Una investigación demostró que simplemente observar arte visual o tener obras artísticas en una habitación de un hospital puede mejorar el bienestar.

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O Globo – GDA
El simple acto de contemplar arte visual, visitar un museo o incluso tener una obra artística en una habitación de hospital puede mejorar el bienestar emocional, especialmente con una exposición repetida, lo que puede aumentar la sensación de significado en la vida. Esta es la conclusión de un nuevo estudio internacional liderado por investigadores de la Universidad de Viena, el primero en evaluar de manera integral cómo, cuándo y por qué la observación de arte contribuye a la salud mental.
En las últimas décadas, la idea de que las artes pueden beneficiar la salud mental ha ganado fuerza. Si bien la creación artística ha sido ampliamente reconocida por sus efectos positivos en el bienestar emocional y psicológico, los impactos de simplemente observar arte habían sido poco explorados. Hasta ahora, los resultados eran dispersos e inconsistentes, con pocos estudios analizando bajo qué condiciones la contemplación artística puede ser efectiva.
Hallazgos clave
La nueva revisión, publicada en la Journal of Positive Psychology, sintetizó datos de 38 estudios con 6.805 participantes, con el objetivo de determinar no solo si observar arte mejora el bienestar, sino también en qué circunstancias y mediante qué procesos psicológicos. Estos estudios, publicados entre 2000 y 2023, fueron extraídos de cuatro grandes bases de datos.
Potencial positivo

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Los investigadores encontraron la evidencia más sólida de beneficios en el bienestar eudaimónico —un sentido de propósito, significado y crecimiento personal.
«La gente suele ver el arte como un lujo, pero nuestros hallazgos sugieren que participar en actividades artísticas —ya sea como hobby o mediante intervenciones dirigidas— puede contribuir significativamente al bienestar», explica MacKenzie Trupp, autora principal e investigadora de la Universidad de Viena y del Instituto Donders (Radboud UMC). «Esto abre posibilidades interesantes para integrar el arte en entornos cotidianos y estrategias de salud pública».
Contextos y formatos
La observación de arte para el bienestar puede darse en diversos entornos: desde museos y hospitales hasta salas de estar y plataformas digitales. Los estudios analizados incluyeron desde exposiciones únicas hasta programas prolongados con múltiples sesiones. Los participantes realizaron actividades como:
- Observación individual
- Sesiones guiadas
- Tareas reflexivas (diarios, evaluación emocional o debates)
Muchas intervenciones combinaron la visualización de arte con actividades complementarias, como reflexiones guiadas o ejercicios creativos. Las estrategias reflexivas fueron las más utilizadas y parecen clave para lograr efectos positivos.
Mecanismos psicológicos

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Aunque estudios previos sugerían beneficios como mejorar el estado de ánimo o reducir el estrés, faltaba una síntesis clara. Este estudio identificó cinco mecanismos psicológicos que explican cómo el arte favorece el bienestar:
- Afectivos: Regulación emocional y experiencia de placer (respuestas estéticas).
- Cognitivos: Atención, memoria y aprendizaje (el arte incentiva la reflexión y la curiosidad).
- Sociales: Experiencias artísticas compartidas que fomentan conexiones y reducen el aislamiento.
- Autotransformadores: Reflexión personal, reforzamiento de la identidad y sentido de propósito.
- Resiliencia: Ayuda al manejo emocional y la recuperación, especialmente en entornos clínicos o estresantes.
Estos mecanismos brindan herramientas valiosas para diseñar intervenciones artísticas más efectivas. Para estandarizar futuras investigaciones, los autores crearon las Directrices para Reportar Investigaciones en Actividades Artísticas Receptivas (RAARR), un marco metodológico que permitirá comparar y replicar estudios con mayor rigor.
El arte como herramienta de salud

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Si bien los beneficios de crear arte están bien documentados, este estudio subraya el potencial de usar la observación artística como recurso accesible y económico para el bienestar mental. Dado que el arte ya está presente en espacios públicos y privados, podría aprovecharse de manera más intencional en políticas de salud mental.
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