El ejército israelí intensificó los ataques sobre la capital de la Franja de Gaza, en lo que el primer ministro Benjamín Netanyahu calificó como su “ofensiva final”. La ONU denunció posibles actos de genocidio.
Israel lanzó lo que describió como su ofensiva final para tomar el control completo de la ciudad de Gaza. La operación forma parte del plan anunciado por el primer ministro Benjamín Netanyahu para dominar toda la Franja de Gaza. Durante la madrugada, aviones de combate, artillería y drones bombardearon zonas densamente pobladas, incluyendo edificios gubernamentales, hospitales y refugios improvisados, donde miles de civiles buscaban protección.
Netanyahu justificó la operación como un paso “decisivo” para garantizar la seguridad de Israel y evitar que Hamas pueda reorganizarse. “No habrá retorno al status quo. Gaza no volverá a ser el centro del terrorismo”, declaró.
La situación humanitaria en Gaza es crítica. Familias quedaron atrapadas bajo los escombros, sin electricidad ni agua potable, mientras los hospitales colapsan ante la avalancha de heridos. Organismos humanitarios alertan que la ofensiva no distingue entre combatientes y población civil. Miles de desplazados intentan huir hacia el sur, pero las rutas permanecen bloqueadas y el riesgo de nuevos ataques es constante.
Por primera vez desde el inicio del conflicto en 2023, un comité de Naciones Unidas calificó los ataques israelíes sobre Gaza como posibles actos de genocidio. La Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre el Territorio Palestino Ocupado indicó que existen motivos razonables para concluir que Israel habría cometido actos destinados a destruir al grupo gazatí, infringiendo graves daños físicos y mentales y dificultando nacimientos, según lo definido por el derecho internacional.
Las declaraciones de líderes israelíes, incluido Netanyahu, y el patrón de conducta de las fuerzas armadas se citan como pruebas de la intención de los actos. Israel rechazó las acusaciones, aumentando la tensión con la comunidad internacional, mientras varios países árabes anunciaron que revisarán sus relaciones diplomáticas con Tel Aviv.
La ofensiva final israelí abre un nuevo capítulo en el conflicto, mientras la comunidad internacional exige un alto al fuego inmediato y acceso seguro para la ayuda humanitaria, con el objetivo de evitar que la crisis se profundice aún más.