Su figura, universalmente respetada por el rigor de sus aportaciones y sus vastos conocimientos, se caracterizó por sostener posiciones históricas altamente polémicas.

Foto: archivo El País.
Redacción El País
Falleció este lunes a sus 100 años el abogado e historiador Guillermo Vázquez Franco. Desde 1950 se desempeñó como profesor de Historia en diversos liceos públicos y privados, en el Instituto de Profesores Artigas (IPA), en la Escuela Universitaria de Servicio Social y posteriormente en la Universidad Católica.
Durante varios años fue asesor en temas históricos de la Fundación de Cultura Universitaria. Su figura, universalmente respetada por el rigor de sus aportaciones y sus vastos conocimientos, se caracterizó por sostener posiciones históricas altamente polémicas, que incluyeron duros juicios sobre la trayectoria de José Artigas y un fuerte rechazo a la Convención Preliminar de Paz de 1828 e incluso a la independencia de Uruguay.
«Artigas creó condiciones de inestabilidad política y militar en una patria ya de por sí muy frágil a la salida del Virreinato, a la salida del coloniaje. De las tres potencias colonizadoras -con Portugal e Inglaterra, dejemos a Francia-, España fue la que hizo peor su trabajo, si vamos a juzgarlo por los frutos. Las peores colonias son las colonias españolas. España no dejó desarrollarse cuadros entre sus colonos. No hay cuadros que tomen la posta. Por eso la desorientación enorme que ocurre el 25 de mayo de noche. ¿Qué hicimos? Se agarraban la cabeza. Ahora no tenemos Virrey y no sabemos funcionar fuera del virreinato. Y uno de los que no sabe funcionar en el esquema pos-virreinal es Artigas. Un hombre que no tiene ninguna aptitud política. Pero me pregunto, ¿quién tenía condición de hombre político en los años 10, 20 o 30? Tal vez haya que esperar a Rosas, que es el primero que tiene sentido político… Pero no hay cuadros que se hagan cargo de la situación. Y Artigas, que es un impolítico, puede funcionar porque todos son impolíticos», dijo a El País en una entrevista en 2011.
«Políticamente es un torpe. Y es un hombre de una egolatría que lo condiciona. Es un hombre que funciona a golpe de ego. El rechazo que le hace a la misión Durán-Giró por ejemplo es una muestra de egolatría. Se deja venir la invasión portuguesa encima y no se da cuenta de que Durán y Giró le traen una solución, porque Pueyrredón estaba dispuesto a poner la carne en el asador para resistir la invasión portuguesa. Y Artigas lo rechaza con esa frasecita: «No venderé el rico patrimonio de los orientales al bajo precio de la necesidad». Vendió el rico patrimonio de los orientales al peor de los compradores. Porque fue un comprador que, además, no pagó nada del patrimonio que se llevó. Estoy hablando de los portugueses primero y después de los brasileños», agregó.
No se lo puede clasificar en ninguna de las corrientes históricas, aunque su admiración por Juan Manuel de Rosas lo aproximó al revisionismo. De su amplia obra escrita destacan: La conquista justificada (1968), El militarismo, brazo armado de la oligarquía (Cuadernos de Marcha, 1972), El país que Batlle heredó (1985), Economía y sociedad en el latifundio colonial (1986), Historia política y social de Iberoamérica (con Juan Manuel Casal, 1992), La Historia y sus mitos (1994), Francisco Berra, la historia prohibida (2001).
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