Hansi Flick no engaña. Su trato con los demás un año después de su llegada a Barcelona no ha cambiado. Mantiene su buen color (producto del verano en Formentera), su talante optimista y su ambición. Pero también tiene las ideas claras y no se casa con nadie. Cariño y firmeza a partas iguales para que el rumbo de la nave barcelonista siga por los mismos derroteros que la pasada campaña.
]]>