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En sus palabras, la ex funcionaria «celebró» su «estabilidad emocional» y su capacidad de haber podido realizar su trabajo «tranquila», pese a las dificultades. Sin embargo, su descargo escaló al exponer la que, según su versión, fue la constante de su período al frente del Hogar: la falta de respuestas y el aislamiento por parte de la cúpula.
Duhart trazó un paralelismo entre las imágenes de «festejos bailando» de sus superiores y la realidad que ella enfrentaba: «mientras había fotos de festejos bailando, a mí me tocaba bailar con la más fea,» sentenció.
La principal crítica se centró en la figura de la directora superior Sandra Barbetti a quien responsabilizó por la falta de soluciones durante su gestión. Duhart afirmó haber tenido que «molestar al intendente» para intentar resolver problemas que deberían haber tenido una respuesta directa.

«Si siempre tuve que ‘molestar’ al intendente para solucionar o tratar de solucionar temas, algo fallaba,» expresó Duhart en su comunicado, señalando una falla estructural en la cadena de mando.
La ex Directora puso en el centro del debate la situación actual de la tercera edad, asegurando que merecen una «dirección de verdad» y que las respuestas no sean «vacías y olvidadas».
Duhart develó una serie de demandas que, según ella, fueron ignoradas y ahora podrían concretarse con su salida:
Cámaras de Seguridad: «Ahora sí se va a ocupar de colocar cámaras, que yo pedí desde el día 1.»
Insumos y Personal: «¿Ahora sí va a haber suficientes insumos? ¿Ahora sí se va a trabajar con el personal que la institución exige?»
Falta de Apoyo Diario: Relató que tenía que pensar a diario lo que faltaba e incluso «salir a comprarlo yo», sintiéndose luego «ninguneada» por Barbetti.

«Si ayer prometió que ahora sí iba a haber respuestas, entonces era conmigo?,» preguntó retóricamente, sugiriendo que su desafectación era el obstáculo para la mejora. «Si es así… Celebro que yo esté fuera. Porque ya no hay excusas para que las cosas se hagan como debieron hacerse,» concluyó con ironía.
El texto adquirió un tono más personal al referirse a un presunto episodio de presión por parte de Barbetti en un momento delicado de su vida privada. Duhart manifestó que, mientras su marido estaba internado en Buenos Aires, fue presionada y «exigida» a estar en su lugar de trabajo, rematando con el «clásico y falso ‘querida'».
La ex Directora cerró su descargo con un llamado a la acción dirigido a las autoridades superiores: «Si se tomó mi renuncia que tomen la de ella, que es la que siempre impidió que se trabajará como debía.»
Finalmente, Duhart reclamó que «los abuelos del Hogar San Luis no tocan cornetas, pero merecen la misma dedicación,» extendiendo su preocupación a todos los hogares de la tercera edad bajo la responsabilidad del área.
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