“Siento que estoy entrando en un terreno conocido, pero desacostumbrado”. Con esa frase, Gerardo Romano define su presente profesional. Tras diez años haciendo Un judío común y corriente, ahora emprende un nuevo proyecto arriba de las tablas con El secreto. Todo un desafio al tener que compartir escenario con otros colegas luego del “acostumbramiento” al unipersonal.
“Ahora tengo que consensuar”, dice entre risas a Revista GENTE sobre el contacto diario con Ana María Picchio, Rodrigo Noya y Gabriela Sari, sus otros compañeros de cartel. “Sé que es una buena gimnasia, pero si uno aspira a tener una relación empática, confortable y armoniosa tenés que hacerlo. Si uno no le preocupa eso o no aspira a eso, te quedas más en modo unipersonal, porque te preguntás vos, contestas vos, decidís vos, y obedeces o no”, agrega.

Y cuenta sobre la trama de la pieza que se estrena este 20 de agosto: “La obra me resulta interesante. Se mete con cosas muy complejas. Por momentos en tono humorístico, pero nunca perdiendo la línea de la verdad y la crudeza de lo que se está develando. A mí la obra me ha ido ganando a medida que la internalicé, que incorporé lo que le pasa al personaje de una manera cruda. Fui muy crítico del guión, avancé paso a paso, y así fue que me terminó dando vuelta la historia”, confiesa.
“Estoy muy contento de hacerla. Me divierto mucho y disfrutando de mis compañeros, y creo que son los mejores compañeros que me podrían haber tocado”, comenta.
-En esto que hablábamos recién de consensuar, vos me decías que fuiste crítico. ¿Aportaste alguna idea o propusiste algún cambio y te lo tomaron?
-Sí. Antes de aceptarla. Antes de terminar de decir que sí nos sentamos a leer tres domingos seguidos con la Ana María para analizar el guión intensa y extensamente. La idea era ver si los problemas que encontrábamos subsistían, si eran solucionables, y aquí estamos a punto de estrenar. Todo salió más que bien.
-Después de diez años, ¿vivís como un duelo este cierre de etapa de El judío común y corriente?
-La verdad que no. Espero tener salud como para poder volver a hacer esta obra, desearle una auspiciosa y larga vida a El secreto, pero saber que El judío está ahí para siempre y me espera y que comulgo con todo lo que dice. Amo al personaje, quiero mucho ese judío progresista, generoso, con una mirada sobre la justicia muy involucrada, y muy comprometida.

-Un personaje vigente a pesar del paso de los años.
-Imaginate la vigencia que tiene en un mundo como el de hoy, donde hay 14 millones de judíos en el mundo y el islamismo o el cristianismo tienen miles de millones de fieles y, sin embargo, como un puñado de judíos han podido arrojar tanta luz sobre el mundo. Freud, Marx, Einstein y Jesús. Todos judíos.
La vida de Gerardo Romano hoy
Gerardo Romano, de 79 años, hizo público en 2024 que padece Parkinson, una enfermedad neurodegenerativa que afecta el sistema nervioso y provoca síntomas como temblores, rigidez y lentitud en los movimientos. Desde entonces, el actor continúa trabajando en teatro y televisión (también forma parte del elenco de En el barro de Netflix), incorporando a su rutina un tratamiento médico y ejercicio regular, que incluye nadar cuatro veces por semana alrededor de un kilómetro por sesión. Romano ha contado que el diagnóstico le generó angustia, pero que eligió mantener su actividad laboral como parte de su respuesta a la enfermedad.
-¿Cómo te cuidas para seguir activo?
-Voy a todos lados, sea donde sea que me citen, en bicicleta. Voy a natación y nado 1 kilómetro cada vez que voy. Lo hago tres veces por semana. También voy un poquito al gimnasio, y hago jardinería. Digo jardinería real: pico, pala, rastrillo, azada, que son esos instrumentos los que hacen que te trabaje zonas musculares que no trabaja el gimnasio. Por ejemplo, la azada te trabaja en un lugar de la cintura que si no es con ese movimiento no lo ejercitás nunca.
-Sé que vivís en Capital así que me sorprendiste con esto de arar la tierra.
-Siempre tuve un pedazo de tierra.
-¿Te gusta tener otro tipo de planes más sociales?
-No, no salgo.

-¿Por qué?
-Porque tengo mucho que hacer adentro. Porque la guitarra está adentro, el piano está adentro, los libros están adentro, el Instagram está adentro, y este trabajo de entretener. Entonces, que mi descanso o mi pasatiempo sea también el pasatiempo es medio raro.
-¿Y te gusta ir a ver otros colegas?
-Si está bueno lo que hacen, me gusta. Si no, saludo a las puteadas. Pero en general voy a ver teatro alternativo en general.
–¿Hay asignaturas pendientes en tu vida?
-He hecho de todo. He trabajado mucho. A los 30 años tenía cinco trabajos. Y no, no tengo cuentas pendientes en general que pasen por trabajos o cosas, sino por las relaciones afectivas, la relación con mis padres, con mis hijos, con mis hermanos, con mi familia, con los desconocidos, con los que me toca interactuar. Duermo tranquilo, por suerte.
La preocupación de Gerardo Romano por el futuro de los jóvenes
“Siento mucha pena por los jóvenes que les toca este momento social histórico, este momento cultural de crisis, porque tienen toda su vida por hacerse y las circunstancias son complicadas”, reconoce a Revista GENTE.
-Siempre tuviste una voz crítica, ¿cómo vivís el día después a una opinión fuerte?
-A mí, más que las tergiversaciones o sacadas de contexto, me cansan los trolls y las fake news. Hace años que ponen mi foto en redes sociales con un epígrafe que dice, «los viejos, muy viejos, deberían morir». Y después leo en Instagram una señora que me dice, “yo lo veo que tan cariñoso con su hijo, con su hija y que tiene gestos generosos y empáticos, ¿cómo puede querer que nos muramos los viejos y justo usted que está empezando a ser viejo?”. Ya le metieron eso en la cabeza. Pero bueno, forma parte de la ética oficial.
-¿Y qué mensaje le querés dar a esos jóvenes que te generan preocupación?
-Que el mundo pueden cambiarlo ellos con compromiso, con trabajo, con esfuerzo, juntándose. La única alternativa.

-¿Mirás tele?
-Sí, miro tele porque soy de esa generación.
-Justamente hubo todo un revival de los noventa con la serie de Menem, la pelea de divas por el tapado… ¿Miramos tanto al pasado porque no se renovaron las figuras?
-No, no falta farándula… ¡Sobra! Prefiero una cultura más profunda, que no se quede en la superficialidad de la farándula, sino en los problemas más importantes y que nos atañen a todos y que puedan ser solucionados.
-¿Cuáles son esos problemas para vos?
-La educación y el hambre, sobre todo en nuestro país. Una Argentina tan injusta en la cual acabamos de ver cómo el gobierno le negó el aumento a los jubilados y le concede las retenciones al campo. Yo no me imagino alguien más poderoso que alguien que está al pedo tirado y tiene 7, 8, o 10 hectáreas con la cantidad de millones de millones de dólares de renta que implica sin mover un dedo y que esa persona pueda pelear el precio contra alguien que no tiene para alimentarse. Me cuesta entenderlo.