
Ante la actividad eruptiva del volcán de Fuego y los Colosos de Pacaya y Santiaguito, el Sistema de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) mantiene vigilancia continua para notificar a la población sobre cualquier variación en las medidas de seguridad ante una posible emergencia.
Este 1 de julio el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) ha dado a conocer el más reciente boletín vulcanológico en el que expone la situación de estos tres importantes volcanes de Guatemala.

Actividad: El observatorio del Volcán de Fuego reporta condiciones un poco favorables para la visualización del cráter debido a la presencia de nubosidad, únicamente se presenta una fumarola de color blanco el cual está compuesto por vapor de agua y otros gases magmáticos, esta se desplaza hacia el noroeste. No se han registrado retumbos ni algún otro sonido asociado a la actividad volcánica. No se descarta la posibilidad de que puedan darse explosiones de características débiles a moderadas durante el día. El viento puede dispersar sedimentos finos los cuales se acumularon luego de la erupción del 5 de junio por lo que puede dispersarse hacia las comunidades cercanas del volcán. Si se presentan lluvias durante el día, el material depositado debido a la erupción del 5 de junio puede ser removido en forma de lahares, se recomienda no permanecer dentro ni en las cercanías de dichas barrancas ante la presencia de lluvias en el edificio volcánico, seguir las recomendaciones del boletín especial BEFGO-013-2025.
Actividad: Se reportan condiciones poco favorables para la visualización del cráter Mackenney debido a la presencia de nubosidad. Se presentan desgasificaciones débiles las cuales elevan columnas de vapor de agua y otros gases magmáticos, estos son desplazados hacia el suroeste debido a la dirección del viento. No se ha reportado incandescencia. Los sensores sísmicos no registran ningún tipo de actividad relacionada con explosiones o retumbos.
Actividad: El observatorio del Complejo Volcánico Santa María-Santiaguito reporta condiciones atmosféricas favorables para la visualización del Domo Caliente. Se presentan desgasificaciones las cuales pueden elevar columnas de gases magmáticos a alturas de 100 metros sobre el nivel del cráter. Se registran entre 1 a 2 explosiones por hora de características débiles a moderadas las cuales también generan columnas de gases acompañadas de ceniza. Estas son desplazadas hacia el suroeste debido a la dirección del viento, por esta razón se espera caída débil de ceniza fina sobre Monte Bello, Loma Linda, San Marcos Palajunoj y sus alrededores. La actividad se mantiene en un nivel elevado, por lo que existe la posibilidad de que, debido a las explosiones o por efecto de la gravedad, parte del material acumulado colapse y genere flujos piroclásticos de largo alcance hacia el suroeste, sur y sureste. Por estos motivos seguir las recomendaciones descritas en el boletín especial BESAN-002-2025.

Debido a su localización en el Cinturón de Fuego del Pacífico, los volcanes cubren gran parte de la geografía del país, lo que lo convierte en una de las zonas con mayor densidad de estas formaciones rocosas.
Aunque en Guatemala se han determinado al menos 324 estructuras de origen volcánico, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) valida únicamente 32 volcanes, mientras que la Federación Nacional de Andinismo dice que son 37. Los 287 restantes son llamados por el INSIVUMEH como “focos eruptivos”.
Sin embargo, independientemente de las discrepancias, actualmente son tres los volcanes que se encuentran activos y que son objeto de supervisión de las autoridades guatemaltecas: el volcán de Fuego, de Pacaya y de Santiaguito.
Ubicado entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango, el de Fuego es el estratovolcán más activo de Centroamérica y uno de los que tiene mayor importancia a nivel mundial.
Con más de 3763 metros sobre el nivel del mar, este volcán ha registrado a lo largo de su historia diversas erupciones violentas, como la de 1932, cuando cubrió con ceniza a la ciudad de Antigua Guatemala y algunas partes de Honduras y El Salvador; la de 1974 cuando sus flujos piroclásticos devastaron parte de la vegetación de los alrededores y escondió parcialmente las comunidades de San Pedro Yepocapa y Acatenango.
El 3 de junio de 2018 tuvo su mayor erupción en lo que va del nuevo milenio, con columnas de ceniza que alcanzaron los 10 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Esta actividad dejó 300 personas muertas, 200 desaparecidas y 600 heridos; así como dos millones de ciudadanos afectados.
El reporte de su última actividad fuerte fue el pasado 12 de diciembre de 2022, cuando el volcán entró en erupción dejando columnas de ceniza de 500 metros de altura y generando un flujo de lava de 800 metros, con caída de ceniza en localidades de 45 kilómetros a la redonda.