Cuarta temporada de The Bear (Disney+) y la sensación de vivir atrapado en un tiempo que repite el mismo qué, el mismo quién y el mismo cómo. Primeros planos cada vez más angustiantes, diálogos intensos injustificadamente interminables y, muy de vez en cuando, algún chispazo que nos remite a escenas y momentos de temporadas anteriores.

Tina (Liza Colón-Zayas) en una escena de The Bear .
Disney+
Puede que la vida del restaurante y los psicodramas de sus empleados y propietarios interesen a un público adicto, pero la indiscutible calidad audiovisual del producto ya no compensa la atención que nos exige. Esta sensación de saturación define el carácter torturado del protagonista, que durante todos los capítulos exprime un hartazgo existencial y un conflicto interior que ya le conocemos. Un hartazgo que, a medida que pasan los minutos y las horas, se acaba contagiando al espectador. De manera que si –atención: spoiler– él está pensando en cambiar de aires para encontrarse a sí mismo y hacer un reset vital, nosotros también.
Si leen o escuchan que la serie de la BBC ‘This city is ours’ es muy buena, créanselo
LIVERPOOL. Si leen o escuchan que la serie de la BBC This city is ours es muy buena, créanselo. Después de haber visto Tierra de mafiosos (SkyShowtime), podemos creer que estaremos saturados de historias de mafiosos británicos. Pero This city is ours tiene un tono más clásico y aplica la estructura trágica a la realidad de un clan familiar de narcotraficantes con sede en Liverpool.
Es verdad que los conflictos son los de siempre, y que, en la práctica, siempre acaba habiendo una lucha de poder testosterónica, un hijo irresponsable que actúa sin pensar en las consecuencias de sus actos, unos policías perseverantes y obsesivos, traidores varios y unas mujeres inteligentes que, desde la distancia, intentan influir en el destino individual y colectivo de la historia.
Aquí, sin embargo, la calidad de la factura se impone como un valor que no solamente mantiene la atención del espectador sino que la estimula, una sensación que, por desgracia, el alud descontrolado de oferta tiende a castrar peligrosamente.
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Y también hay una referencia a la España actual, reconvertida en el paraíso impune de todas las grandes mafias europeas y sudamericanas. Una Costa del Sol que se nos presenta como la solución blanqueadora de muchos negocios que son propiedad de individuos con códigos morales implacables, escrúpulos escasos y una innata capacidad por la violencia.