El acceso a la ciudadanía italiana se restringe drásticamente. Una nueva medida del gobierno de Giorgia Meloni, aplicada este viernes, reduce el alcance del ius sanguinis y deja fuera a miles de argentinos que aspiraban a obtener el pasaporte europeo.
La reforma, aprobada por el Consejo de Ministros, establece que solo podrán solicitar la nacionalidad quienes tengan un padre o abuelo nacido en Italia, dejando fuera a quienes descendían de bisabuelos o tatarabuelos, como ocurría hasta ahora.
La reforma, aprobada por el Consejo de Ministros, establece que solo podrán solicitar la nacionalidad quienes tengan un padre o abuelo nacido en Italia
Un cambio que redefine la identidad italiana
La decisión del gobierno italiano marca un giro en su vínculo con la diáspora. Hasta el momento, se estimaba que entre 60 y 80 millones de personas en el mundo eran elegibles para reclamar la ciudadanía italiana. Solo en Argentina, en 2023, más de 20.000 descendientes obtuvieron la nacionalidad por derecho de sangre, mientras que en 2024 la cifra ascendió a 30.000. En Brasil, otro país con una gran colectividad, 4.000 personas la obtuvieron en 2022, y en 2024 ya suman 20.000.
El gobierno italiano busca limitar lo que considera un uso indiscriminado del pasaporte, según explicó Antonio Tajani, ministro de Asuntos Exteriores y vicepresidente del Consejo de Ministros. “El derecho de sangre no será abolido, pero se establecerán límites precisos para evitar abusos y la ‘comercialización’ de la nacionalidad. La ciudadanía debe ser una cosa seria”, afirmó el funcionario.
Más restricciones en el horizonte
La reforma aprobada este viernes podría ser solo el primer paso. Algunos miembros del Consejo de Ministros impulsan nuevas condiciones para quienes soliciten la nacionalidad, como:
– Requisitos lingüísticos y culturales: acreditar conocimientos de italiano y demostrar vínculos reales con el país.
– Residencia obligatoria: la posibilidad de exigir un período mínimo de estadía en Italia antes de obtener la ciudadanía.
– Ejercicio de derechos y deberes: evaluar la obligatoriedad de votar o residir en Italia al menos una vez cada 25 años.
Impacto en Argentina y la región
La medida impacta de lleno en Argentina, el país con la mayor cantidad de descendientes de italianos en el mundo. Durante décadas, el ius sanguinis ha sido una herramienta clave para mantener vivas las raíces de millones de personas con antepasados italianos.
El gobierno italiano busca limitar lo que considera un uso indiscriminado del pasaporte
Sin embargo, el sistema estaba colapsado. Las oficinas consulares en ciudades como Buenos Aires, Córdoba y Rosario tienen listas de espera de hasta diez años para procesar solicitudes. La reforma busca, en parte, aliviar esta carga y centrar la ciudadanía en personas con un vínculo más cercano con Italia.
El nuevo panorama deja una gran incertidumbre para quienes ya estaban en proceso de solicitud. Mientras tanto, el debate sobre la identidad, los derechos históricos de la diáspora y el futuro de la ciudadanía italiana sigue abierto.