El martes 23 de septiembre el polaco Andrzej Bargiel conquistó un logro histórico. El montañista de 37 años se convirtió en el primer alpinista en lograr un descenso en esquí desde la cima del monte Everest, nada más y nada menos que la montaña más alta del mundo.
«¿El cielo es el límite? ¡No para los polacos! Andrzej Bargiel acaba de bajar esquiando el monte Everest», expresó el primer ministro polaco, Donald Tusk, en la red social X, y felicitó al deportista por su preparación física y su perseverancia para superar las adversidades meteorológicas.
El deportista registró todo el recorrido con una cámara en su casco, y un dron pilotado por su hermano Barteklo, que lo acompañó desde el aire, con filmaciones donde se aprecia la inmensidad del imponente paisaje nevado.

«Estoy en la cima de la montaña más alta del mundo y voy a bajar en esquís», anunció Bargiel en un vídeo publicado en Instagram, donde tiene más de 200.000 seguidores, y comenzó el descenso.
La histórica expedición del alpinista Andrzej Bargiel en el Everest
Para poder bajar, primero había que subir hasta la cima. Esa ruta en sí misma ya se considera una hazaña para cualquier persona, pero Bargiel se preparó para mucho más durante años.
Tiene una eximia trayectoria que demuestra su voluntad y perseverancia para lograr metas en altura. No era la primera vez que lo intentaba, y ya había tenido que suspender otras expediciones por mal tiempo.

Acompañado por un equipo de expertos, la odisea comenzó el 19 de septiembre con el itinerario clásico por el Collado Sur. Luego de un par de días de aclimatación, partió el 21 de septiembre desde el Campamento IV, a 7.900 metros.
Durante el ascenso una nevada intensa lo obligó a permanecer 16 horas en la llamada «zona de la muerte», por encima de los 8.000 metros, donde el cuerpo apenas recibe un tercio del oxígeno disponible al nivel del mar.
Tras 16 horas de ascenso en condiciones extremas alcanzó la cima del Everest el 22 de septiembre, a las 15 horas. Desde allí comenzó el descenso y superó uno por uno los desafíos de la montaña: el Escalón Hillary, la Cumbre Sur, el Balcón y el Collado Sur.

Se hizo de noche cuando alcanzó el Campamento II, a unos 6.400 metros, donde acampó para descansar. Con los rayos del sol del amanecer completó el último tramo, que incluyó la peligrosa Cascada de Hielo del Khumbu, hasta llegar al campamento base a las 8.45 del 23 de septiembre.
Lo recibieron con abrazos, aplausos y una khada, la tradicional bufanda budista que simboliza respeto y buenos augurios. Emocionado, agradeció todo el apoyo recibido en un posteo en sus redes sociales: «El primer esquí cuesta abajo desde la cumbre del Monte Everest sin oxígeno adicional. ¡Gracias a todos por mantener los dedos cruzados!».
«La cumbre fue ardua y difícil. Nunca había pasado tanto tiempo a tanta altitud en mi vida», declaró. Aunque ya había registro de algunos descensos en esquí, nunca alguien había logrado una bajada continua sin uso de oxígeno adicional, como Bargiel.
En el año 2000, el alpinista esloveno Davorin Karnicar realizó el primer descenso completamente en esquís desde la cima al campamento base, pero con botellas de oxígeno suplementarias.

La preparación física detrás del logro de Andrzej Bargiel, un hombre sin límites
Los registros audiovisuales que compartió en su Instagram dicen más que cualquier descripción de su itinerario imposible. Entre nubes, con senderos nevados sin señalizaciones, donde la experiencia y la intuición resultaron claves para dar los pasos correctos.
Chhang Dawa Sherpa, de la compañía Seven Summit Treks fue el organizador de la expedición, y definió la hazaña como un «logro revolucionario en el mundo del esquí de montaña».

«Fue un desafío realmente duro y nadie lo había hecho antes, en solitario y sin oxígeno adicional», declaró Sherpa a la agencia AFP. Contó que Bargiel puso sus ojos en el Everest un año después de haberse convertido en la primera persona en haber bajado esquiando el monte K2 de Pakistán en 2018, la segunda montaña más alta del mundo.
Aquel 22 de julio de 2018 se convirtió en el primer montañista de la historia que bajó esquiando las laderas del K2, desde 8.611 metros. Las cifras registradas en sus laderas eran atemorizantes para cualquiera que lo intentara: una de cada cuatro personas que alcanzaron la cumbre, murió intentándolo.
Tras aquel triunfo y récord mundial, en 2019 quiso hacer su primer intento en el Everest, pero un sérac, una enorme saliente de hielo glacial, frustró la expedición. Volvió en 2022, pero los fuertes vientos impidieron nuevamente sus planes. El 2025 finalmente fue su año, y el clima le permitió ascender y descender de una forma única en el mundo.