Obras que no se veían hace décadas, piezas recuperadas tras largos periplos internacionales y nombres clave de la historia del arte argentino conviven en Icónicos, la exposición que abrió sus puertas en la galería Maman Fine Art, con curaduría de Patricia Pacino. El recorrido, en la galería sobre Avenida del Libertador, traza un arco temporal que abarca desde fines del siglo XIX hasta la década de 1970, con una selección que permite rastrear los grandes momentos, giros estéticos y debates de la modernidad local.
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Apenas ingresar a la galería, el público se encontrará con uno de los puntos más destacados del recorrido: el regreso a la Argentina de una pintura de Benito Quinquela Martín que no se mostraba desde hace más de un siglo. «Escena de trabajo», pintada en 1923 y adquirida por la realeza española (la compró el duque de Almenara Alta durante una exposición en Madrid), fue recuperada para esta muestra tras un largo periplo internacional.
«Esta obra tuvo una entrada triunfal, llegó el mismo día de la inauguración, por la tarde, y fue como instalar una joya en el corazón de la muestra», dice la curadora Patricia Pacino en diálogo con Clarín.

La pintura de Quinquela revela el impulso de un país pujante representado por el puerto boquense. En 1920, Quinquela viajó a Europa ya no a aprender de las vanguardias, sino a llevar su propia impronta.
Así conquistó Madrid, donde expuso en los Salones del Círculo de Bellas Artes en 1923. Vendió 18 telas –de las 20 que había llevado– entre las cuales dos compró el Museo de Arte Moderno de Madrid (hoy el Reina Sofia) y las otras, la realeza y aristocracia española, incluida la «Escena de trabajo» que aquí se exhibe.

Planta alta para empezar
Es posible –y hasta conveniente– comenzar el recorrido de esta exposición por la planta alta de la galería, una sala de mucho menor extensión que la de planta baja, pero a la vez más íntima, en donde se despliegan algunos de los nombres imprescindibles de la historiografía local, como en un sucinto museo.
Allí se puede ver la obra de Prilidiano Pueyrredón, «Retrato de familia» que se exhibió en 2023 en el Museo Pueyrredón de San Isidro, para la muestra Celebramos Prilidiano, dedicada a los 200 años del retratista preferido de la burguesía en el siglo XIX.
También está Ángel Della Valle, con una exquisita naturaleza muerta que evidencia su paso por Florencia y que poco remite a su imaginario más conocido («La vuelta del malón»). O «Los lanceros de Urquiza», acuarela que alguna vez perteneció al coleccionista Antonio Santamarina, donante destacado del Museo Nacional de Bellas Artes. «El recorte fue arbitrario pero significativo», explica Pacino.

«Elegí obras que no se veían hace tiempo, que habían estado fuera del país o que fueron adquiridas recientemente», relata.
En esta misma sala, el recorrido avanza con figuras como Cesáreo Bernaldo de Quirós y sus interiores costumbristas, pero incluye también nombres como el de Alejandro Xul Solar, artista, astrólogo, filólogo, visionario, alquimista e inventor, a través de un trabajo que remite a la panlengua (su sueño de un lenguaje universal), poniendo así a dialogar grandes nombres de diferentes períodos.
El trayecto visual de aquellos artistas que viajaron a Europa en las primeras décadas del siglo XX, para formarse, se evidencia en obras como la de Antonio Berni, cuyos paisajes metafísicos de los años 20 y 30 marcan un momento poco conocido de su producción.
«Me interesa mucho cómo Berni interpreta el paisaje como algo afectivo, emocional y también social», destaca Pacino.

También se exhiben dos acuarelas escenográficas de Alfredo Guttero para el Teatro Colón, para la ópera El Elixir D’Amore, y algunas vistas de La Vuelta de Rocha desde la mirada del pintor boquense Víctor Cúnsolo. Aquí destaca también el surrealismo singular del pionero Juan Battle Planas y de Miguel Caride.
Bisagra entre salas
Otra vez en la planta baja de la galería, la inmensa pintura de Quinquela oficia como bisagra entre ambas salas que buscan narrar una posible historia del arte argentino: un recorrido que condensa más de un siglo de arte a través de piezas que dialogan entre sí como capas superpuestas de una misma identidad cultural.
Enseguida se puede ver «Chianti» de Emilio Pettoruti, una obra de la serie «Soles», donde la luz se vuelve un elemento plástico autónomo. «Es una pieza maravillosa, en excelente estado de conservación, y que estuvo expuesta por primera vez en 1948«, señala la curadora.

Otra obra que había estado largamente ausente de los canales expositivos es «La muñeca y el mono» (1967) del multifacético artista Libero Badii: una serie de 22 collages que fueron expuestos en el Museo de Bellas Artes en 1972, para luego itinerar por Canadá.
La exposición también pone en diálogo a artistas como Sarah Grilo, Raúl Lozza y José Antonio Fernández Muro, trazando una genealogía de la abstracción local desde los años 40 hasta los 60. En esa misma línea aparecen Martha Boto y Gregorio Vardanega, figuras del cinetismo que desarrollaron su carrera en París, y Alejandro Puente, con sus investigaciones sobre el color desde una perspectiva conceptual.

El realismo existencialista del grupo Otra Figuración también tiene su espacio con obras de Rómulo Macció, «Yuyo» Noé y Ernesto Deira, al igual que el arte informalista de Luis Wells y Alberto Greco.
«Greco era un provocador. No hay que olvidarse que su práctica era totalmente transgresoras para la época», dice Pacino. «Y fue también pionero en las acciones callejeras en la Argentina«, añade la curadora mientras señala los registros de su primera acción en la calle Corrientes, en 1961, en tomas fotográficas realizadas por Sammer Makarius.

En el cierre, el recorrido escultórico plantea una crítica a la idea de monumento, con grandes piezas de Alberto Heredia y Aldo Paparella realizadas con materiales precarios, objetos descartados y estructuras frágiles.
«Los dos trabajaron sobre la misma idea: desacralizar la idea de monumento. Es una forma de confrontar no solo con el canon clásico, sino también con el poder de turno», concluye la curadora, sobre estas piezas de los años 70.
La exposición Icónicos. Obras y artistas emblemáticos de la colección Maman se podrá visitar hasta el 31 de agosto, de lunes a viernes de 11 a 19, en galería Maman (Avenida del Libertador 2475).