A veces se miente por ambición; otras, por inseguridad. Algunos diputados, concejales y otros cargos públicos pecaron de una mezcla de ambas al redactar sus currículums, hojas de vida más próximas a la ciencia ficción que a la biografía. En ellos abunda la picaresca autóctona: formación mutante, títulos que se sostienen con una matrícula (no por haber hincado los codos, sino por haber abonado el importe), másteres que en las fechas indicadas no existían, universidades que jamás se pisaron, estudios tan a distancia que no se avistan ni con telescopio.
]]>