Romanos y griegos observaban con atención las erupciones del Etna, que ayer volvió a la actividad, algo que no ha sido extraño en los últimos años, pero que se suma, como un signo más, a la convulsa climatología que se ha apoderado de nuestras vidas. Un signo, también, de los furiosos días que vive la actualidad, sobre todo a cuenta de la guerra de Ucrania, del conflicto de Gaza y de su posible extensión al Líbano.
]]>