Con la naturalidad que aporta una trayectoria de tres décadas, el Fauré Quartett -integrado por Dirk Mommertz (piano), Erika Geldsetzer (violín), Sascha Frömbling (viola) y Konstantin Heidrich (violonchelo)- volvió al país por tercera vez, tras sus visitas en 2022 y 2023 para la función inaugural de la 73ª Temporada del Mozarteum Argentino, en el Teatro Colón.
El programa, conformado por el Cuarteto para piano y cuerdas n.º 2 en la mayor, op. 26 de Johannes Brahms y el Cuarteto para piano y cuerdas n.º 2 en mi bemol mayor, op. 87 de Antonín Dvořák, fue una excelente oportunidad para apreciar la riqueza del repertorio romántico para esta formación, a la vez que expuso la madurez interpretativa del ensamble: una lectura rigurosa y expresiva, con una voz propia afirmada en decisiones musicales que evitaron lo obvio para enriquecer el discurso sonoro.
El Cuarteto n.º 2, op. 26, compuesto en 1861, es la obra más extensa y ambiciosa que Johannes Brahms escribió para formación de cámara. Dividida en cuatro movimientos, combina una concepción formal de gran aliento con una escritura rica en texturas y contrapuntos, que exige tanto claridad estructural como sensibilidad expresiva, cosa que el cuarteto logró sin ningún escollo.
En el Allegro non troppo inicial, los músicos desplegaron una lectura orgánica, construida con lógica interna y diferenciación precisa de planos. La claridad en la exposición de los temas y la atención a los detalles de articulación sostuvieron el movimiento sin perder impulso. El Poco adagio reveló el costado más íntimo de la obra: las cuerdas se fundieron en un timbre uniforme y contenido, en diálogo sutil con el piano. La interpretación alcanzó aquí un momento de delicadeza extrema, propio del más refinado arte de cámara.
El Scherzo fue abordado con energía rítmica y control dinámico, mientras que el trío central ofreció un contraste de carácter cantable sin perder cohesión. En el Finale, el cuarteto equilibró con solvencia la tensión acumulada y el despliegue temático, para cerrar una interpretación que se destacó por el compromiso con la que asumieron el discurso de Brahms.

Lirismo y economía
Compuesto en 1889, el Cuarteto n.º 2, op. 87 representa una de las obras más logradas de Antonín Dvořák en el ámbito camerístico, tanto por su despliegue estructural como por la libertad con la que articula el tratamiento temático. Dividido en cuatro movimientos, combina una notable economía formal con la profusión lírica que solo Dvořák puede dar.
El Allegro se basa en un contraste temático claro, con pasajes de fuerte impulso rítmico y momentos de mayor expansión melódica, que el Fauré Quartett interpretó con intensidad controlada y atención al carácter orquestal de la escritura. En el Lento la línea del violonchelo inicial dio lugar a una sucesión de episodios melódicos tratados con un refinado trabajo dinámico; el ensamble alcanzó aquí uno de los momentos más íntimos del concierto.
Finalmente, el Allegro ma non troppo dio un cierre a la lectura del conjunto que se destacó por su unidad expresiva y virtuosismo, confirmando la afinidad del cuarteto con el repertorio de Dvořák. Para cerrar la velada se interpretó, fuera de programa, Faurétango -de Eduardo Hubert- una obra en sintonía con la efusividad del público porteño, que fue moderando sus aplausos entre movimientos a medida que sucedía la noche.
Sin los aplausos entre movimientos y las toses del público, el concierto habría sido una excelente grabación de estudio. El Fauré Quartett ofreció versiones de gran claridad formal y expresiva, alejadas muchas veces de lo previsible pero siempre coherentes, construidas con sensatez, aplomo e inteligencia, y animadas por un sentimiento genuino que preservó la esencia de la música de cámara romántica.

Ficha
Fauré Quartett
Calificación: Excelente
Función inaugural de la 73ª Temporada del Mozarteum Argentino. Músicos: Dirk Mommertz (piano), Erika Geldsetzer (violín), Sascha Frömbling (viola) y Konstantin Heidrich (violonchelo) Programa: Johannes Brahms, Cuarteto para piano y cuerdas n.º 2 en la mayor, op. 26; Antonín Dvořák, Cuarteto para piano y cuerdas n.º 2 en mi bemol mayor, op. 87. Teatro: Colón, lunes 5 de mayo