La vida marina de las profundidades es objeto de investigación continua en la comunidad científica. Todavía hay especies que no se conocen por lo inaccesible de su hábitat, o incluso por sus capacidad de ocultarse y mimetizarse con el ecosistema natural. Esta vez fue el presunto avistamiento de un «pez telescopio» lo que generó desconcierto.
En la red social X un breve video se hizo viral, donde se observan las características físicas más llamativas del pez: sus ojos tubulares, similares a la forma de un telescopio, y también a los binoculares, captaron la atención de más de 1,2 millones de usuarios que le dieron play al clip.
Tras semejante caudal de reproducciones, muchos empezaron a preguntarse cuál era el motivo de la viralización. Hubo versiones creadas por los propios internautas que indicaban que el Conicet encontró al raro pez en el fondo marino, en el marco de la expedición internacional que se está llevando a cabo en el Cañón Submarino Mar del Plata, donde sí se hallaron otras especies que también fueron furor en las redes, pero no esta en particular.

Principalmente esta posibilidad se desestimó porque el video data en realidad de 2009, y las imágenes corresponden a un relevamiento realizado por MBARI (Monterey Bay Aquarium Research Institute), un centro de investigación oceanográfica sin fines de lucro, que promueve la ciencia y la ingeniería marinas para comprender nuestros océanos cambiantes.
El «pez telescopio» vs. el «pez barreleye»: cuál es cuál
Las confusiones son comunes en este tipo de temática, y la biología marina tiene la verdad a la hora de buscar respuestas con sustento científico.
Al principio se creyó que se trataba del «pez telescopio», perteneciente a la familia Giganturidae, que forma parte de la fauna abisal y habita entre los 500 y 3.000 metros de profundidad.
Aunque el nombre puede generar una expectativa imponente, lo cierto es que por más terrorífico que sea su aspecto, tiene un tamaño de entre 15 y 21 centímetros de longitud.
Además existe una variante del pez dorado, conocido como «pez dorado telescopio», que se caracteriza también por sus ojos salientes, pero es una variante del clásico Carassius auratus, desarrollada desde principios de 1700 en China, donde el rasgo se conocía como «ojos de dragón«, asociado a la buenafortuna y presente en los acuarios de muchos restaurantes y en las propias peceras de los habitantes..
Las criaturas más extrañas halladas en la transmisión en vivo en el cañón submarino de Mar del Plata
Muchos usuarios recurrieron a Grok, asistente de inteligencia artificial desarrollado por xAI, la compañía fundada por Elon Musk, para consultarle la veracidad de las imágenes.
La respuesta que arrojó fue que en realidad este pez se llama Macropinna microstoma, conocido comúnmente como pez barril, pez de «ojos de barril» o barreleye. Tiene en común el tamaño, que no supera los 15 centímetros de largo, y los famosos ojos tubulares, que le permiten ver en la oscuridad profunda.

Efectivamente, es tipo de pez fue un descubrimiento de la ONG MBARI durante una expedición en 2009, cuando filmó el avistamiento y comprobó que «pueden ver a través de sus propias frentes gracias a sus cabezas transparentes«.
Antes de ese registro fotográfico se creía que la mirada del pez barril era fija, y miraba directamente hacia arriba. No se sabía que podían girar los ojos hacia adelante para ver su alimento mientras comen.
Por eso, el pez ojo de barril se destaca como uno de los más excepcionales, porque sus pequeñas hendiduras donde normalmente aparecen ojos en un pez son en realidad sus órganos olfativos, y sus ojos son dos orbes verdes brillantes que miran hacia la parte superior de su cabeza.
Solo una pequeña cantidad de luz penetra el agua para alcanzar las profundidades donde viven. Miran hacia arriba a través de la columna de agua para aprovechar al máximo esa luz y vislumbrar a sus depredadores y presas.
Estos pequeños peces se encuentran en contadas ocasiones durante expediciones oceánicas. Su capacidad de adaptación a condiciones tan extremas invita al estudio exhaustivo para comprender las claves de su supervivencia en medio de la oscuridad abisal.