¿Cuánto tiempo pasará para que se eleve allí, sobre ese lote codiciado, en uno de los puntos más altos de Mar del Plata, moderna y con los múltiples amenities que las caracterizan, una nueva torre de departamentos? No faltarán interesados, menos ahora que no hay obstáculos patrimoniales con los que suelen toparse los desarrolladores inmobiliarios.
Porque si había un freno, el fuego lo consumió en la madrugada del miércoles, cuando redujo a cenizas una casilla de chapa y madera que perteneció a la familia Blaquier, en Alvear 2149, entre Colón y Bolívar, incluida en el listado de edificios declarados de interés por la Municipalidad de General Pueyrredón en 1995. Quedó allí un terreno llano y valioso: tendría un valor cercano al millón de dólares.
Por eso, además de una investigación judicial para determinar cuáles fueron las causas que originaron el incendio, ante la sospecha de que pudo haber sido intencional, ahora el Concejo Deliberante pide informes al gobierno municipal para conocer detalles de la situación patrimonial de la «Casilla Blaquier» y establecer la existencia de planes inmobiliarios, proyectos de edificación o permisos de cualquier tipo solicitados para ese predio.
La concejal María Eva Ayala, de Acción Marplatense, preguntó al Departamento Ejecutivo mediante un proyecto de comunicación «si existen planes inmobiliarios, propuestas de loteo, proyectos de edificación o permisos solicitados para ese predio en particular, antes del siniestro”.
Es que la casa, sobre un lote de 667 metros cuadrados, estaba publicada por la inmobiliaria Robles Casas & Campos, que aclaraba en el cartel colocado al frente, sobre la calle Alvear, que «se analizan propuestas de inversión y desarrollo”.

Al mismo tiempo, la concejal pidió que se informe si la comuna contemplará un plan de recuperación, restauración o puesta en valor del sitio que, más allá de su condición de patrimonial, estaba abandonado hace años.
El proyecto resume parte de la historia de la casilla, una de las seis viviendas que en esa manzana, delimitada por la avenida Colón, Bolívar, Güemes y Alvear, conformaba un conjunto arquitectónico de principios del siglo XX. La única que quedaba en pie fue la que se incendió ahora.
Las había construido John Wright, un inglés radicado en Buenos, en 1903. La familia Blaquier la compró y la uso como obrador del chalé que estaba construyendo justo enfrente, imponente, vecino de la Villa Ortiz Basualdo donde funciona el Museo Juan Carlos Castagnino.
Luego, una vez construida la residencia ubicada sobre dos lotes que configuran 2.620 metros cuadrados, la casa fue habitada por el personal de servicio de la familia. El chalé también está en venta y el cartel que lo ofrece, de la inmobiliaria Robles Casas & Campos, tiene la misma leyenda en cuanto al análisis de propuestas de inversión y desarrollo.
El incendio se produjo en la madrugada del miércoles, intervinieron tres dotaciones del Cuartel del Centro y del Destacamento del Puerto. Los vecinos de los edificios linderos (la casilla estaba encerrada entre dos torres) contaron que en departamentos de los pisos 2 y 3 estallaron vidrios a causa del calor.
La fiscal Maria Florencia Salas quedó al frente de la investigación para establecer las causas del incendio, además del resultados de los peritajes que elaboren los bomberos solicito las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona, para saber si la casilla había sido usurpada, hecho que los vecinos no pudieron precisar, y determinar si se trató de un accidente o de un hecho intencional.

Es que en estas horas, las suspicacias están a la orden del día. Se alimentan de la presión que ejercen las desarrolladoras inmobiliarias en la zona, las que, amparadas por el acompañamiento del gobierno municipal y el argumento de “poner en valor” ciertas propiedades históricas, logran autorizaciones para levantar edificios que exceden lo permitido por el Código de Ordenamiento Territorial.
El último caso, polémico, es el de la torre proyectada en el predio del chalé de María Frers de Mahn, en un sitio donde solo podían construirse edificaciones de hasta siete metros de altura se autorizó el que podía llegar a ser el edificio más alto de Mar del Plata, con 35 pisos en sus 125 metros. De momento, el expediente está en manos de la Justicia.
PS