
Barcelona
El 10 de diciembre de 2020, las obras de la Sagrera fueron testigo de la presentación en sociedad del plan de Rodalies 2020-2030. La alcaldesa era Ada Colau, ahora embarcada en la flotilla que pretende abrir un corredor humanitario en Gaza; el conseller de Territori era Damià Calvet, ahora concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, y el ministro de Transportes era José Luis Ábalos, ahora envuelto en un tsunami de casos de presunta corrupción política. Los tres se fundieron en un abrazo para dar salida a más de 6.300 millones de euros destinados a sacar del atolladero a la infraestructura ferroviaria de Catalunya. Han pasado casi cinco años y este martes, el Govern, Renfe y Adif han acordado crear una comisión que se encargará de coordinar las obras para que entorpezcan lo menos posible la circulación de los trenes que a diario usan más de 400.000 personas. La pregunta sale sola: ¿por qué no se ha hecho antes? La realidad es que los dos operadores públicos (trenes y mantenimiento de la infraestructura) funcionan a menudo de manera estanca, a veces incluso a la greña, aunque ambos dependan del Gobierno. Esto debería empezar a cambiar con el flamante grupo de expertos formado por 10 personas que echará a andar en breve bajo la dirección de la Generalitat.
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El president Salvador Illa se ha reunido este martes con los presidentes de Renfe, Álvaro Fernández Heredia, y Adif, Pedro Marco, en Sant Jaume. Con un orden del día bastante escueto: por qué las cosas van mal y qué podemos hacer para solucionarlo. Ya les contaba este diario el lunes que Rodalies no ha tenido en julio y agosto ni un solo día libre de incidencias imprevistas, es decir, aquellas que no tienen que ver con los proyectos en marcha, más de 200, según detalló meses atrás la actual titular de Territori, Sílvia Paneque. La también portavoz del Govern ha sido la encargada de desgranar la enésima hoja de ruta mejorar la vida de los usuarios del tren.

Tren de Rodalies, en la estación de Plaça Catalunya
Andrea Martínez
Sobre esta nueva comisión de control de obras, Paneque ha admitido que hasta ahora ha primado la visión de la infraestructura, es decir, la de Adif. “A partir de ahora también se pondrá el acento en el servicio y la operatividad”, ha avanzado. O lo que es lo mismo, se intentará que las inversiones previstas se realicen de la manera menos dañina posible para los viajeros. Como ejemplo, la consellera ha admitido que la reapertura del corredor del sur tras cinco meses de obras en el túnel de Roda de Berà se hizo de manera precipitada: “Si tras la recepción de las obras hubiéramos hecho más marchas en blanco ( circulaciones de trenes sin pasaje para probar la infraestructura), nos habríamos ahorrado muchos problemas”. Sucedió lo contrario, y con las prisas de estrenar el trazado, los usuarios padecieron una semana caótica.
Al margen de esta comisión que intentará que la infraestructura se modernice sin que los usuarios paguen un precio demasiado elevado, se le unen otros acuerdos relevantes. Primero, los talleres trabajarán también en fin de semana para que haya la menor cifra posible de trenes estropeados. Solo en los dos meses de verano se tuvieron que cancelar 1.500 expediciones. Para ello, Paneque ha anunciado la incorporación de 16 mecánicos más. Otro de los avances es la unificación de datos sobre incidencias en el servicio, ya que Renfe, Adif y Generalitat tienen interpretaciones muy distintas -y quién sabe si interesadas- de lo que es y no es un altercado ferroviario. La consellera ha anunciado que habrá un solo criterio y que los datos se compartirán con la opinión pública cada 15 días.
Otras medidas
La plantilla de mecánicos se ampliará para reducir la cifra de trenes estropeados, y Mossos vigilarán más el vandalismo
También está previsto, de la mano del Departament d’Interior, fortificar los puntos en los que se ha detectado más vandalismo. El ministro de Tansportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, aportó un dato al respecto la semana pasada: en el verano de 2024, el 7% de las incidencias en todo el Estado eran achacables a circunstancias ajenas a la infraestructura y los trenes, un porcentaje que ha subido al 23% en el presente estío. Con una planificación más pensada en los usuarios y no tanto en el calendario puro y duro de Adif, con transparencia en cuanto a los datos, con más vigilancia y con unos trenes más sanos, el Govern espera que las cosas vayan mejor.