El ingreso de carne con hueso desde el norte del río Colorado ya es un hecho en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, aunque persisten dudas sobre la aplicación de los controles del SENASA. El primer impacto se siente en los precios: el asado podría bajar entre un 25% y un 30%, según estimaciones de carniceros locales.
Desde la ciudad de Cipolletti confirmaron que los primeros cargamentos ya llegaron. “Ayer ingresó el primero”, aseguró José Luis Bunter, empresario cárnico y titular de la Cámara de Industria y Comercio de Cipolletti. En diálogo con distribuidores de General Roca, también reconocieron que ya están preparando ofertas con esta nueva mercadería. Sin embargo, la duda está en cómo reaccionarán los controles del SENASA en los pasos interprovinciales.
Diferencias en la interpretación de la resolución sanitaria
El conflicto surge por la interpretación del “doble envasado” exigido por la normativa sanitaria. Mientras que dirigentes rurales entienden que se trata de cortes envasados al vacío y luego encajonados, los frigoríficos del norte están enviando carne colgada o en manta, con doble bolsa pero sin vacío. Esa diferencia podría provocar rechazos en los controles si se considera que no cumple los requisitos.
“Por ahora viene con bolsa, sin vacío. Está más barato al por mayor, unos $200 menos por kilo, pero no habrá un impacto grande en el mostrador”, sostuvo Bunter. En especial, el asado podría ofrecerse con descuentos, aunque algunos empresarios fueron cautos sobre la posibilidad de trasladar esa baja al consumidor final.
El precio baja, ¿pero la calidad también?
Uno de los puntos señalados por los carniceros del Alto Valle es que la calidad no es la misma. Mientras que en la región se consume carne de media res liviana (90-110 kilos), lo que está llegando son cortes de animal pesado de exportación (150-180 kilos), con mayor contenido graso. “No es lo que estamos acostumbrados a vender”, admitió un comerciante con trayectoria.
El frigorífico General Pico, de La Pampa, decidió postergar sus envíos para cumplir con el envasado al vacío, lo que evidencia diferencias entre operadores sobre cómo adaptarse a la normativa. En cambio, frigoríficos como Alsina, de Carhué, ya están presentes en carnicerías de Roca, aunque la respuesta en redes fue prudente: “Hay que ver la calidad”, dijo un carnicero consultado.
Más allá de las diferencias técnicas y de calidad, la realidad del bolsillo manda. “No hay poder adquisitivo, no hay circulante. Cualquier oferta que pongamos, se vende”, resumió el dueño de una cadena de carnicerías. En ese contexto, el asado se presenta como un producto para atraer clientes, sin modificar sustancialmente los precios de las pulpas o cortes habituales.