Guatemala busca evitar desacuerdos en su política exterior en un contexto de negociaciones arancelarias con Estados Unidos, opinan expertos en relaciones internacionales.
En la votación más reciente ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Guatemala se abstuvo de respaldar la Declaración de Nueva York, sobre el reconocimiento de Palestina e Israel como Estados independientes. La resolución plantea que ambos pueblos tengan Estados separados y autónomos, con sus propios gobiernos, seguridad y fronteras.
La postura neutral de Guatemala, según los analistas, dejó claro que el país busca evitar enfrentamientos con Estados Unidos y sus aliados. El año pasado, Guatemala votó a favor. El presidente Bernardo Arévalo argumentó que el país mantiene el reconocimiento de Palestina como Estado legítimo y que la abstención se debió a “razones de procedimiento”.
Esta resolución de la ONU respalda una declaración emitida anteriormente, que establece una hoja de ruta única para materializar la solución de dos Estados. En la votación de mayo del 2024, cuando Guatemala votó a favor, se buscó que Palestina obtuviera más derechos como miembro observador.
Países que votaron en contra, como Estados Unidos e Israel, señalaron que era una resolución con fines publicitarios.
El presidente Arévalo afirmó en conferencia de prensa: “Estamos de acuerdo con el conjunto, nosotros ya reconocemos a Palestina. De hecho, muchísimos de los firmantes de esos acuerdos no lo hacen. Es una cuestión de procedimiento que nos impidió acompañar la declaración”.
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Expertos consideran que la postura adoptada la semana pasada está directamente relacionada con la negociación que Guatemala mantiene con el país norteamericano por la imposición de aranceles desde que asumió la presidencia Donald Trump, según el internacionalista Francisco Lemus.
“La postura fue no quedar mal con los palestinos ni con los israelíes, aunque a la larga sí se está quedando bien con Israel. Si hay un cambio de postura, esto se explica por quedar bien con Estados Unidos”, opinó Lemus.
Agregó que debe recordarse que Arévalo estudió en Israel y que parte de su carrera diplomática la desarrolló allí, lo cual podría influir en la relación bilateral.
“Siempre hay un apego que no hay que descartar como tal, en esa línea”, puntualizó.
Lemus recordó que el estatus de Palestina no cambiará hasta que Estados Unidos vote a su favor en el Consejo de Seguridad.
Para el profesor universitario Javier Corona, al ser Guatemala un país satélite cuya geopolítica gira en torno a Estados Unidos, este tipo de posturas están condicionadas por el contexto de la relación bilateral con Washington.
A nivel global
Corona también señaló que los contenidos de la resolución implican aspectos distintos, ya que se enfoca en Hamás como grupo, aunque muchos países lo catalogan como terrorista.
“La resolución establece abiertamente no solo que ambos países cesen el fuego, sino que Hamás se abstenga de intervenir. Y eso sí cambia el contexto, porque al enfocarse en Hamás como grupo, para el mundo supone un dilema diplomático”, detalló.
Añadió que es un grupo con cierta legitimidad parcial en Palestina, un brazo armado fuerte y con negociaciones políticas con países como Catar, lo cual afectaría cualquier búsqueda de paz y cualquier reconocimiento formal a Palestina.
Consideró que la decisión fue prudente, ya que los otros 11 países que votaron en contra tienen características similares a Guatemala.
Lemus agregó que un factor que puede afectar la política exterior en el futuro es que la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU declaró que Israel ha cometido genocidio en Gaza, una postura que rara vez adopta esa entidad internacional.
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Designaciones diplomáticas
Este año también se han hecho algunas designaciones en representaciones diplomáticas. La más reciente es la de Jorge Skinner-Klee Arenales como embajador de Guatemala en España. Durante el gobierno de Jimmy Morales, el funcionario fue parte del cabildeo para el cese del mandato de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala.
Arévalo defendió que la designación forma parte de la rotación en el servicio diplomático.
Lemus considera que, si bien Skinner-Klee es diplomático de carrera, esta designación responde a negociaciones políticas internas.
“Evidentemente no hay ninguna casualidad. Hubo una negociación, de qué nivel aún no sabemos. Lo que negociaron lo veremos en las próximas semanas o meses”, aseguró.
Otras designaciones, como las del exsecretario de Inteligencia Estratégica Christian Espinoza y del exsuperintendente Marco Livio Díaz como embajadores en Uruguay y Honduras, respectivamente, también responderían a negociaciones vinculadas con la inmunidad que otorgan esos puestos.
Lemus criticó que se designe a personal que no es diplomático de carrera y sin conocimientos vinculados a las funciones que deben desempeñar en los países donde fueron nombrados. Agregó que tanto Honduras como Uruguay tienen gobiernos que pueden considerarse aliados de la actual administración guatemalteca.
Corona concluyó que Guatemala tiene numerosas embajadas y que podría tener una política exterior más relevante, pero esas sedes no se traducen en beneficios concretos ni en alianzas estratégicas.