Siempre marcó la diferencia. Porque aún sin contar con un reportaje adentro, fue más de una tapa. ¿Será porque se trataba de un “imán”, como la definían en nuestra revista quienes la descubrieron en sus comienzos? ¿Será porque fue una de las primeras “chicas GENTE” de la historia? ¿Será por su doble condición de belleza celestial (sólo había que verla) y belleza terrenal terrenal (sólo había que escucharla)? ¿O será nomás porque, igual que las mejores cuestiones de la vida, simplemente hacen la diferencia sin necesidad de andar explicando el porqué?
Bueno, esos son algunos de los planteos con los que nos debatimos cuando empezamos a recorrer las primeras apariciones de Graciela Alfano, una de las personalidades de Revista GENTE que ahora abordamos a través de varias de sus portadas, entrevistas y ciertas sorpresas que pretenden acercarnos una conclusión final que no sabemos si llegará, pero que realmente nos permite demostrar que sí, que la multifacética porteña que hoy cumple 74 años, siempre marcó la diferencia.
GENTE Nº 405: SU PRIMERA PORTADA… PERO SIN NOTA

El puntapié llegó desde una hipnótica tapa del 26 de abril de 1973, que ya en la página 3 de la edición 405, pretendía explicar semejante distinción para una joven de apenas 19 años que empezaba a encender las alarmas de la celebridad. Allí, se escribió:
«Graciela Alfano: Siempre mira así, un poco de costado, con el pelo tapándole un hombro y sonriendo tímidamente. Existe. Y hoy está acá cerquita, entre nosotros. Tiene 19 años y es la reina Panamericana de Belleza 1973. Casi nada. Además de ser modelo y hacer publicidad es estudiante de segundo año de Ingeniería. Le interesa hacer cine y teatro. Le gusta la política. Colecciona anillos, gargantillas y aros…».

Para seguir: «… Es de Sagitario y está de novia (con anillo de compromiso y todo) con un dichoso ingeniero agrónomo que se llama Andrés. Le gusta mucho leer: Krishnamurti, Albert Camus, Sábato y… Shakespeare. Para los días de sol reserva otra de sus viejas pasiones: los deportes. No se puede pedir nada más. Bienaventurados los que ven a Graciela, estamos seguros que de ellos será la alegría», redondeaba el párrafo con una foto superior -a mayor tamaño que las de la reina Isabel II de Inglaterra y del arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de Argentina Antonio Caggiano- que no dejaba de ratificar la tapa: estábamos ante algo más que una bella mujer.
GENTE Nº 436: TETRAFOTO DE TAPA Y EL REPORTAJE DEBUT

«Su rostro, poco a poco, se va afirmando como uno de los más hermosos del país. Además está en tercer año de Ingeniería. Es inteligente y medida. Todo el futuro es para ella, sin dudas», sentenciaba el copete del primer reportaje realizado por GENTE a Graciela Alfano, en un compendio de cinco páginas en los que ya no sólo posaba, sino que además contaba su historia y jugaba a ser reporteada.
A continuación, la nota íntegra:
«Se llama Graciela Alfano y nació el 14 de diciembre de 1953. Fue Reina Panamericana de Belleza en el año 1972 por razones que no hace falta enumerar. Pero hay algo más. Detrás de ese rostro de ingenua pícara, de esos ojos marrón claro, de esa voz de niña-que-cre-ció-de golpe, hay algo más: ese rotundo e indefinible algo que transforma a alguien en una especie de imán que atrae, sin saberse muy bien por qué, a grandes cantidades de gente, de público. Por ahora ese imán invisible se manifiesta en avisos publicitarios, tapas de revistas – GENTE, entre ellas y títulos de belleza. No es difícil suponer que la ‘esfera de influencia’ de Graciela Alfano se extenderá sensiblemente en los próximos meses. Si quiere, claro, Porque, poder, puede -arrancaba el texto de Emilio Giménez Zapiola, que así continuaba, entre el diálogo con ella y sus miradas de periodista:

POR QUÉ PUEDE
Como se deduce de su fecha de nacimiento tiene sólo diecinueve años. Es, como se sabe, modelo publicitaria. Pero no es sólo eso.
-Estoy en tercer año de Ingeniería, otra de mis pasiones.
Diecinueve años, bella, tercer año de Ingeniería: no entra dentro de los esquemas que cualquiera se hubiera formado.
-¿Por qué Ingeniería?
-Estudiar me ayuda a compensar malos ratos.
-Sin embargo, podrías haber estudiado yudo o economía doméstica o Filosofía. Si la cuestión es compensar malos ratos…
-No, hay algo más (te aclaro que cuando termine la carrera pienso estudiar Filosofía, pero eso es sólo una anécdota), la ingeniería me permite disciplinarme, ceñir mi pensamiento a una estructura, pensar sin dispensarme.
-¿Sos buena alumna?
-Sí. Lo que hago, me gusta hacerlo bien. Dar todo lo que puedo.
-Pero, por ahí, das cuatro.
-No, te aseguro que doy más.
Lo dice muy segura de si misma. Y calla. Después, la madre, orgullosa de «la nena» aportaría más elementos de juicio: Graciela fue medalla de oro desde primer grado hasta quinto año. En cuarto, su promedio general de todo el año redondeó 9,96. Como es de público conocimiento, el máximo es diez. Le anduvo cerquita, ¿no?
-¿Qué es lo que vos llamarías «tu virtud preferida»?
-Mi disciplina. Todos los días me levanto a las 8 y estudio hasta las 12, me haga falta o no. No me gusta llegar tarde a ningún lado. Siento placer en el esfuerzo por vencer dificultades.
-Eso suena demasiado bien. ¿Nunca tenés ganas de quedarte durmiendo o largar todo al diablo?
-Bueno, en realidad soy disciplinada por necesidad, para vencer mis “malas inclinaciones”. Estoy permanentemente enfrentando contradicciones…
-¿Contradicciones?
-Sí. Cuando hay algo que obstaculiza mi camino, le gano a mi tendencia a tirarme a chanta y salgo adelante.
-¿Tuviste problemas alguna vez con tus estudios o trabajo?
-Claro, como cualquier. Pero les pasé por encima. Después de las crisis ten sentís tan bien… La satisfacción del deber cumplido.
-¿Sos buena persona?
-No sé, no creo ser la indicada para jugarme. Lo que al puedo decir es que crecí en un par de meses: me hice grande. Antes jugaba con la gente con frialdad. Hasta que un día conocí y vi actuar a una persona idéntica a mí. Se me fueron las ganas de hacerme la viva y maduré. Descubrí mis propias limitaciones y obre en consecuencia.
-Hablame de tus limitaciones.
-Mira: yo tengo mucha fe en mí misma. Esa fe me lleva a preparar exámenes en cuatro días. Llega el cuarto día y me doy cuenta que no puedo, tomo conciencia de que mis posibilidades tienen límites.
Todo ocurre en el departamento de los padres de Graciela Alfano, a media cuadra de Cabildo, en Belgrano. El padre de Graciela es abogado. La madre «ha estudiado de todo, desde Psicologia hasta Periodismo. Además es una buena madre». Y celosa custodia de su hija: no se despegó de nosotros en toda la tarde. Y cuando pudo, habló maravillas de su única hija. Después llegó el padre, que insistió en presenciar el «‘interrogatorio». En fin.

PUBLICIDAD, TEMORES, MACHETH, TIMIDEZ, BRUJITAS, ALGEBRA
-¿Qué es la publicidad para vos?
-Una manera de ganarme la vida y darme a conocer. La publicidad me dio la posibilidad de sentirme profesional, de hacer algo más que por hobby. Yo pensé que me encontraría con un medio de maleantes. Los hay, pero son las excepciones. En general conocí gente espléndida, que sabe trabajar.
-¿Por que te decidiste a hacer publicidad?
-Supongo que porque soy tímida y la publicidad ayuda a vencer la timidez. Hoy un fotógrafo que te exige soltura, naturalidad. Y una vez que el aviso está en la calle todo el mundo te ve. Estás, de alguna manera, expuesto.
-¿Nunca habías estado «expuesta”?
-Sí. Cuando hice Macbeth en el colegio. Antes de salir a escena me quería morir. Pero después me tomé el papel tan a conciencia que me olvidé de todo, Creo, en el fondo, que ésa es mi verdadera vocaclón: ser actriz. Aunque quizá el miedo se me fue porque soy muy miope y no tenia idea de la cantidad de gente que había en el teatro. Para mí era como estar entre amigos.
-Recién hablaste de miedo, ¿a qué le tenés miedo, además de al público?
-A la muerte. No exactamente a la muerte, mejor dicho, sino a la soledad antes de la muerte. No me importa sufrir, pero me parece cruel, despiadado, ese desamparo absoluto de los que están por morir.
-¿Sos religiosa?
-Tengo fe. Soy católica. También me interesan las religiones orientales. Abren otras posibilidades a la mente humana, la enriquecen. Creo que es fundamental cuidar el espíritu: nunca muere.
En su cuarto hay un estante que tiene brujitas: Graciela las colecciona, tal vez a manera de conjuro para sus temores de niña que creció de golpe. También hay un escritorio repleto de libros que sobrellevan títulos como Topologiallgebraica, Las transformadora de Laplace y otros «horrores» similares. Según ella, es cuestión de técnica entender de qué se trata. Si lo dice, así será.

TEMAS DIVERSOS: UNA APROXIMACIÓN
-¿Cómo te llevás con la gente? ¿Te quiere?
-Los que me conocen, tarde o temprano me quieren. Los que no me conocen -me refiero a la gente que sabe que existo por los avisos-, me tratan bien, tienen una actitud muy cariñosa conmigo. Sí, la gente me quiere.
-¿Y vos, querés a la gente?
-Siempre que no me defraude. Hay que aprender a leer en los gestos, en las palabras. Tratar de precisar qué se quiere decir. Así es más fácil andar por la vida y se evitan sorpresas desagradables, decepciones.
-¿Qué pensás de las mujeres? ¿Tenés amigas?
-No muchas. Pero eso no quiere decir nada. De ninguna manera comparto lo que dice Esther Vilar en El varón domado. Me parece que en el fondo es un exabrupto. Esas cosas que le pasan a uno por la cabeza y las larga impulsivamente. Claro que en este caso la cosa está hecha con mucha inteligencia. Pero eso no quita. Estoy segura que ahora la Vilar diría cosas completamente distintas.
-¿Tenés bajones? ¿Te sentís mal seguido?
-Tengo mis bajones, pero no muy seguido. ¿Sabés cuándo? Cuando me siento rechazada. En esos casos pienso en lo que hago, en lo que soy, en lo que tengo. Entonces se me pasa la mufa.

¿Y EL FUTURO?
Es, hasta ahora, transparente.
-Cuando me reciba voy a hacer diques y puentes.
–¿Por qué diques y puentes?
-No sé.
Es franca, pero supongo que el asunto de los diques y puentes debe tener algo que ver con el agua, con la posibilidad de dominarla, de ponerle límites a lo que, de otra manera, se descontrolaría. Así como una sublimación.
-También pienso seguir trabajando en publicidad.
-Y aquí está la otra cuestión: entre «transformadoras de Laplace» y focos, entre álgebra y teleobjetivos irá Graciela Alfano por el mundo intentando, casi seguramente con éxito, encauzar sus dudas y temores. Mientras tanto su un metro 68 centímetros y sus 53 kilos de peso seguirán -en mi modesta opinión- ganando adeptos vertiginosamente. Porque, mírela bien, lea entre líneas, esta chica tiene todo, absolutamente todo para arrasar con el mundo -advertía de despedida el autor de la nota.
GENTE Nº 466: A LOS 22 AÑOS, LA SEÑORA DE RUSKOWSKI


LA CHICA DE TAPA DEL Nº 500 DE GENTE


GENTE Nº 510: OTRA TAPA, EL MISMO RECURSO


De la misma maneraque había ocurrido en su tapa debut, el 1º de mayo de 1975 retornó a la portada de GENTE sin una nota adentro. Tan solo con un párrado en la tercera página, que sostenía:
«Graciela Alfano: Empecemos por no ponderarla, ya que uno la mira está todo dicho. Podemos decir, sí, que es una de las modelos más solicitadas. Su rostro es conocido y una verdadera avalancha de avisos y películas publicitarias reflejan su figura cuando hay que referirse a la belleza y a la frescura. Graciela está en tercer año de Ingeniería y aspira, al mismo tiempo, a convertirse en actriz. En sus momentos de reposo se dedica, tal vez sin proponérselo mucho, a ser cada día más linda y a cuidar de su pequeño hijo Nicolás, de cinco meses». Fin.
GENTE Nº 532: EL DEBUT DE UN PERSONAJE DE GENTE CON DOBLE TAPA COMPLETA





GENTE Nº 549: EL DEBUT DE UN PERSONAJE DEL AÑO






SUS ÚLTIMAS DOS TAPAS EN GENTE


Fotos: Archivo Grupo Atlántida ([email protected]) y redes sociales
Portada: Darío Alvarellos
Jefa de Archivo: María Luján Novella (113903-8464)


