Ama el cine. No podía ser de otra manera, porque su padre tenía una sala de pueblo en Mallorca y un videoclub. Las dos cosas. Cuando Jaume Ripoll era un crío de siete años ya recomendaba películas a los clientes paternos. Los dos negocios familiares se desvanecieron con la llegada de los nuevos tiempos. El cine desapareció al estilo de Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988) y al videoclub lo enterró internet. Pero Ripoll sabía que el cine siempre va a sobrevivir y buscó la manera de adaptarlo a estos tiempos modernos. Hace 18 años, puso en marcha la plataforma Filmin. Y hace ya 15 que dirige el Atlàntida Mallorca Film Fest, que este año ha cerrado con un récord de 45.000 espectadores.
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