La enseñanza y el aprendizaje de la Matemática en nuestro país atraviesa una crisis profunda: luego de catorce años de educación obligatoria, el 85,8% de los estudiantes del último año de la Secundaria, no logra los resultados mínimos satisfactorios (Pruebas Aprender 2024). Esto supone que aproximadamente 9 de cada 10 estudiantes argentinos, entre 17 y 18 años de edad, no pueden resolver ejercicios básicos. Gravísimo, pero el problema es aún mayor por tres circunstancias:
1. La ignorancia crece: en el año 2013 este porcentaje de estudiantes que no alcanzaba el mínimo era del 64,7%, en 2016 fue del 70,2%, en 2022 creció al 82,4% para incrementarse al 85,8% en 2024. Se produjo aquí una “hiperinflación” silenciosa: la de la ignorancia.
2. La desigualdad también crece: la brecha de desigualdad de Matemática entre niveles socioeconómicos (NSE) es la mayor de todas (aún mayor que la que surge en Lectura). Según el Indicador de Desigualdad de Aprendizajes de la Universidad Austral, la desigualdad se intensificó, tanto en Primaria como en Secundaria (donde es más grave). En 2016, un 13% de los estudiantes NSE más vulnerables lograban niveles satisfactorios; en 2024 solo el 5% (frente al 18% de los NSE más altos). Esta diferencia (que también marca niveles paupérrimos de los NSE altos ya que no tenemos desde 2022 alumnos en nivel avanzado), marca el fracaso del objetivo de igualdad educativa de nuestra Ley (art. 11, 79 y concordantes, que no se cumplen).
3. Falla el pensamiento crítico: La Matemática es mucho más que una asignatura: es una herramienta clave para el razonamiento de un joven y el desarrollo de sus facultades de pensamiento crítico, columna vertebral de su capacidad intelectual (múltiples informes de Centros de Estudios y Universidades en todo el mundo explican esta relación –ver resumen en “Influencias de las matemáticas en pensamiento crítico”, Alexandre Alcaraz, Universidad española de La Rioja). La incapacidad del sistema argentino compromete la formación y la proyección laboral de los jóvenes. Dos ejemplos claros tuvimos en los últimos años: ejecutivos de Toyota y el Grupo Techint manifestaron la enorme dificultad en encontrar personal joven capacitado. Y esto es grave. Sin Matemática se debilita el desarrollo.
¿Qué se ha hecho en el mundo?
En primer lugar, reconocer que estas cifras antes detalladas del fracaso en la Matemática exigen acciones urgentes y un plan integral (“…no hay tiempo que perder…dice el Informe BM/BID “Aprendizaje no puede esperar”, 2024).
Lo que se necesita es acciones de política educativa para transformar la formación docente en el área, garantizar recursos y aplicar métodos pedagógicos específicos para Matemática basados en evidencia.
Existen ejemplos aleccionadores de lo realizado por Estonia (con uso intensivo de tecnología y resolución de problemas) o en China (donde lo interesante fue la mejora pedagógica en Matemática) pero quizás lo más interesante para Argentina es analizar lo hecho en la región.
Experiencias que surgen de REDUCA (Red Latinoamericana por la Educación), destacan la experiencia de Brasil (SESI, capacitación docente, herramientas digitales), Colombia (Escuela Nueva Colombia premiada por UNESCO, que señala que la mejora depende mucho de que los docentes conozcan bien la metodología, tengan guías, material actualizado y apoyo institucional estable), Chile (Programa de portafolio académico “Matemática en la formación docentes de primaria”) y El Salvador (Programa estructurado para el aprendizaje de Matemática en la Secundaria).
En definitiva, todas las experiencias indican que no solo se trata de mejorar generalidades sino de invertir en el marco de un plan urgente integrado para la Matemática que revierta la magnitud de porcentajes vergonzosos para el futuro de nuestro país.
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