Una de las fotografías más famosas de la historia la obtuvo Cecil Stoughton el 22 de noviembre de 1963 a bordo del Air Force One. Mientras que en la bodega viajaba el ataúd con el cuerpo del presidente Kennedy, asesinado horas antes en Dallas, un grupo rodeaba en el pasillo del avión al vicepresidente Lyndon B.Johnson a punto de jurar su nuevo cargo. A su lado, Jackie Kennedy, en shock, con su traje de Chanel manchado de sangre en una poderosa escena de continuidad del poder. En la esquina izquierda junto a una ventanilla, asomaba la cabeza de Jack Valenti, principal ayudante del nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Tres años después y a lo largo de casi cuatro décadas Jack Valenti se convertía en la cara visible de Hollywood ante su gobierno y los de todo el mundo como presidente de la MPA, la asociación que reúne a legendarios estudios de producción como Warner o Disney. Él tuvo la visión de sumar con rapidez las nuevas plataformas de streaming: Amazon o Netflix. El personaje recorría el planeta advirtiendo que combatirían con todas sus fuerzas y los de su país a los estados que intentan con una cierta cuota proteger a su cinematografía de la hegemonía norteamericana. Como pasa aquí con modestos resultados.
Lo que si les importaba, y mucho, era ganar ingentes cantidades de dólares con sus películas
Cada par de años Jack Valenti visitaba Madrid para leer la cartilla a gobierno y oposición. En una ocasión fui invitado a una recepción ofrecida por la embajada americana. Tipo magnético, con su melena blanca repeinada y unas botas tejanas que no disimulaban su baja estatura, este nieto de sicilianos tenia el aspecto ideal para acompañar a James Cagney o Eduard G. Robinson en el reparto de una película de gangsters. Uno de los asistentes le preguntó si el enorme apoyo que el gobierno de los Estados Unidos brindaba a su industria cinematográfica se debía a un plan perfectamente concebido para que el resto del mundo adoptase íntegramente su estilo de vida. Se rió a carcajadas afirmando que eso no les preocupaba nada. Lo que si les importaba, y mucho, era ganar ingentes cantidades de dólares con sus películas y de paso vender todas las Coca-Cola y hamburguesas posibles.

Valenti fue la cara visible de Hollywood ante su gobierno y los de todo el mundo como presidente de la MPA, la asociación que reúne a legendarios estudios de producción como Warner o Disney
Anadolu / Getty
De lo que representaban Jack Valenti y Hollywood me contaron esa misma mañana una anécdota definitiva. Un estudio había fletado un vuelo a Tokyo con muchos invitados en ocasión del estreno de una película. Poco antes de la llegada el comandante alertó que por alguna razón técnica serían desviados a otro aeropuerto. Entre los pasajeros estaba Jack Valenti quién pidió le pusieran en contacto con el departamento de estado norteamericano. Minutos después se corregía le medida. Jack Valenti había conseguido que se activara un punto del tratado de paz firmado con Japón tras la guerra priorizando el aterrizaje de cualquier aeronave norteamericana si así se solicitaba. A tener en cuenta en próximas negociaciones sobre aranceles y cuotas del audiovisual europeo y de los Estados Unidos.