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En menos de 48 horas, bombardeó objetivos estratégicos iraníes, incluidos yacimientos de gas, almacenes subterráneos de misiles y plantas de enriquecimiento nuclear.
En una de las ofensivas más intensas de los últimos años, Israel lanzó una serie de ataques masivos sobre territorio iraní que marcaron un nuevo punto de quiebre en la ya convulsionada región de Medio Oriente. En menos de 48 horas, la aviación israelí bombardeó infraestructuras nucleares, centros militares, refinerías de gas y almacenes subterráneos de misiles, dejando al menos 78 muertos y más de 320 heridos, según cifras oficiales del gobierno iraní.
El epicentro de los ataques fue el yacimiento de gas natural South Pars, el mayor del mundo y compartido entre Irán y Catar, donde un dron israelí golpeó la refinería ubicada en la fase 14 del complejo, provocando una gran explosión y un posterior incendio. La instalación, que produce unos 12 millones de metros cúbicos diarios, quedó paralizada. Aunque el Ministerio de Petróleo iraní informó que el fuego fue controlado, el daño operativo y simbólico ya estaba hecho.
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Horas más tarde, otro ataque fue reportado en la refinería Fajr Jam, en la provincia de Bushehr, también en el golfo Pérsico. Estos ataques representan un giro estratégico en la campaña israelí, que hasta ahora se había enfocado principalmente en objetivos militares y nucleares. La ofensiva sobre infraestructura energética constituye un nuevo nivel de presión, con impactos potenciales en el mercado energético global.
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Ataques en cadena: centros nucleares, misiles y líderes muertos
Israel también anunció haber destruido un almacén subterráneo de misiles balísticos y de crucero en el oeste de Irán. Según el comunicado del Ejército, la instalación contenía “túneles de almacenamiento” y fue identificada previamente en videos de propaganda iraní en los que aparecían altos mandos del régimen. Entre los fallecidos figuran Mohammad Hussein Baqerí, jefe del Estado Mayor iraní, y Amir Ali Hajizadeh, comandante de la Fuerza Aérea de la Guardia Revolucionaria. Ambos habrían sido alcanzados por misiles israelíes.
Desde la madrugada del viernes, Israel ha lanzado al menos 150 misiles, dirigidos a planta de enriquecimiento de uranio en Natanz y Fordó, el aeropuerto de Mehrabad en Teherán y varias bases militares. La campaña se justifica, según voceros israelíes, como una reacción directa a los avances del programa nuclear iraní y a la amenaza que representa su capacidad misilística.
En respuesta, Irán lanzó una contraofensiva con misiles sobre Tel Aviv, provocando al menos tres muertos y 38 heridos, según el servicio de emergencias nacional Magen David Adom. Fue la cuarta oleada de misiles iraníes desde el viernes, mientras continúan los preparativos de ambas partes para nuevos enfrentamientos.
La advertencia de Israel: «Irán aún tiene capacidad de ataque»
Pese a la intensidad de la ofensiva, Israel reconoce que Irán no ha sido neutralizado. El vocero militar Effie Defrin declaró en una conferencia que “Irán aún posee una gran capacidad de ataque que puede causar graves daños”. Añadió que Teherán “ya no es inmune”, pero que las Fuerzas Armadas deben mantenerse “vigilantes y alertas” ante posibles represalias.
Defrin también destacó los “daños significativos” al programa nuclear iraní, así como al arsenal de misiles y a la “estructura ideológica del régimen”. No obstante, los analistas advierten que la eliminación de altos cargos y el debilitamiento de instalaciones clave no garantizan un cese inmediato de hostilidades.
Gaza en llamas y evacuaciones en el sur
En paralelo al frente iraní, la Franja de Gaza volvió a ser escenario de violencia. El Ejército de Israel confirmó la muerte de al menos 90 palestinos en las últimas 48 horas, mientras que el Ministerio de Sanidad local denunció otras 10 muertes por disparos cerca de un punto de distribución de alimentos en el corredor de Netzarim. En total, los fallecidos en Gaza desde el viernes superarían los 100.
Además, se emitieron nuevas órdenes de evacuación en el sur de Gaza, específicamente en Jan Yunis, Bani Suheila y Abasan. El portavoz del Ejército en árabe, Avichay Adraee, explicó que estas medidas buscan “desmantelar las organizaciones terroristas” en la zona, y responsabilizó a los grupos armados palestinos por el colapso humanitario.
Mientras tanto, las fuerzas israelíes mantienen combates activos por aire, tierra y mar y han desplegado batallones de reserva en las fronteras con Líbano y Siria, lo que sugiere una posible expansión del conflicto hacia el norte.
Escalada sin precedentes y temor internacional
La magnitud y el ritmo de la ofensiva israelí no tienen precedentes en los últimos años. El bombardeo simultáneo sobre objetivos nucleares, militares, energéticos y civiles marca una escalada que podría tener consecuencias impredecibles, tanto en el ámbito regional como global.
Mientras Irán aún contabiliza a sus muertos, muchos de ellos figuras clave del aparato militar y científico, Israel advierte que su campaña “no ha terminado”. La presencia constante de drones y cazas sobre el cielo iraní, y la capacidad de atacar con precisión infraestructuras altamente protegidas, confirman que Teherán ya no es inaccesible.
Sin embargo, la advertencia israelí sobre la capacidad de respuesta iraní, sumada a las represalias ya vistas en Tel Aviv, configura un escenario de guerra abierta en múltiples frentes. A ello se suma la crisis humanitaria en Gaza, que podría agravarse con el corte de suministros, las evacuaciones forzadas y la destrucción de infraestructura civil.
Los analistas internacionales alertan sobre un efecto dominó que podría involucrar a Qatar, Siria, Líbano y Hezbolá, e incluso afectar las rutas de suministro energético del golfo Pérsico, lo cual tendría implicancias globales.
