Micaela Gottlieb*
La incontinencia urinaria es la perdida involuntaria de orina. Es una condición que afecta a muchas mujeres, pero de la que se habla poco.
Se estima que alrededor del 25% de las mujeres presentan algún tipo de incontinencia, y esta cifra aumenta al 30-40% en caso de haber atravesado embarazos (mayor porcentaje en partos vaginales), deportes de impacto y con el aumento de edad.
Aunque es frecuente, es importante destacar que las pérdidas de orina, por pequeñas que sean, no deben considerarse normales. La causa principal suele ser la debilidad del suelo pélvico y de la faja abdominal.
Problema
La incontinencia urinaria constituye un problema funcional, higiénico e incluso social para la mujer que la padece. Se ha convertido en un problema de salud, común en todo el mundo.
La incontinencia urinaria de esfuerzo es un tipo de pérdida de orina que se debe a situaciones que aumentan la presión en el interior del abdomen; el aumento de presión se transmite a la vejiga, por lo que la presión dentro de la vejiga resulta superior a la de la uretra.
Si esto ocurre en condiciones normales, los sistemas de contención funcional serán capaces de contrarrestar este aumento de presión vesical. En cambio, cuando existe un debilitamiento, este control no será eficaz y producirá una movilización del ángulo entre la uretra y la vejiga que llegará a provocar la conocida incontinencia urinaria de esfuerzo.
Sucede al aumentar la presión intraabdominal, por ejemplo al reír, estornudar, toser, subir escaleras, prácticas deportivas intensas con saltos u otros esfuerzos.
Un estudio sobre este tema señala también la gran incidencia que tiene la presencia de diastasis abdominal con las disfunciones de suelo pélvico como incontinencia urinaria de esfuerzo, incontinencia fecal y prolapso de órganos pélvicos.
Tratamiento
Los ejercicios hipopresivos son una solución efectiva a este problema, sin necesidad de someterse a rayos u otras intervenciones. Estos aumentan el tono del suelo pélvico y fortalecen la faja abdominal, ayudando a gestionar mejor las presiones internas del cuerpo. De esta manera, ante acciones cotidianas como estornudar o reír, se reduce la probabilidad de escapes de orina.
Los hipopresivos, ejercicios posturales y respiratorios, provocan una disminución de la presión interna a nivel torácico, abdominal y pélvica. Eso provoca una activación de las fibras tónicas de la musculatura abdominal y perineal, repercutiendo favorablemente en diferentes sistemas del cuerpo. Las técnicas engloban distintos ejercicios secuenciados de bajo impacto, que pueden ser tanto estáticos como dinámicos y tienen foco en la reeducación postural. A diferencia de otros ejercicios, trabajan de forma global el core y no un sólo músculo de forma aislada.
Si se comparan con abdominales convencionales, por ejemplo, también tienen el diferencial de no presionar las vértebras y prevenir dolores. Los abdominales convencionales generan más presión en el suelo pélvico y eso repercute desfavorablemente en posibles disfunciones. Debe tenerse en cuenta que hacer abdominales convencionales debilitan el suelo pélvico de las mujeres y a corto y medio plazo les provoca incontinencia urinaria.
Las técnicas hipopresivas logran activar el tono del 80% de las fibras musculares que componen el suelo pélvico, genera una activación de toda la musculatura abdominal profunda y favorece la gestión de las presiones internas. Los ejercicios hipopresivos también colaboran en la eliminación de diástasis abdominal, patología asociada.
Estudios demuestran que con una práctica diaria de ejercicios hipopresivos de 5 a 10 minutos por día, al cabo de 6 semanas el 80% de las incontinencias urinarias de esfuerzo se revierten.
Es clave remarcar que si experimentas incontinencia urinaria, no debes normalizarlo y debes buscar soluciones. Consultar con un profesional de la salud y considerar la práctica de ejercicios hipopresivos puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida.
* Lic. en Educación Física, especializada en hipopresivos.