La producción de acero en América Latina se encuentra en una situación de gran desventaja frente a China, que fabrica en apenas veinte días lo que toda la región produce en un año, advirtió el director ejecutivo de la asociación regional Alacero, Ezequiel Tavernelli. Esta realidad, explican expertos, expresa tanto una brecha productiva como una amenaza competitiva para la industria siderúrgica local.
El informe citado revela que cerca del 40 % del acero consumido en la región es importado. Esta elevada dependencia refleja que, mientras China escala su producción, las fábricas latinoamericanas enfrentan costos mayores, menor escala de operación y condiciones de competencia intensas.
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“China produce en solo 20 días lo que toda Latinoamérica fabrica en un año”, sentenció Tavernelli durante el congreso de la industria acerera en Cartagena. Esta comparación pone en evidencia no solo la diferencia cuantitativa sino también las implicancias para empleo, innovación y sostenibilidad del sector en la región.
Entre los factores que explican esa brecha figuran la escala industrial más reducida, mayores costos logísticos, menor integración productiva y, según varias fuentes, un contexto regulatorio menos favorable. Además, las importaciones de acero chino subsidiado o con precios muy bajos ejercen presión añadida sobre productores locales.
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En ese marco, representantes de la industria temen que la situación derive en una mayor desindustrialización de la región o en la pérdida de competitividad de sectores vinculados al acero, como el automotriz, la construcción o la metalmecánica. Los efectos pueden extenderse a empleos, encadenamientos productivos y exportaciones regionales.
La asociación Alacero insta a los gobiernos latinoamericanos a tomar medidas para proteger y fortalecer la industria del acero, promoviendo la modernización tecnológica, mejoras de productividad y esquemas de valor agregado más altos. Esta perspectiva parte de la idea de que el acero es un insumo estratégico para la infraestructura, el transporte y el crecimiento industrial.
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El análisis también destaca que la región produce apenas una fracción mínima del acero mundial, mientras China concentra más del 50 % de la producción global. Esa concentración global reviste consecuencias para los precios, los mercados de exportación y la capacidad de negociación de los países latinoamericanos.
Para las economías locales —como la argentina— la advertencia adquiere dimensión práctica: la industria siderúrgica reclama medidas de salvaguardia comercial, reducción de costos internos y alianzas estratégicas que permitan competir en condiciones más equilibradas. Sin cambios, el riesgo es que la producción regional se mantenga estancada o retroceda.
Fuente: diario La Nación, Diario La República, Infobae





