Los ayuntamientos son la primera puerta a la que llaman los ciudadanos cuando tienen un problema. Con independencia de si la cuestión es de ámbito municipal o no, la administración local es el primer contacto, el refugio y la trinchera de los ciudadanos. Es por ello que los ayuntamientos necesitamos disponer de todas las herramientas a nuestro alcance para poder responder. Y cuando hablamos de herramientas no queremos decir estrictamente las competencias sino los recursos económicos pertinentes para hacer frente. La infrafinanciación de los ayuntamientos es un mal endémico, pero con la situación actual de aumento abrupto de la población este hecho los conduce a una situación de colapso.
Por este motivo, los ayuntamientos necesitamos un doble apoyo institucional de las administraciones superiores: que se nos dote de las herramientas necesarias y, al mismo tiempo, que estas administraciones superiores, Generalitat y Gobierno de España, asuman sus responsabilidades. Actualmente, la inacción de los dos gobiernos, catalán y español, está generando una saturación social que no solo no resuelve los problemas actuales sino que genera otros nuevos y futuros.
La infrafinanciación, con el aumento de población, lleva a los ayuntamientos al colapso
En muchos municipios, los ayuntamientos han tenido que asumir competencias que no les corresponden para garantizar servicios esenciales. En sanidad, se han retirado médicos de los ambulatorios y se ha dejado desatendida la atención primaria. En educación, se acumulan retrasos en la construcción y mantenimiento de centros y las familias viven con incertidumbre la falta de planificación. En urbanismo, programas como el PUOSC avanzan a un ritmo desesperante, con convocatorias mal gestionadas y falta de recursos. A todo eso se añade la falta de inversiones en infraestructuras, la lentitud en la ejecución de obras y la poca sensibilidad hacia las necesidades concretas de cada territorio. Un gobierno que no escucha los municipios es un gobierno que no gobierna.
Y en Madrid, el bloqueo del PSOE en cuestiones que afectan al día a día de los municipios catalanes también es evidente: iniciativas legislativas esenciales, como las leyes contra la multirreincidencia y contra las ocupaciones delincuenciales, siguen sin aprobarse mientras aumentan los problemas de inseguridad.
Atención en un ambulatorio de Reus
Xavi Jurio
Ante esta situación, hay que recuperar la iniciativa y que la inacción se convierta en acción y los problemas en soluciones. Junts es la formación que gobierna más ayuntamientos en Catalunya, es la única oposición constructiva en el Parlament y una formación decisiva en el Congreso, donde sus diputados resultan esenciales para condicionar la gobernabilidad de España. Prueba de ello es que, sin ir más lejos, en esta legislatura Sant Cugat del Vallès ha conseguido un hito que hacía treinta años que se resistía: un partido judicial propio que facilitará la vida a los santcugatenses y reducirá el colapso que sufre el de Rubí. Cuestiones tan evidentes como esta se resuelven cuando hay interés, compromiso, pero sobre todo voluntad de que pasen cosas.
Esta semana, el Espai Municipalista de Junts hemos estado en Waterloo con el presidente Carles Puigdemont y con el secretario general Jordi Turull. Hemos hablado de vivienda, de seguridad, de educación, de sanidad, de lengua, de infraestructuras… y de cómo, en todos estos ámbitos, el gobierno de Illa no da respuesta. El gobierno del PSC vive instalado en el anuncio permanente, en la foto y el titular, pero sin resultados reales. Nosotros, desde el territorio, sufrimos las consecuencias. Nosotros, los alcaldes y alcaldesas de Junts, no solo denunciamos, proponemos. Por ejemplo, hemos impulsado la propuesta para que para acceder a un piso de protección oficial haga falta un mínimo de diez años de empadronamiento —en lugar de los tres actuales— para favorecer el arraigo.
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En Waterloo hablamos de todo eso, y también del hecho de que la reunión podría haberse hecho perfectamente en Barcelona si el presidente Puigdemont pudiera volver con normalidad al país. Pero no puede. Y que eso aún sea así dice mucho del bloqueo político que sufrimos como nación. Desde el mundo local seguiremos trabajando, como siempre, con espíritu de servicio y de país. Porque mientras algunos se dedican a anunciar, nosotros hacemos que las cosas pasen. Los ayuntamientos no somos el problema, somos parte de la solución que el gobierno de Illa no quiere o no sabe dar.





