García Cuerva en Liniers por San Cayetano: “No podemos desentendernos de los que sufren, de los que revuelven los tachos de basura buscando algo para comer”
El arzobispo de Buenos Aires pidió dejar atrás «el chiquero de las descalificaciones y del odio».
En el día de San Cayetano, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, brindó una misa en el santuario de San Cayetano en Liniers (Comuna 9). “Le pedimos a san Cayetano que interceda por nosotros para que nos comprometamos a bajar los niveles de agresión, de indiferencia, de individualismo, de crueldad”, expuso.
“No podemos desentendernos de los que sufren, de los que revuelven los tachos de basura buscando algo para comer”, lamentó. Para muchos fue un mensaje al Gobierno porteño, que reforzó la vigilancia contra recicladores y recortó subsidios a cooperativas.
El arzobispo pidió además dejar de lado la agresión y la indiferencia, y valoró la baja de la inflación “que es el impuesto de los pobres”, pero subrayó que aún queda mucho por hacer. “Le pedimos a san Cayetano que interceda por nosotros para que nos comprometamos a bajar los niveles de agresión, de indiferencia, de individualismo, de crueldad”, rogó, consignó AICA. Fue interpretado como un mensaje al Gobierno nacional y en particular al presidente Javier Milei.
“Con san Cayetano, todos hermanos”, es el lema de este año en San Cayetano, en base a la parábola del hijo pródigo. “Le pedimos a san Cayetano que haga de nuestra Patria una casa de reconciliación; que podamos abrazarnos, que podamos pedirnos perdón”, afirmó García Cuerva y alertó sobre la necesidad urgente de dejar atrás “el chiquero de las descalificaciones y del odio”.
“La casa del Padre es casa de encuentro y de trabajo. Eso es lo que nos falta a nosotros como país: encontrarnos, sentirnos cerca unos de otros, sentarnos a una misma mesa para pensar juntos, generar consensos, dialogar”, planteó.
En ese sentido, destacó el valor del trabajo como “gran ordenador social” y como un elemento esencial de dignidad.
“Le pedimos a san Cayetano por todos los trabajadores de nuestra Patria, porque como Iglesia valoramos todas las formas de trabajo: el empleo formal, los emprendimientos familiares, la economía popular, el reciclado, las changas”, puntualizó y profundizó: “Toda actividad que, con esfuerzo, lleva dignamente el pan a la mesa merece ser reconocida, acompañada y protegida”.