La inflación y la caída del poder adquisitivo llevan a familias a comer menos, elegir alimentos más económicos y financiar compras con tarjetas de crédito.
Un reciente relevamiento de la consultora Management & Fitpolítica revela que la crisis económica está afectando significativamente los hábitos de consumo de los argentinos. Según la encuesta nacional, ocho de cada diez personas modificaron la forma en que compran y consumen alimentos y otros productos.
El cambio más evidente se observa en el consumo de carne, donde las familias optan por cortes más baratos o incluso reducen su presencia en la mesa debido a los altos precios. Además, crece la tendencia a reemplazar primeras marcas por alternativas más económicas, tanto en alimentos como en productos de limpieza y cuidado personal.
Otros rubros afectados incluyen indumentaria y calzado, donde muchos hogares postergan compras o reducen la frecuencia. Esto se refleja en los ingresos familiares: un 46,3% asegura que no alcanza a cubrir los gastos del mes; un 29,6% lo hace con “algunas dificultades” y un 16,7% con “grandes dificultades”.
El consumo se vuelve más selectivo y austero, con impacto visible en supermercados y comercios de indumentaria, afectando incluso a sectores de ingresos medios.
Un estudio de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) destaca un aumento en el uso de tarjetas de crédito para financiar compras en supermercados, que pasó del 39% al 46% entre diciembre de 2023 y mayo de 2025. En paralelo, disminuyó el uso de tarjetas de débito (del 34% al 27%) y del efectivo (del 20% al 16%).
El informe advierte que, a pesar de una incipiente recuperación económica en el segundo trimestre del año, la demanda de bienes aún no muestra señales claras de mejora, dejando en evidencia el impacto directo de la crisis sobre los hogares argentinos.