Slijá, perdón en hebreo. Es el mensaje que compartieron israelíes y judíos en todo el mundo, sobre la silueta pelirroja de los difuntos Shiri, Ariel y Kfir Bibas. Junto al activista pacifista Oded Lipshitz, sus cadáveres fueron entregados en ataúdes negros, en una nueva ceremonia de terror psicológico de Hamás. La lluvia y el cielo grisáceo anticiparon uno de los días más negros de la historia del estado judío.
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