Las importaciones de juguetes aumentaron un 108% en 2025, mientras que las empresas importadoras casi se duplicaron, con desafíos en controles de seguridad.
El mercado argentino de juguetes atraviesa una expansión inédita durante el primer semestre de 2025, con un aumento del 108,7% en el volumen importado, que alcanzó las 10.500 toneladas. El valor de estas importaciones creció un 79%, llegando a 58,3 millones de dólares.
Este crecimiento se refleja también en la cantidad de empresas importadoras, que pasaron de 265 en 2024 a 501 en 2025, casi duplicándose en un contexto de apertura comercial y flexibilización de normas.
Entre las medidas que impulsaron esta dinámica están la eliminación del impuesto PAIS, la desregulación del sistema de importaciones y la sustitución del Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIRA) por el Sistema Estadístico de Importaciones (SEDI). Además, se elevó el límite para compras por courier a 400 dólares, favoreciendo la entrada de productos, en especial desde China, que representa el 43% del total.
Sin embargo, esta rápida expansión también genera preocupaciones. Gabriel Salomón, director comercial de Jidoka, advierte sobre la falta de controles de calidad, especialmente para juguetes importados vía courier para particulares, que no están sujetos a las certificaciones de seguridad tradicionales, como las normas IRAM.
El mayor riesgo se encuentra en los juguetes de plástico, que pueden contener ftalatos, compuestos químicos vinculados a problemas de salud como alteraciones hormonales, malformaciones y efectos en el desarrollo neurológico, sobre todo en niños y embarazadas.
Para mitigar estos riesgos, especialistas recomiendan verificar la reputación del vendedor, exigir certificaciones de seguridad reconocidas y consultar sobre la composición de los materiales, priorizando productos libres de químicos nocivos.
Aunque la flexibilización abre el mercado y ofrece mayor variedad, la responsabilidad de garantizar la seguridad recae en gran parte en los consumidores, quienes deben informarse y exigir productos con altos estándares de calidad.
Con la proximidad del Día del Niño, esta situación exige especial atención para proteger a los más pequeños y promover un consumo seguro y responsable.