
En un continente marcado por profundas desigualdades, crisis institucionales y brechas generacionales en la toma de decisiones, emergen liderazgos que rompen moldes. Hakiem Lalmahomed, con sólo 27 años, es uno de ellos, encarnando una forma de liderazgo que combina vocación pública, preparación técnica y una sensibilidad poco común para conectar con las urgencias reales de la gente.
Estudiante de medicina en la Universidad Anton de Kom de Surinam, Hakiem no se conformó con la teoría. Desde el inicio de la pandemia, estuvo en la primera línea del sistema de salud, involucrándose en vacunaciones, atención de emergencias y campañas comunitarias. Pero su mirada va más allá de la atención primaria de salud: ha impulsado propuestas para mejorar la salud mental en escuelas, ha investigado sobre secuelas post-COVID, y ha usado los datos como punto de partida para transformar sistemas de atención.

Este enfoque técnico-científico, combinado con una vocación cívica sólida, lo ha llevado a espacios clave donde ha defendido causas invisibilizadas: desde la salud mental de jóvenes hasta la educación en derechos sexuales y reproductivos. Como investigador, formador y comunicador, ha colaborado con organizaciones como UNFPA, Women Deliver y el Suriname Women’s Rights Centre, aportando evidencia y experiencia a debates que muchas veces se quedan solo en el plano moral.
Pero quizás su mayor fortaleza está en cómo entiende el poder: no como una posición, sino como una responsabilidad colectiva. Su segmento radial “Stand-Up for Your Rights” busca justamente eso —abrir micrófonos donde normalmente hay silencios. A través de historias y diálogo, conecta con jóvenes que no suelen verse reflejados en los liderazgos tradicionales.
Hakiem también ha representado a Surinam en espacios globales como One Young World y foros de política pública juvenil, destacando por su capacidad de vincular lo local con lo estructural. Sus reconocimientos —entre ellos el de Leading Americas Scholar o su nominación como uno de los jóvenes líderes en salud global por la OMS— no son solo galardones, sino reflejo de una trayectoria comprometida y coherente.

En un momento donde el cinismo crece, y donde muchas personas jóvenes sienten que sus voces no importan, liderazgos como el de Hakiem ofrecen una ruta distinta: una que mezcla preparación técnica, compromiso social y voluntad de servicio. No se trata de héroes individuales, sino de construir nuevas generaciones de servidores públicos, científicos, comunicadores y estrategas que entienden que transformar la región exige mucho más que indignación.
América Latina y el Caribe no necesita más figuras carismáticas sin propósito. Necesita liderazgos con ética, con evidencia, y con la capacidad de construir confianza desde el trabajo concreto. Hakiem Lalmahomed es uno de ellos.
