Una receta simple y natural, con propiedades digestivas, antiinflamatorias y antioxidantes, ideal para incorporar a la rutina diaria.

Imagen creada por Chat GPT
Redacción El País
En el universo de los remedios naturales, hay combinaciones que se ganan un lugar por tradición y también por la evidencia de sus beneficios. La unión del jengibre con la cúrcuma es una de ellas. Se trata de una infusión que no solo aporta sabor y calidez, sino que suma propiedades antiinflamatorias, digestivas y energizantes. En tiempos donde se busca reforzar las defensas y apostar a lo natural, esta bebida aparece como un aliado simple y accesible.
Dos raíces con historia milenaria
El jengibre y la cúrcuma son dos raíces originarias de Asia que se usan desde hace siglos en la medicina ayurvédica y en la cocina tradicional. El jengibre se asocia con el alivio de problemas digestivos, el combate a las náuseas y el aporte de energía. La cúrcuma, por su parte, es reconocida por su color amarillo intenso y por su compuesto activo, la curcumina, que actúa como antiinflamatorio natural. Juntas, potencian sus efectos y ofrecen un perfil de sabor especiado, cálido y ligeramente picante.
Principales beneficios
La ciencia moderna ha venido respaldando algunos de los usos populares de estas raíces. Entre los beneficios más destacados de la infusión de jengibre y cúrcuma se encuentran:
- Acción antiinflamatoria: ayuda a disminuir molestias articulares y musculares.
- Refuerzo digestivo: estimula la producción de enzimas digestivas y alivia la hinchazón.
- Efecto antioxidante: protege las células del daño producido por los radicales libres.
- Impulso a las defensas: colabora en fortalecer el sistema inmune, algo clave en los cambios de estación.
- Energía y concentración: favorece la circulación sanguínea y puede aportar claridad mental.

Foto: Flickr.
Cómo prepararla en casa
La receta no requiere más que unos pocos pasos:
- Pelar y cortar en rodajas finas un trozo de jengibre fresco (unos 2 o 3 centímetros).
- Hacer lo mismo con un trozo pequeño de cúrcuma fresca, o bien usar una cucharadita de cúrcuma en polvo.
- Colocar ambos ingredientes en una olla con medio litro de agua y llevar a hervor.
- Dejar hervir a fuego bajo durante unos 10 minutos.
- Colar y servir caliente.
Se puede endulzar con miel para suavizar el sabor intenso, o agregar unas gotas de limón para potenciar su frescura y sumar vitamina C.
Cuándo conviene tomarla
El mejor momento del día depende del objetivo buscado. Tomarla en ayunas ayuda a despertar el sistema digestivo y dar un empujón de energía para arrancar la jornada. Después de las comidas, puede contribuir a una mejor digestión. Por la noche, en cambio, no siempre es recomendable, ya que el jengibre puede resultar estimulante para algunas personas y dificultar el descanso.
Si bien se trata de una bebida natural, no todo el mundo debería consumirla en exceso. Personas con problemas de coagulación, cálculos biliares o que estén bajo ciertos tratamientos médicos deberían consultar con su especialista antes de incorporarla de forma habitual. Tampoco conviene abusar de la cantidad: una o dos tazas al día son suficientes para disfrutar de sus beneficios sin sobrecargar al organismo.
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