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miércoles, septiembre 3, 2025

Hallazgo arqueológico en la Patagonia: descubren un temible depredador pariente de los cocodrilos

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Credit: Investigadores Conicet

Investigadores de Conicet descubrieron gran parte del esqueleto, con cráneo y mandíbulas, de un enorme cocodrilo que habitó el sur argentino hace 70 millones de años. El hallazgo arqueológico tuvo lugar en rocas de la Formación Chorrillo a 30 kilómetros de El Calafate.

Un equipo de científicos de Argentina, Brasil y Japón descubrió en la Patagonia los restos fósiles de un reptil carnívoro de gran tamaño, pariente extinto de los cocodrilos modernos. El animal que vivió hace 70 millones de años, convivió y compitió con los dinosaurios en los ambientes acuáticos y terrestres. Los investigadores bautizaron al nuevo animal con el nombre de Kostensuchus atrox, que significa “cocodrilo feroz que refiere al viento del sur”.

El lugar del descubrimiento fue descrito en la revista científica PLosONe, se encuentra a unos 30 km al sur de la localidad de El Calafate, en el sudoeste de la provincia de Santa Cruz.

Sus hábitos eran depredadores y pertenece a una familia extinguida de cocodrilos (los peirosaurios), los cuales evolucionaron en América del Sur y África durante el Período Cretácico. A diferencia de los cocodrilos vivientes, la cabeza del Kostensuchus era proporcionalmente alta, con los ojos orientados hacia fuera y las fosas nasales proyectadas hacia adelante, indicando que no tenía los hábitos acuáticos de sus parientes vivientes (de cráneos achatados, con ojos y fosas nasales proyectados hacia arriba).

“Esta nueva especie se distingue de todas las especies conocidas previamente por características como el gran tamaño de sus dientes y cráneo, la robustez de su mandíbula y el gran tamaño de las cavidades donde se alojaban los músculos responsables de la mordida. Estas características son las que nos hacen interpretarlo como un predador tope del ecosistema”, comenta Diego Pol, Investigador del CONICET en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN-CONICET).

¿Cómo era el depredador?

A partir de las características de las rocas y de otros restos paleontológicos hallados con su esqueleto, de presume que Kostensuchus merodeaba ambientes húmedos y con vegetación exuberante.

Su cuerpo era robusto y las patas, relativamente cortas, estaban ubicabas verticalmente bajo el cuerpo, lo que le permitía moverse con mayor agilidad que un caimán o un cocodrilo actuales, cuyas patas se orientan hacia afuera y son más propensos a reptar.

La cabeza medía 50 centímetros de largo, siendo proporcionalmente grande respecto al resto del cuerpo, convirtiéndose en el “bulldog” de los cocodrilos. El hocico estaba armado con más de 50 dientes, algunos de ellos de más de 5 centímetros de altura. Los bordes de los dientes son aserrados, lo que ampliaba la capacidad de corte de la carne de sus víctimas. Las mandíbulas eran accionadas por músculos poderosos que le otorgaban una mordida rápida y extremadamente fuerte.

Detalles del hallazgo

El hallazgo de este cocodrilo se produjo el 10 de marzo de 2020, en momentos previos al inicio de la pandemia por el virus de COVID-19. El grupo de trabajo estaba integrado por 25 argentinos, incluyendo paleontólogos, técnicos y becarios, y cinco investigadores japoneses. El campamento se encontraba en lo alto de la montaña, aunque brindaba las mejores comodidades para tolerar las bajas temperaturas, la lluvia y viento que imperan en este lugar de Patagonia. Dos de sus integrantes, Marcelo Isasi, técnico del CONICET en el MACN-CONICET, y Gabriel Lio, paleoartista, detuvieron su marcha en el lecho de un río seco y de enormes piedras, con el fin de esperar al resto del equipo y comenzar el repliegue al campamento, y durante la espera encontraron huesos de un cráneo completo fosilizados. En los días subsiguientes los investigadores se dedicaron a encastrar y pegar los bloques dispersos, recomponiendo así el rompecabezas de huesos. “Pudimos verificar que esta secuencia de bloques atesoraba en su interior el esqueleto casi completo de un animal desconocido para la ciencia”, comenta el paleontólogo Fernando Novas, investigador del CONICET en la Fundación de Historia Natural Félix de Azara y primer autor del paper.

Cabe destacar que del estudio del Kostensuchus participaron también Makoto Manabe y Takanobu Tsuijishi de Japón e Ismar de Sousa Carvalho, de Brasil, especialista en cocodrilos mesozoicos. Además, para hacer la investigación, los científicos contaron con subsidios de la organización National Geographic, la Fundación Carlos Chagas Filho de Apoyo a la Investigación del Estado de Río de Janeiro (FAPERJ) y el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CMPQ) de Brasil.

Redacción

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