En uno de sus poemas más lúcidos, Philip Larkin formuló una pregunta tan sencilla como esencial: “¿Para qué sirven los días?”. Y respondía a renglón seguido: “Los días son donde vivimos”. Esta reflexión adquiere una resonancia especial a final de año, cuando el cambio de fecha simboliza un nuevo inicio, un momento para recapitular y reenfocar, para dar sentido a esos días que se fueron y a los que están por venir. “Vienen y nos despiertan / una y otra vez”, añadió el poeta inglés, apremiándonos a no olvidar que cada día es una oportunidad para encontrar aquello que da significado a nuestra vida.
]]> Sobre la mesa, la agenda nueva nos invita a abrir un capítulo distinto