En las últimas semanas hemos tenido la lamentable noticia de que cuatro personas en situación de calle murieron sin asistencia en la vía pública. Que estos hechos luctuosos se hayan producido antes de la llegada del invierno, cuando recién este fin de semana se anuncian temperaturas verdaderamente frías cercanas a los cero grados, despierta alarmas sobre las nuevas directivas del Mides que, guiado por un voluntarismo absurdo, ha dejado de aplicar la medida del gobierno anterior respecto a la asistencia obligatoria.
La gestión del Mides en el gobierno anterior se caracterizó por una mejora sensible en materia de políticas sociales: las transferencias sociales se incrementaron sensiblemente, los cupos para personas en situación de calle, así como los planes de viviendas también, mientras que se innovó en materia de iniciativas novedosas que mostraron resultados alentadores.
A la buena gestión en materia de personas en situación de calle debe sumarse la nueva legislación que prioriza la vida y la atención de personas que se encuentran en este difícil trance. Respetando sus derechos, la legislación permite la atención de su salud cuando las circunstancias lo ameritan, especialmente si su vida corre peligro, como es el caso notoriamente de personas en la intemperie ante las inclemencias de temperaturas especialmente bajas. El trabajo de los hombres y mujeres del Mides junto a un marco normativo adecuado salvaron muchas vidas en los últimos cinco años, eso debe reconocerse como un hecho evidente y destacado.
Lamentablemente, eso cambió a partir del 1° de marzo, cuando se puso el frente del Mides a un socialista utópico, enamorado del kirch-nerismo y carente de todo sentido de la realidad. Dejaron de aplicarse las medidas efectivas que caracterizaron a la administración anterior con el saldo tremendamente lamentable de cuatro vidas humanas incluso antes de que comience el invierno, algo verdaderamente inédito.
Ante esta terrible situación es lógico alarmarse, porque de continuarse esta nueva estrategia típica de la izquierda, que define que dormir en la calle es un “derecho” y que no es necesario atender con políticas específicas que salven vidas a quienes se encuentran en la calle.
El último caso, el de un hombre de 56 años que falleció en una plaza ubicada en las calles Santiago Rivas y Thiebaut es por demás elocuente. De acuerdo al testimonio de vecinos se realizaron varios llamados al Mides reportando que esta persona se encontraba en la plaza a la intemperie, pero no tuvieron respuesta. Al momento de escribir este editorial las autoridades del ministerio aún no habían dado ninguna explicación sobre este triste episodio.
Como no podía ser de otra manera, e intentando que este desempe-ño penoso del Mides continúe en las próximas semanas en que seremos golpeados por temperaturas más bajas y el riesgo será mayor, la oposición convocó al Parlamento al ministro Civila, responsable político de la estrategia y gestión que está dando tan malos resultados. La diputa-da Fernanda Auersperg manifestó que: “Entiendo que cuando nosotros empezamos a aplicar la ley de asistencia obligatoria hubo resistencia del Frente Amplio, pero es una herramienta que salva vidas y tiene que prevalecer”, manifestó y agregó que “hasta ahora no se ha aplicado” en el nuevo gobierno.
La diferencia que se encuentra entre la gestión del Mides de Martín Lema y la de Gonzalo Civila es la que media entre una visión pragmática con la mirada puesta en el ser humano de carne y hueso y su contexto real y una mirada romántica y voluntarista que mira la situación desde un pedestal de superioridad moral que termina con estos resultados terribles.
Bien mirado, la sensibilidad social se encuentra del lado de la gestión que salva vidas y no de la que hace gárgaras con declaraciones grandilocuentes sobre la marginalidad social pero en la práctica se despreocupa de la vida de los más vulnerables. Una cartera como la de Desarrollo Social requiere al frente a jerarcas con los pies en el barro y la mirada en las mejores prácticas para resolver problemas reales y no utópicos de cafetín que solo son buenos dando discursos sobre la desigualdad pero la agudizan cuando están en el poder.
Ojalá que el Mides enmiende las malas decisiones de estos meses y retome la estrategia del período anterior para no tener que lamentar más muertes evitables en el altar de la ideologización de las políticas sociales. Es tiempo de actuar, no de poner pose de fingida consternación.
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