ariel. Eligió ser Úrsula. Y eso dice mucho. Evelyn cuenta que desde chica sintió una atracción especial por los personajes «malos» de las películas. Le resultaban más reales, más humanos, menos complacientes. En La Sirenita, Úrsula es la bruja del mar, la que pone condiciones, la que habla fuerte, la que exige. Para ella, era perfecto. «Quería hacerla desde un lugar auténtico. Porque yo también pasé por momentos de sentirme afuera, distinta. Y Úrsula no quiere encajar: quiere existir», dice.
Su versión del personaje tiene algo único: no busca caer bien, pero cae bien. Su voz grave, su gestualidad exagerada, su mirada filosa: todo está trabajado. Evelyn le puso cuerpo y alma a un personaje que históricamente fue leído como símbolo queer, inspirada en la drag queen Divine. «Hay algo de esa energía que me toca. El maquillaje, el dramatismo, la voz… todo eso me da libertad», revela.
«Úrsula tiene que ser frenética, pensé. Obviamente, ella está rota, si bien es malvada, le pasaron cosas en la vida que le hicieron así de mala y y al mismo tiempo es una perdedora, planifica y todo le sale mal. Entonces, es ansiosa, es media tarada también… Yo me me río mucho, me divierto», cuenta.

Lo interesante es que Evelyn no se “disfrazó” de Úrsula para una noche. La habitó. Se subió al escenario como ella y después, con ese mismo rostro morado y esas cejas afiladas, se presentó en la fiesta más inclusiva del año.
En la entrada, los flashes no paraban. Evelyn posó para todas las cámaras y después se mezcló entre colegas y amigas. Saludó con emoción a María, de quien se declaró fan en varias entrevistas, y charló con Julieta Poggio y otras figuras de la tapa. Su look fue uno de los más comentados de la noche: elegante y disruptivo, teatral y político. Era, al mismo tiempo, un homenaje a la obra que protagoniza y una declaración de principios.
«Úrsula no pide permiso para ser lo que es. A mí me costó mucho tiempo entender que no tenía que pedirlo tampoco. Así que sí, fui vestida de ella. Porque quise. Porque pude. Porque esa es mi manera de celebrar esta fiesta que promueve la diversidad», revela.
De chica invisible a referente: el orgullo de ser Evelyn

Durante años, Evelyn, quien se define como cis y bisexual, convivió con el miedo a «no gustar», a que no la eligieran para ciertos roles, a que su identidad opacara su talento. Pero a fuerza de humor, autenticidad y mucha exposición, se convirtió en una referente para muchas chicas que encontraron en ella una figura posible. «Yo no tenía referentes visibles. Por eso hoy trato de serlo, aunque sea desde lo cotidiano, desde mi forma de hablar, de vestirme, de amar», explica con honestidad.
Además habla de los discursos de odio y la importancia de apoyar al colectivo. «Me parece un honor ser parte de la tapa», dice.
En sus monólogos de stand up, en sus posteos, en las entrevistas, Evelyn no baja línea: comparte y cuenta cómo fue encontrarse con el deseo sin culpa. Habla de sexualidad sin tapujos, de vínculos sexoafectivos entre mujeres, de maternidades diversas y de las miles de formas de construir identidad fuera del molde heterosexual. Y lo hace con humor, con ternura, con honestidad.
La comunidad queer la abrazó, y ella devolvió ese abrazo con más visibilidad, más representación y más empatía. Desde su lugar en la radio, en el escenario o en redes sociales, Evelyn Botto acompaña con alegría. Y si bien se define como bisexual y hace siete años que se encuentra soltera, hoy se imagina estando con un hombre.
Fotos: Chris Beliera y Diego García
Retoque fotográfico: Gustavo Ramírez
Video: Ramiro Palais
Las marcas aliadas de la gran celebración +GENTE
Dove acompañó a la fiesta +GENTE para celebrar lo más auténtico de cada persona: su piel. Con su campaña “Toda tu piel importa”, la marca invita a abrazar con orgullo las cicatrices, texturas y huellas que cuentan nuestra historia.
La coctelería de la noche estuvo a cargo de Aconcagua, un gin con altura, elaborado con agua de deshielo, que acompañó la fiesta con una propuesta ideal para brindar por el orgullo y la autenticidad.
Norton estuvo presente en la fiesta +GENTE con Libre, su línea de vinos pensada para quienes se expresan libremente y a su manera. Con una propuesta completamente distinta a lo tradicional, Norton Libre invita a disfrutar, compartir y brindar por aquello que nos conecta con lo que somos y nos hace felices.
Agradecemos a Plan Out, que hizo posible un ingreso ágil y sin complicaciones al evento. Gracias a su modalidad con QRs, cada invitado pudo acceder de forma rápida y segura para comenzar a disfrutar de la experiencia +GENTE desde el primer momento.