En la causa que el juez Ernesto Kreplak investiga la muerte de 96 personas que recibieron fentanilo contaminado en distintos centros de salud del país, algunos personajes se empiezan a querer reubicar. Uno de ellos es la actual directora de la ANMAT, Agustina Bisio: en un escrito judicial reciente en el que admitió que en enero había mantenido una reunión con los laboratorios bajo sospecha (HLB y Ramallo), intentó despegarse de su ex subordinada al mando del Instituto Nacional de Medicamentos (INAME), Gabriela Mantecón Fumado, ya que -da a entender- la habría arrastrado a participar de esa reunión, con el argumento de que no quería quedarse sola porque los de HLB “son personas complicadas”.
En la ampliación de su testimonio, Bisio explica que la reunión fue el 14 de enero y que fue “la primera y la única” que ella mantuvo con personas ligadas a los laboratorios en cuestión. En cuanto a la referencia al particular perfil “complicado” de Ariel García Furfaro (dueño de estas firmas) y de su entorno, da a entender que fue pronunciada por quien -a diferencia de ella- sí los conocía: Mantecón Fumado, que hasta hace algo más de un mes manejaba el INAME, pero por el escándalo del fentanilo, fue desplazada del cargo. Además, como Bisio, tiene el teléfono incautado por la Justicia.
El nuevo escrito de la directora de la ANMAT se sumó al expediente el 12 de septiembre, sólo unas semanas después de que el Ministerio Público Fiscal le solicitara al juez excluir al Ministerio de Salud de la Nación (bajo cuyo paraguas orbita la ANMAT) de su rol de querellante en la causa y de que Mantecón Fumado fuera desplazada de la dirección del INAME.
Fuentes oficiales dejaron entrever a Clarín que el futuro de Bisio en la ANMAT tampoco está firme. Deslizaron que el problema en su caso es que no es un cuadro técnico fácil de reemplazar. El mayor ruido interno se generó, al parecer, tras el tardío reconocimiento de Bisio de la reunión con representantes de HLB y Ramallo.
Según las mismas fuentes, el futuro laboral de la mujer de 70 años que trabaja en las altas esferas del organismo desde 2010, cuelga de dos procesos que corren en paralelo: el devenir judicial de la causa del fentanilo propiamente dicha, y un sumario que la Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA) está terminando de elaborar, a pedido del ministro de Salud, Mario Lugones.

Qué dice la declaración ampliada de Bisio
Pero, si alguien corta clavos en estos días son las familias de las víctimas, que siguen esperando más resultados del análisis de muestras del Cuerpo Médico Forense. Y, también, los 17 imputados en la causa, todos vinculados a los laboratorios HLB y Ramallo, y todos a la espera de saber si la Justicia ratificará o desestimará su situación procesal.
En medio de tantas definiciones, la directora de la ANMAT creyó oportuno entregar un escrito breve en el que reconoce que hizo algo importante que había omitido en su declaración testimonial del 15 de mayo, apenas se difundieron las primeras nueve muertes de pacientes ligadas al fentanilo contaminado.
Allí Bisio admite lo dicho en una nota periodística que dio a conocer una reunión entre ella y referentes de HLB, el 14 de enero. Detalla que asistieron Javier Tchukram (director de Manufactura de HLB y director general de Laboratorios Ramallo S.A); María Victoria García, gerenta de Gestión de Calidad de Laboratorios Ramallo, y dos miembros de la familia archi cuestionada en esta causa: Ariel García Furfaro, dueño y responsable de HLB y Ramallo; y su hermano Ariel.
Los cuatro están ahora imputados en la causa, pero en esas semanas de enero pasaban otras cosas. Hacía sólo 10 días que se habían liberado para la venta las más de 300.000 ampollas contaminadas con bacterias multirresistentes a antibióticos, y todavía faltaban un par de semanas para que la ANMAT definiera enviar a Ramallo una carta de advertencia en la que les ordenaron “no continuar con su actividad productiva hasta no dar cumplimiento a las deficiencias” detectadas, citando el texto de Bisio.
“El intercambio entre ellos fue acalorado”, califica Bisio en su relato, en alusión a la reunión, en la que dice que ella se mantuvo «callada» todo el tiempo, y que la que habló fue Mantecón Fumado. Cuenta que la entonces directora del INAME defendía “la tarea llevada adelante por los inspectores” y resaltaba “las falencias que se habían detectado”. También aclara que se conversaron “otras quejas por trámites administrativos iniciados por la empresa, respecto de los cuales reclamaban ‘efusivamente’ que nunca se los aprobaban”.

Luego de haberlo escuchado fuera de sus cabales en videos que se viralizaron, es fácil imaginar a García Furfaro irritado en esa reunión. También es lógico preguntarse por qué la funcionaria evitó compartir en su declaración de mayo esos instantes evidentemente memorables para ella.
Tanto, que además de aclarar que no conocía “la totalidad de la temática a tratar”, sumó: “No es nada habitual este tipo de reuniones, por lo que se trataba de algo excepcional”.
Miedos y fantasmas en la causa por fentanilo
Bisio intenta aclarar por qué el encuentro no quedó consignado oficialmente en el Registro Único de Audiencias de Gestión de Intereses, espacio donde los funcionarios públicos deberían (aunque ocurre poco) asentar los encuentros que mantienen con terceros que podrían pretender “sembrar” un poroto a su favor dentro del sector público. Es básicamente un insumo informativo para la ciudadanía.
El texto busca ser objetivo y aclaratorio pero sostiene el inocultable tono a la defensiva de alguien que teme ser apuntado en el futuro. Resalta que ella no estaba al tanto de la temática a tratar, que no conocía a los asistentes y que todo eso lo manejaba el INAME, pero que ella se sumó por el explícito pedido de Mantecón Fumado.
Aunque sus propios miedos se vislumbran, Bisio resalta los temores de su ex súbdita. Ella no sólo la convocó a la reunión porque “son personas complicadas” y para “mantener el orden”. Además, dice en alusión a la carta de advertencia: “Me pidió que la suscribiera junto con ella, porque temía represalias contra su persona, a lo que accedí”.
Por haber firmado ese documento, se defiende: “Resulta ridícula la conjetura de algún medio de comunicación sobre un posible contubernio con los responsables de HLB Pharma Group”.
Y casi en el cierre de ese pasaje, elije con énfasis dejar claro que no pondrá las manos en el fuego por nadie más que ella. Es una aclaración que figura entre paréntesis. Y, sin embargo, lejos está de ser menor: “(hoy, tras todo lo sucedido, advierto que también fue posible que, con esos pedidos, la Dra. Mantecón Fumado intentara involucrarme en cuestiones en las que ella era la única responsable, por sus facultades, para intervenir).
PS