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Una inflación por encima del objetivo, los retos fiscales y la incertidumbre alrededor del cambio en las relaciones comerciales mundiales con los nuevos aranceles son los factores que dificultan la convergencia de las tasas de interés de Latinoamérica hacia su nivel neutral, según un análisis del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF).
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Aunque la mayoría de los bancos centrales de la región recortaron las tasas de interés en 2024 a medida que la inflación disminuía (con excepción de Brasil), el ritmo del ajuste se ha ralentizado y las cifras se mantienen por encima del nivel que permite que la economía crezca sin que los precios al consumidor se descontrolen, “lo que indica una postura restrictiva”, señala el documento.
“Los bancos centrales están procediendo con cautela dados los riesgos inflacionistas en curso y la limitada tolerancia a nuevos aumentos de precios en medio de los prolongados procesos de desinflación”, detalló el instituto.
Respecto a los indicadores macro, el IIF recordó que la región ha enfrentado una recuperación económica moderada, pues los factores estructurales de largo plazo continúan limitando el crecimiento.
Por otra parte, si bien se ha visto una reducción de la inflación general y subyacente, el ritmo de desinflación se ha moderado y algunos países incluso han experimentado aumentos. Actualmente, la cifra se mantiene por encima del valor objetivo en todos los países y las expectativas no hacen pensar que se llegará a la meta pronto.
El IIF explicó que esta dinámica fue impulsada por la persistencia de los altos costos de los servicios (se mantiene por encima de los niveles previos a la pandemia), el aumento de las presiones salariales, la indexación de los precios, las perturbaciones de la oferta y la volatilidad en la depreciación de las monedas locales.
En el caso de Colombia, según el IIF, el país ha experimentado una modesta recuperación de la demanda interna, respaldada por la reducción de las tasas de interés. Sin embargo, este desempeño se da en medio de la fragilidad de la inversión, la incertidumbre política y un fuerte ajuste del salario mínimo (9,54 %) que tendría efectos en la inflación, el crecimiento del PIB y hasta la informalidad.
De hecho, Colombia es uno de los países de la región que enfrenta algunas presiones continuas en los precios de los alimentos mientras en otros mercados estos se normalizan. El instituto detalló que las perturbaciones de la oferta relacionadas con el clima, las presiones de depreciación y los bloqueos de carreteras que interrumpieron los ciclos agrícolas.