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jueves, mayo 15, 2025

Fatboy Slim: el mítico show en Mar del Plata de hace 20 años, la canción de Charly que le gusta “pinchar” y su gran cambio

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Aproximándose a los cuarenta años de carrera, antes de apropiarse del título de “leyenda”, Norman Cook prefiere el término “OG” para definir a Fatboy Slim. “Es una expresión que se usa hoy para referirse a alguien que estuvo ahí desde el principio”, explica, en diálogo con LA NACION, antes de su regreso al país, el próximo 19 de septiembre en el Movistar Arena. Un retorno que marca un momento especial en la relación del DJ con el público argentino: en enero se cumplieron veinte años del mítico show que dio ante unas 50.000 personas en las playas de Mar del Plata.

Artesano del sample, maestro del espíritu rave y pionero del big beat, desde sus inicios como bajista en la banda The Housemartins hasta consolidar su carrera internacionalmente como DJ, supo mantenerse a la vanguardia con una esencia única. Fiel a su estilo, aún conserva su carácter de ilusionista de la música, uno que a través de cada set intenta transportar al público al mejor momento de su vida.

“Siempre recordaré que estuve hace veinte años en Mar del Plata, donde todo comenzó, y algunas noches locas en Pachá, en Buenos Aires. Tengo muchos recuerdos y todos son buenos. Durante un tiempo tuve un romance con Brasil, pero ahora siento que volví a mi verdadero amor”, asegura. De la fecha que compartirá con el brasileño Beltrán y la argentina Victoria Whynot, dos nombres que están comenzando a dejar su marca en la escena dance, anticipa que prepara un show con un gran nivel de producción: “En algunos casos tengo que ajustar mi set y adaptarlo al país, pero en Argentina simplemente hago lo que quiero hacer y les gusta. Vamos a llevar todo lo que podamos, queremos que sea algo grande, lo que sea necesario esa noche para hacer que la gente sonría y baile”.

Norman Cook separa el «personaje» de Fatboy Slim de su persona

–En uno de tus últimos shows en Pinamar pusiste “Hablando a tu corazón”, de Charly García. ¿Cómo llegaste a esa canción?

–Estaba en una gira con la DJ Chloé Caillet, quien puso esta canción desconocida para mí antes de mi show. Vi la reacción extasiada del público y le pregunté sobre el tema. Me contó que un amigo argentino se la había mostrado y le había dicho que observara la reacción de la gente, era como un remix. Luego me la compartió, ya que iba a hacer más shows en Argentina. Noté la conexión que generaba la canción con el público y lo que provocaba es exactamente lo que me gusta lograr. Probablemente suene en mi próximo viaje allá.

–Hace poco, en una entrevista comentaste que habías perdido la pasión por hacer música. ¿A qué se debe?

–Es un poco lo que decía antes sobre Brasil como una amante. Estaba casado con hacer música y de alguna manera nos desenamoramos. Así que tuvimos un divorcio amistoso, me casé con ser DJ y estamos muy felices juntos. Sólo podés hacer buena música si la sentís en el corazón y si tenés esa pasión. Y yo la perdí. De vez en cuando hago algunas canciones, pero generalmente vienen de mis sets como DJ. Así que si hago un disco, es por el amor a ser DJ, no por el amor a estar en el estudio. Lo que me mantiene en marcha es poder tener una comunicación con el público. Cada noche conocés nuevas personas con las que te podés hacer amigo y con las que podés disfrutar de una fiesta. Esa energía y emoción se renuevan todo el tiempo. Cuando estoy solo en un estudio no tengo ese tipo de diálogo, no me inspiro. Pero estoy muy agradecido de poder decir que cada noche toco un set diferente y hay una vibra distinta. Suelo tocar en shows grandes y pequeños, y esa parte nunca se siente como trabajo. La única parte que se siente como trabajo es el viajar, pero es un precio que vale la pena pagar.

Fatboy Slim regresa a Buenos Aires para presentarse en el Movistar ArenaDan Reid

–¿Qué cambió desde aquel mítico recital multitudinario de Big Beach Boutique II, pintado como una especie de Woodstock electrónico?

–Hace un par de años hicimos un documental sobre ese concierto y lo que más noté fue lo mala que fue la producción del show. Estaba ahí en el escenario con un trozo de hormigón para que los discos se mantuvieran en su lugar, con unas visuales muy baratas. La tecnología de hoy hace que el show esté mucho más pulido. Para un público de ese tamaño era algo patético. Creo que esa fue la primera vez que usé una pantalla. Ahora nos divertimos mucho más con eso, usamos mejor las cámaras y logramos mejores cosas. Eso y el hecho de que ya no bebo, ese es el cambio más grande. Hace 16 años decidí que tenía que mantenerme sobrio. Así que eso me mantuvo activo mucho más tiempo. Creo que estaría muerto ahora si hubiera seguido como estaba.

–¿Cómo atravesaste ese proceso? ¿Qué fue lo que te salvó?

–Mi esposa, me di cuenta de que mi esposa no iba a seguir conmigo si no lograba estar sobrio, así que fui a rehabilitación. Durante ese tiempo me enseñaron que nunca volvería a ser un bebedor responsable nuevamente y que mi vida iba en una mala dirección. Y funcionó.

–¿Sentís que te tuviste que reinventar como DJ de alguna forma?

–Todo lo que tuve que hacer fue superar los nervios. Antes, cuando me ponía nervioso por un show, simplemente me tomaba otra copa. Sin nada de alcohol sentía los nervios, y eso significa que no podés bailar y no estás relajado. Un DJ debería estar divirtiéndose y arriesgándose. Estuve así durante unos cinco shows, hasta que una noche simplemente me armé una especie de personalidad que se divierte y está relajada, pero sobria. Y funciona para mí, es casi como si interpretara un papel. Ahora estás hablando con Norman, que es bastante sensato, pero cuando subo al escenario, soy Fatboy Slim, que es un idiota. Tengo incluso un uniforme. Me pongo una camisa hawaiana y estoy descalzo. Cuando ves los comentarios en internet mucha gente dice: “Se supone que debería estar sobrio. Está completamente fuera de sí”. Yo simplemente me embriago con la emoción, la multitud, la música. Durante esas dos horas lo vivo con mucha emoción y luego, al final, puedo guardarlo en su caja e ir a dormir. Y vivir mi vida por un día más.

–¿Cuál es el mayor cambio que notás con respecto al público?

–(Levanta un teléfono celular) Hice dos shows hace poco en Alemania donde no permitían cámaras y se siente la diferencia. La gente vive más el momento y conecta con las personas a su alrededor, con la música y conmigo, sin preocuparse por mostrárselo a sus amigos después. Vengo de una época en la que la gente estaba muy enamorada de ese momento de escape y de comunidad. A veces pienso que eso falta, pero hay que ser más selectivo sobre a dónde vas. Por ejemplo, los argentinos parecen estar más en el momento. No toco tanto en Estados Unidos porque ahí todo se trata del VIP, de quién está mirando a quién y de las apariencias. Hay menos amor puro por la música. Pero una de las razones por las que me encanta venir a Argentina es porque realmente lo notás. En lugar del mar de cámaras ves un mar de dientes. La gente sonríe.

Fatboy Slim en la ceremonia de cierre de los Juegos Olímpicos de Londres, en 2012CHANG W LEE – NYTNS

–¿Cuál es tu opinión sobre la Inteligencia Artificial? ¿Cómo percibís la relación entre la música y la tecnología?

–Creo que va a reemplazar muchas cosas en la vida. Lo hará igual o mejor que los seres humanos. Pero mucha de la creatividad y mucho de lo que hacemos, especialmente la música, no se basa en la inteligencia. Muchos de mis discos son deliberadamente estúpidos. De alguna manera, son esas imperfecciones y es nuestra forma de ser deliberadamente estúpidos lo que nos hace libres. Así que no tengo miedo de que la IA pueda reemplazarme. Al mismo tiempo, la uso en mis visuales. En la música uso programas para obtener acapellas que no existían antes. Soy mucho más creativo usando esas herramientas. Pero como toda tecnología, ¿trabaja para vos o vos trabajás para ella? ¿Quién es el jefe? Me encanta que trabaje para mí. Cuando inventen la estupidez artificial me voy a empezar a preocupar.

–Con el surgimiento del big beat y lo que significó en aquel momento. ¿Hay algo en la escena musical actual que evoque de alguna forma esa sensación que tuviste de que algo diferente estaba sucediendo?

–No específicamente. Hay artistas que me gustan, pero no siento que haya un movimiento. Cuando empecé en la música estaba el punk rock, y el punk rock estaba cambiando todo, hacía que la gente pensara. Luego vino el acid house. No sé, creo que el big beat fue lo último o supongo que el dubstep, pero no siento que haya habido una revolución en la música hace tiempo. Pero está bien. Las revoluciones solo ocurren cuando las cosas se han puesto tan mal que necesitan ocurrir.

–¿Cómo ves la figura del DJ en la actualidad, donde por momentos pareciera que cualquiera se adjudica ese título?

–Es muy fácil ser DJ, pero sigue siendo muy difícil ser uno bueno. Cualquiera puede intentarlo, pero tiene que haber un amor muy profundo por la música y por dedicar muchas horas a aprender los pequeños detalles, esos que te hacen mejor que otros. Y se trata de comunicarte con el público. Para mí, un DJ no es un DJ hasta que no haya tocado frente a un público o haya tenido una gran noche con el público. Tener el software y hacer algunos mixes en tu dormitorio no te convierte en uno. No es ninguna ciencia ser uno promedio, pero es bastante difícil ser uno bueno.

–¿Cómo ves la escena del EDM actual?

–El EDM (Electronic Dance Music) fue demasiado comercial para mí. Va a la misma velocidad, tiene el mismo bombo, no estoy diciendo que sea malo, pero no es lo que me emociona. A mí me gusta más la música de estilo underground y la que está basada en el groove. Pero hay espacio para todos, tanto para los grandes shows de EDM como para los DJ del underground que están enfocados en un solo sonido. Yo, de alguna manera, me muevo entre los dos, así que lo disfruto, pero no a los DJ de EDM.

–Con hits como “Praise You” y “The Rockafeller Skank”, el álbum You’ve come a long way, Baby fue uno de los mayores éxitos de tu carrera. ¿Cómo lo ves en retrospectiva? ¿Cómo maduró a lo largo del tiempo?

–Todavía le tengo mucho cariño, porque fue probablemente el punto más alto de mi carrera. Probaba nuevas ideas cada semana, ponía discos y rompía reglas. Ya había hecho eso con mi primer álbum, pero si encima lo hacés con un estribillo pegadizo que la gente pueda cantar, podés hacer un buen disco pop. Y es raro porque fue el disco más fácil de todos los que hice. Simplemente salió. Años después intentás replicar esa magia y cuanto más trabajás, menos magia hay. Creo que todos deben sentir que hay una cima a la que llegar y esa fue la mía. Aún me encanta el hecho de que no sé de dónde vino. Simplemente fue el momento adecuado en mi carrera. Ya había estado en una banda de pop, en una banda de funk y luego haciendo más música como DJ. Había tenido toda esa experiencia, pero la mayor parte de todo eso surgió de nuestro club, el Big Beat Boutique. Cada semana probábamos cosas y era como si las piezas encajaran, y con ese álbum todas las piezas simplemente encajaron.

Southsea, Hampshire, UK, Fatboy Slim performs on the common stage at Victorious Festival on Friday 23rd August 2024 Photo Credit Emma Terracciano/Alamy Live News

–¿Hay algo que todavía tengas pendiente?

–Sí. Me encantaría escribir la banda sonora de una muy buena película. Me encanta la forma en que las grandes películas generalmente se ponen aun mejores gracias al soundtrack. Estoy acostumbrado al storytelling, al estilo de un set de DJ, pero armar un relato para transmitir las emociones de una escena o un personaje es un talento maravilloso. Uno que lamentablemente no poseo. Trabajé en proyectos como Moulin Rouge y Los Ángeles de Charlie haciendo solo una canción. Pero realmente me encantan las películas clásicas y el trabajo de Giorgio Moroder en El expreso de Medianoche o de Ry Cooder en Paris, Texas. Ahí donde la música realmente hace a la mitad de la película. Me pidieron escribir parte de la banda sonora para Ibiza, The Silent Movie, un documental musical sobre Ibiza. Cuando el director me dijo que escribiera algo que fuera “positivo pero con un toque de ironía y un ligero trasfondo oscuro” me quedé pensando: ¿Cómo se escribe eso? Además, tendría que ser una buena película, porque debería dedicarle unos seis meses de mi vida. Quizás un film de los Hermanos Coen, de Martin Scorsese o de Wes Anderson. Me encantaría escribir para ellos, pero no tengo el talento para hacerlo. Así que ese es mi único sueño que nunca se hará realidad.

Redacción

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