Alguna vez, Francisco Grahl fue una de las joyas de las Inferiores de Almirante Brown. Debutó a los 17 años de la mano de Blas Giunta, se marchó a una prueba en Niza (Francia) y fue vendido a Boca Juniors con un puñado de minutos en Primera. La pelota siguió rodando en su vida. Volvió del Xeneize, se afirmó en el Mirasol y le tocó padecer el sinsabor del descenso en 2014. De allí en adelante, el zurdo de Isidro Casanova construyó una carrera más que interesante, con pasos en la Liga Profesional y en el fútbol de Perú y Nicaragua.
Once años después de su partida, el habilidoso mediocampista quiere demostrar que las joyas no se deprecian con el tiempo. “Yo sabía que las puertas siempre estaban abiertas. Es un momento en el cual me agarra maduro y analizando la situación. Cuando me llamaron, no lo dudé ni un minuto. Se tenía que dar sí o sí y estoy muy feliz”, celebró.
Si bien fue tentado en otras oportunidades para volver a La Fragata, el ex Atlético Tucumán y San Martín de San Juan explicó por qué se produjo su regreso en este mercado de pases. “Hay veces que tienen que coincidir varias cosas. Las chances en que pude haber venido surgían ofertas del exterior, que también era un sueño mío. Después, también está que un entrenador te pida o que no haya muchos jugadores en tu puesto”, razonó.
Experiencia
Sobre su experiencia reciente en Real Estelí, de Nicaragua, Panchito contó: “Es un fútbol totalmente distinto al nuestro. Era el mejor equipo de allá y siempre dominábamos los partidos. Me sentí bien y creo que fue una buena experiencia. Igualmente, no son tan fanáticos… de hecho, el deporte preferido allá es el béisbol”.
Después de una semana de trabajo con sus nuevos compañeros, el volante podría debutar este sábado ante CADU en Zárate. «Vengo a aportar lo mío y a ayudar desde donde me toque”, subrayó.
Lo espera un presente tormentoso y una responsabilidad gigantesca. Pero conoce el paño y los colores. Tal vez, sea el revulsivo que se estuvo buscando…