A sus siete años, Dionisio, el hijo de Flavio Mendoza, ya conoce el estrellato de una forma que su propio padre, una figura icónica del espectáculo, tardó décadas en alcanzar. A pesar de todo, este pequeño se destaca por ser «muy sociable», demostrando que la fama no le ha restado su esencia infantil.
“Dionisio hace doble escolaridad. A mí me parece que es un montón, pero tiene de todo: natación, acrobacia, fútbol… con un padre vedette. La tecnología la usa hasta ahí. Él no me toca el celular porque sabe que es de adulto. Y cuando me pregunta por qué otros nenes lo usan, le digo que está mal. Por suerte es muy sociable», cuenta el artista a Revista GENTE al hablar del pequeño de siete años.


Y enfatiza, entre risas: «Yo estuve 45 años para ser tapa de revista y él a los 15 días ya lo era. Está viviendo una vida totalmente diferente. Por eso lo sostengo con los pies en la tierra; me gusta que sea un nene bueno, generoso y humilde».
-¿Sos un papá estricto?
-Sí. Por ahí le digo que no a algunas cosas y después las terminó haciendo porque él me puede, pero lo que trato es que la disciplina y la rutina existan. Si no tiene ganas de ir a acrobacia un día, le adelanto que por ahí otro día puede faltar, pero ése no. La generación de hoy, y lo veo porque tengo escuela de danza, se aburre de las cosas y las deja. O cambia de una clase a otra. No hay una disciplina, algo con lo que no concuerdo. No pueden hacer lo que quieran, porque sino nunca van a encontrar lo que les guste.
-¿Y con qué otras cosas lo incentivas?
-Ahora lo puse a leer libros. Obvio que a él no le interesa, porque hay cosas tecnológicas que le llaman la atención. Le di un libro de Andrew Lloyd Webber, un escritor increíble que hizo unas obras tremendas. Para engancharlo antes le cuento sobre qué vamos a leer. Avanzamos unas tres páginas por día. Después de la lectura vuelvo a explicarle todo, con el objetivo de que pueda sentir ese sabor que tiene leer un libro. Yo no fui de hacerlo en mi infancia, pero siento que hay cosas que tiene que hacer sí o sí, y yo estoy para motivarlo.

-Si bien es chico, ¿lo ves siguiendo la herencia familiar?
-Nací en un circo y cuando veía lo que hacía mi familia no me copaba. Yo quería bailar. Sin embargo, el que es de sangre de circo por lo general quiere dedicarse al circo, aunque yo pretenda otra cosa. Siempre me gustó algo variado que me brinde adrenalina. Y con él siento que es igual.
-¿Entre tanto trabajo te pide algún viaje?
-Justo el otro día lo hablábamos. Con él se da algo especial porque es de los nenes que tiene a su papá sí o sí trabajando mientras el resto puede estar de vacaciones con sus hijos. Mi último viaje por trabajo fue a Canadá, así que pasamos por Nueva York y nos quedamos cinco días. Fue la primera vez que nos quedamos totalmente solos de vacaciones. La pasamos increíble. Fue especial. Por eso el otro día me preguntó cuándo lo voy a llevar otra vez de vacaciones, y le dije que cuando terminemos con las funciones vamos a ver cómo hacemos para irnos unos días a algún lado.

-¿A dónde quiere ir?
-A Nueva York… ¡Tranquilo!
El gran momento de Flavio Mendoza con su circo
«Yo me alejé de los teatros porque me limitaban en espacio y altura. El circo me permite volar. Si bien tengo ganas y estoy proyectando un show teatral, le vengo poniendo todo al circo porque quiero que camine solo. Ya pasamos los 60 mil espectadores y finalizando las vacaciones de invierno planeamos superar los 80 mil. Es mucho para este país. Eso me pone bien porque logré una marca, la gente sabe que lo que haga va a estar bueno. Nunca me la creí. Para esto no hay receta, aunque sí, las cosas salen con pasión», destaca.

-¿Cómo hacés para superarte en ideas?
-Soy muy quejoso…, pero a la vez me doy cuenta de que me quejo de lleno. Siempre, no sé por qué, estoy buscando la superación. Hoy un espectáculo itinerante no puede tener la tecnología que la que tiene éste, y nosotros contamos con ella. Mi propia familia me dice que no sume más cosas. Mis primas siguen mi locura. Cuando terminemos la temporada acá en Buenos Aires vamos a volver a China para planear nuevas ideas.
-¿Y la inversión?
-Más allá de que esto tiene que ser un negocio, lo primero que buscamos es lo que queremos expresar. No manejo la economía del show. En mi país puedo hacer todo lo que se me da la gana, y funciona porque tenemos una marca garantizada.

-¿Se recupera ?
-He tenido temporadas malas y buenas, pero desde que saqué el circo nunca perdí. Hay una proyección enorme. Vamos a traer un gran lugar para hacer entretenimiento, que no sé como llamarlo: no es una carpa, ni un teatro. Es como un Arena. Nos encontramos en un momento muy bueno a nivel producción. Creo que esta propuesta que tenemos no existe en Argentina. Estoy muy orgulloso porque la gente nos sigue eligiendo, y se nota en la taquilla. Si no yo estaría repartiendo volantes.
Fotos: Chris Beliera
Agradecemos a Anto Cores (Agencia Coral)