Por Gustavo Zubán*
Estamos en un clima de mucha complejidad para el gobierno. Hay un aumento importante en la negatividad y en el rechazo tanto en la imagen presidencial como a la gestión y se debe a tres grandes factores: el primero tiene que ver con los escándalos derivados a partir del criptogate o la criptoestafa con la moneda LIBRA porque el Gobierno todavía está con esa crisis abierta.
En segundo lugar, por la irrupción del tema inseguridad en la agenda porque el Gobierno lo único que ha hecho en materia de inseguridad es algo en Rosario y echarle la culpa a algunos gobernadores, pero no mucho más y eso la gente lo entiende. Nosotros planteamos la afirmación “Milei habla mucho de la inseguridad, pero hace poco para resolverla” y más del 55 por ciento nos dijo que estaba de acuerdo con esa idea.
Por último, y es el tema más grave, está la cuestión económica porque no hay recuperación económica en la sociedad. El Gobierno tenía un discurso que venía de la mano de la bonanza, por la macroeconomía saneada y por la eliminación del gasto público y, sin embargo, recurrió al Fondo Monetario. Son tan relevantes estas tres cuestiones que le han provocado al Gobierno, por primera vez, un nivel de rechazo cercano al 60 por ciento en todo el país.
Sobre la criptomoneda
Nosotros medimos tres grandes ejes: la imagen del Presidente, la imagen personal como líder y figura política, medimos el rendimiento del gobierno por ende la aceptación y el rechazo de la sociedad, pero también medimos una dimensión que tiene que ver con la credibilidad o la reputación y en esto vemos que la criptoestafa le ha hecho un daño muy significativo a la credibilidad del Presidente porque él no se equivocó en energía nuclear, o en salud, o en educación. Se equivocó hablando de finanzas internacionales, criptomonedas, donde supuestamente era una celebritie, un especialista con crecimiento con dinero o sin dinero. Ahí es donde el daño es mayúsculo. Todo lo que él diga a partir de la criptoestafa se pone en duda o se cuestiona. El Presidente suspendió los viajes al exterior sospechosamente.
Milei perdió control de la narrativa política, ya no tiene la centralidad que tenía antes que decía cualquier cosa y desviaba la atención. Eso ya no se produce, hay un cambio de contexto.
Lo de los jubilados se inscribe en una línea de crueldad contra casi toda la población que también le ha generado una pérdida de la calle y además hay un elemento crítico: la posibilidad o la potencialidad represora de un Estado en una democracia es la disuasión. Cuando la policía disuade sin reprimir se maneja dentro de los limites de la legalidad y, sobre todo, del correctismo político, pero cuando la fuerza represiva se tiene que ejecutar ahí empiezan los problemas con un gobierno porque empieza a perder legitimidad, empieza a pagar costos políticos, esto pasó con la anteúltima marcha de los jubilados. Un gobierno que está fuera de su eje.
La relación entre inseguridad y ajuste
Hay un contexto nacional para las cuestiones provinciales. ¿Por qué a nivel provincial está todo mal y a nivel nacional está todo bien? ¿Cuál es el motivo por el cual la culpabilidad siempre la tiene el otro? La inseguridad en Argentina es un fenómeno en el cual el Gobierno nacional tiene mucho que ver porque, de acuerdo a la percepción de las personas que encuestamos, tienen que ver con la política de ajuste. Más de un 50 por ciento de argentinos cree que la inseguridad aumenta básicamente por la política de ajuste.
El dilema que tiene hoy la sociedad argentina, y mirando al gobierno de Javier Milei, es esta idea: Si estamos bien manejados en términos económicos ¿por qué recurrimos al Fondo Monetario?
Hay una memoria histórica y nosotros lo preguntamos: un 70 por ciento considera que cada vez que Argentina recurrió al Fondo Monetario, el país se perjudicó. Experiencias anteriores demostraron que el problema de Argentina no es que te den la plata, sino la gestión política de corto plazo.
*Director de la Consultora Zubán-Córdoba