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domingo, agosto 10, 2025

Fue uno de los fundadores de NTVG y tuvo que romper un karma familiar para lanzar su primer disco en 10 años

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«Soy como los extraterrestres: aparezco cuando explotan las bombas atómicas”, dice Mateo Moreno, y su carcajada se adelanta al estribillo de “Vivir sin aire”, de Maná, que se cuela por los parlantes del bar céntrico donde se encuentra con El País. La sonrisa queda flotando un segundo antes de que su voz se vuelva más calma, más íntima. “Pero tengo la suerte enorme de que, si tengo ganas de dormirme en los laureles durante 10 años, la gente igual me da bola. Y me siento muy afortunado, a nivel Dios, por eso”.

El exbajista de No Te Va Gustar, cuya firma figura en clásicos como “Cielo de un solo color” y “Ya entendí”, está de regreso con A vos te hicieron peor que vos a mí, su primer disco desde 2015. Moreno, que desde hace años reparte su vida entre Buenos Aires y Montevideo, acaba de lanzar 15 canciones, tiene shows en el horizonte y el impulso de retomar su camino. Es, en varios sentidos, un nuevo comienzo. Uno con el entusiasmo y la incertidumbre de quien ya estuvo ahí, pero vuelve distinto.

El punto de partida se puede ubicar en diciembre pasado, en la rambla del Club de Golf. Allí, la banda de la que fue parte hasta 2007 lo invitó al cierre de su gira por los 30 años. “El primer invitado de la noche, y tiene su lógica, porque fue con quien empezamos todo esto: el hermano, Mateo Moreno”, lo presentó Emiliano Brancciari, antes de un abrazo que dio paso a “Ya entendí”.

En escena, Moreno sonreía, hacía coros, bailaba con su bajo y se cruzaba miradas con Brancciari, con la complicidad de quienes se conocen de toda una vida. La canción terminó con los dos enfrentados, bien cerca, cada uno con su instrumento, riéndose mientras cerraban el tema. Fue una postal perfecta: un reencuentro que decía mucho, más desde el gesto que desde las palabras.

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Mateo Moreno y Emiliano Brancciari.

Foto: Agustín Millán.

“Fue muy emocionante reencontrarme con toda la barra”, dice ahora. Y la idea se extiende a padres, parejas, hijos y hasta “gente de la movida” que volvió a ver en los camarines. “Fue una felicidad relinda sentir que mis temas siguen siendo parte del inconsciente colectivo de la banda, y que el amor con Emi y los gurises está intacto. Más allá de todo lo que pasó, creo que fue la separación más budista y sana posible, sin mezquindades ni resentimientos. Cada uno confía en lo suyo. Yo admiro mucho a Emi, y estoy muy feliz con ellos y con su carrera solista”.

Robot”, una de las canciones protagonistas de A vos te hicieron peor que vos a mí, reafirma ese vínculo. Además de Brancciari, participa el baterista Pablo “Chamaco” Abdala, otro ex miembro y parte del núcleo fundador de NTVG. “Somos amigos desde los 13 años, así que somos como hermanos. Podemos no vernos por mucho tiempo, pero en un instante vuelve a ser todo igual”, comenta.

El tema —un rock pegadizo, con potencia de hit radial— parte de un estribillo que había quedado afuera en tiempos de NTVG, y que ahora recupera para darle mayor fuerza. Cuestiona el individualismo alimentado por la dependencia tecnológica e invita a ser más empático. “Por definición, soy un humano más que solo necesita tu atención”, dice la letra. Es, también, un buen resumen de la filosofía de Moreno.

Antes de seguir, surge la pregunta inevitable: ¿qué hizo Mateo Moreno durante esta década? “No es que perdí el tiempo: hice quizás el mejor disco de mi vida, que es Mia, mi hija”, dice. “Tuve un padre no muy presente, así que me ocupé de cambiar ese karma hacia adelante. Hoy mi hija tiene 16 años, está rebien, y eso para mí es todo”.

En paralelo, el bajista nunca se alejó de la música. Radicado en Buenos Aires, presentó Meridiano (2015), un disco con DVD incluido, y luego se volcó a su faceta de productor artístico. “Allá producir no es poca cosa. Es la tierra de los cracks y los capaces, y cualquier experticia cuesta el triple”, asegura. Entre sus trabajos figuran nombres como La Joaqui, León Gieco y Tabaré Cardozo. También siguió como bajista en Los Bochamakers, el histórico grupo de Martín Buscaglia.

Cuando se disponía a grabar un nuevo álbum, irrumpió la pandemia. “Durante dos años no pude venir ni a ver a mi vieja”, recuerda. El reencuentro vino después, junto con la posibilidad de grabar en el estudio porteño Déja Vú bajo el respaldo del sello Bizarro. Y así, 10 años después, apareció A vos te hicieron peor que vos a mí, una hora de música donde Moreno se rodea de colegas y amigos como Martín Ibarburu, Dostrescinco, Pedro Alemany y, claro, dos de sus excompañeros de No Te Va Gustar.

Mateo Moreno.
Mateo Moreno.

Foto: @fotovejero.

Las canciones rondan entre la reflexión que provoca la mirada interior y su posición ante el mundo que lo rodea. “Mi hija me dice que las canciones son medio Nostradamus”, cuenta, entre risas, sobre letras como “Una vorágine” o “Drones”, que anticipan con crudeza conflictos bélicos actuales. Moreno asegura que el rol del artista es el de un “transductor”: alguien que convierte lo que pasa —afuera y adentro— en canciones. “Uno está al servicio de la música y de la gente”.

A vos te hicieron peor que vos a mí también reafirma una convicción musical que arrastra desde sus primeros años: la idea de que forma y contenido pueden ir por carriles distintos sin contradecirse. “Como en la época de NTVG, hago letras superprofundas con ritmos más bailables, como reggae o funky”, explica. “Porque si ponés una letra triste con una música triste es redundante: son dos platos de sopa”, subraya.

Tensión”, candidata a ser el hit del disco, es el ejemplo perfecto: con un reggae bailable y de melodía sumamente pegadiza, dispara frases como “el dolor se hace abecedario” e invita a “abrir el sol de esta mañana gris”. En el plano musical, además, se permite mostrar todas sus facetas. Se pasea por el rock, el rap, la bachata, y en la irresistible “Antídoto”, fusiona un milongón con funk y un coro a lo “Vai passar” de Chico Buarque. Incluso reimagina “Resolana”, de Juan Falú.

El siguiente paso será llevar estas canciones al escenario: el 18 de octubre en Magnolio Sala (entradas en RedTickets por 500 pesos) y el 13 de noviembre en Roxy Live, en Buenos Aires. Todo con una banda de músicos uruguayos y argentinos, como su presente.

Más allá del regreso, de los amigos o de los géneros que atraviesan su nuevo disco, hay algo más profundo en juego: una sintonía emocional que lo empuja a hacer música para sí mismo. “Yo hago los discos para mí. Si te fascina a vos, seguro vas a encontrar tu nicho naturalmente”, asegura.

Redacción

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