El flagelo de las drogas parece no tener fin y los vecinos de la zona de calle Esteco, donde se encuentra el canal del mismo nombre, sufren las consecuencias de vivir entre adictos y ladrones. El Tribuno dialogó con comerciantes y habitantes de Villa Cristina, quienes detallaron los problemas que sufren a diario. Lo que llama la atención es que se encuentra a solo siete cuadras de la plaza 9 de Julio, el corazón de la capital salteña.
El flagelo de las drogas parece no tener fin y los vecinos de la zona de calle Esteco, donde se encuentra el canal del mismo nombre, sufren las consecuencias de vivir entre adictos y ladrones. El Tribuno dialogó con comerciantes y habitantes de Villa Cristina, quienes detallaron los problemas que sufren a diario. Lo que llama la atención es que se encuentra a solo siete cuadras de la plaza 9 de Julio, el corazón de la capital salteña.
«Después de las 20 ya no salgo a comprar, mucho menos entre San Juan y La Rioja», dijo una de las tantas vecinas que prefirió no salir en cámara. Muchos de ellos llevan años de espera para que el canal se tape como ocurrió en el Paseo de los Poetas. Mientras tanto la poca iluminación y la profundidad del conducto, son ideales para que los ladrones lleven a cabo sus robos, hurtos y violentos episodios de inseguridad, además de ser aguantadero de drogadictos.
«Me crié acá y esto empezó hace varios años, muchos viven en el canal y salen por la zona de la calle Coronel Moldes, entonces roban y se van por abajo del canal hasta allá», dijo una comerciante a este medio.
Este viernes la Policía retiró a varias personas que se encontraban en situación de calle y si bien trajo alivio a los habitantes, saben que en las próximas horas volverán a la zona. «Esta noche o mañana ya van a aparecer de nuevo. Son varios grupos y entre todos forman como 20 personas. La solución es que tapen el canal y es un proyecto que está desde hace años pero nunca lo hicieron».
«Yo soy comerciante y trabajaba hasta las 21 o 22 y ahora me encierro. Estoy bajo llave porque no quiero tener problemas con esa gente», cerró la mujer.
Un permisionario de calle San Juan detalló que también tiene que convivir con los adictos y ladrones en la zona. «Una vez pasó la policía y me llevó detenido a mí hasta que hicieron averiguación de antecedentes y me soltaron, cerca de las 23. Acá todos me conocen y quieren mucho», contó a El Tribuno.
El problema se extiende
Villa Cristina no es el único barrio que sufre las consecuencias del flagelo de las drogas. El problema se extiende hacia diferentes puntos de la capital provincial, especialmente en zonas aledañas a Villa San Antonio. En la esquina de Virgilio Tedin y avenida Chile, los comerciantes y vecinos tampoco saben qué hacer con la inseguridad que viven.
Una vecina de la calle Virgilio Tedin contó sobre los hechos de inseguridad que sufren. Pablo Yapura
«Con los vecinos y algunos dueños de locales comerciales nos hicimos un grupo de WhatsApp para mantenernos en alerta. Es muy complicada la zona», dijo una vecina que mientras dialogaba con este medio reconoció a uno de los ladrones que entró a su casa semanas atrás y se llevó la ropa que estaba colgada en su tender.
Los comerciantes de la avenida Chile debieron poner carteles para que la gente tenga cuidado con sus vehículos. En las últimas semanas hubo robos de una bicicleta y de pertenencias que estaban dentro de una camioneta.
«A partir de las 20 esto se vuelve zona de nadie y empiezan a aparecer los drogadictos. Se chiflan entre ellos y vos quedás en el medio. No sabés si te están marcando. Cada día que llego al trabajo y me voy, lo hago con el corazón en la boca», sostuvo una comerciante.
Un local avisa a sus clientes que en la zona hay muchos robos. Pablo Yapura