
Ante la actividad eruptiva del volcán de Fuego y los Colosos de Pacaya y Santiaguito, el Sistema de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) mantiene vigilancia continua para dar a conocer a la población sobre cualquier cambio en las medidas de resguardo ante una posible emergencia.
Este domingo 1 el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) ha dado a conocer el más reciente boletín vulcanológico en el que informa la situación de estos tres importantes volcanes de Guatemala.

Actividad: la red de monitoreo sísmico y acústico permite registrar de 3 a 5 explosiones con características débiles y moderadas, que según reportes en campo, generan retumbos y sonidos similares a locomotora de tren de hasta 1 minuto de duración. En consecuencia, se forman columnas de gas y ceniza que pueden alcanzar los 4800 msnm y dispersarse en dirección oeste y suroeste. Durante la noche y madrugada, se observan pulsos incandescentes y avalanchas que recorren distintos flancos del volcán. Consultar y seguir las recomendaciones adjuntas al boletín especial BEFGO-013-2025, ya que ante la presencia de lluvia en horas de la tarde o noche, se pueden generar lahares en las diversas barrancas del volcán.
Actividad: las condiciones atmosféricas no han permitido realizar observaciones prolongadas a la actividad proveniente del cráter Mackenney. Sin embargo, las estaciones sísmicas permiten identificar eventos de desgasificación, de corta duración, lo cual confirma un nivel bajo de actividad. Durante la noche y madrugada no se observó ningún reflejo incandescente, sin reportes de sonidos o explosiones. No se descarta la ocurrencia de períodos de desgasificación prolongados o columnas de desgasificación con abundante ceniza.
Actividad: durante la noche y madrugada se denota incandescencia proveniente de la cúpula del domo Caliente. La red de monitoreo de sensores sísmicos y acústicos permiten identificar pulsos de desgasificación, que forman gruesas columnas de gas, y explosiones débiles que provocan periodos de mayor incandescencia y columnas de ceniza con altura de hasta 3500 msnm (10498 pies). Esta actividad explosiva se acompaña de avalanchas en dirección este, sur, sureste. La ceniza puede dispersarse de 15 a 40 km hacia el oeste y suroeste, lo cual puede generar caída de ceniza fina en fincas y comunidades cercanas al volcán. El volcán Santiaguito continúa con alta actividad, por lo que no se descarta la ocurrencia de flujos de bloques y ceniza, de características moderadas a fuertes, como también posibles flujos piroclásticos de largo alcance en diferentes direcciones, por lo tanto seguir las recomendaciones del boletín especial BESAN-002-2025. Ante la presencia de lluvias en el complejo volcánico, pueden descender lahares, por lo cual se recomienda consultar las recomendaciones del boletín especial BESAN-012-2025.

Debido a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico, los volcanes cubren la mayor de la geografía del país, lo que lo convierte en una de las zonas con mayor densidad de estas formaciones rocosas.
Aunque en Guatemala se han reconocido al menos 324 estructuras de origen volcánico, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) valida únicamente 32 volcanes, mientras que la Federación Nacional de Andinismo dice que son 37. Los 287 restantes son denominados por el INSIVUMEH como “focos eruptivos”.
Sin embargo, independientemente de las diferencias, en el presente son tres los volcanes que se encuentran activos y que son objeto de supervisión de las autoridades guatemaltecas: el volcán de Fuego, de Pacaya y de Santiaguito.
Ubicado entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango, el de Fuego es el estratovolcán más activo de Centroamérica y uno de los que tiene mayor trascendencia a nivel mundial.
Con más de 3763 metros sobre el nivel del mar, este volcán ha registrado a lo largo de su historia diversas erupciones violentas, como la de 1932, cuando cubrió con ceniza a la ciudad de Antigua Guatemala y algunas partes de Honduras y El Salvador; la de 1974 cuando sus flujos piroclásticos arrasaron parte de la vegetación de los alrededores y enterró parcialmente las comunidades de San Pedro Yepocapa y Acatenango.
El 3 de junio de 2018 tuvo su mayor erupción en lo que va del nuevo milenio, con columnas de ceniza que alcanzaron los 10 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Esta actividad dejó 300 personas muertas, 200 no localizadas y 600 lesionados; así como dos millones de residentes perjudicados.
El reporte de su última actividad fuerte fue el pasado 12 de diciembre de 2022, cuando el volcán entró en erupción dejando columnas de ceniza de 500 metros de altura y generando un flujo de lava de 800 metros, con caída de ceniza en localidades de 45 kilómetros a la redonda.