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El 10 de marzo de 1959, el Tíbet vivió una de las jornadas más significativas de su historia reciente: el inicio de un levantamiento popular contra el control de China dejó decenas de miles de muertos por la represión de las fuerzas chinas. Este acontecimiento marcó la intensificación de las tensiones que comenzaron con la ocupación a partir de 1950, cuando Mao Zedong envió tropas al territorio. Esa rebelión contra la invasión china llevó al Dalai Lama -líder espiritual y político- a abandonar su tierra natal y exiliarse en India.
Sin embargo, para buena parte del pueblo tibetano, las heridas generadas por la anexión de su territorio permanecen abiertas, en medio de una creciente persecución del régimen de Xi Jinping y la constante explotación de los recursos naturales de esa zona, ubicada al norte del Himalaya.
Jigme Tsering es representante del Dalai Lama para América Latina. Dirige la única oficina del líder tibetano en la región, ubicada en San Pablo, Brasil.
En el marco de su visita a Buenos Aires recibió a Infobae en la Fundación Raudra Chakri, donde explicó cómo está la situación en en esa región autónoma y cómo vive la gente bajo la opresión china: “El objetivo de China es dominar a las minorías”, afirmó.
Asimismo, se refirió a la creciente influencia de Beijing en América Latina: “China ya colonizó económicamente a la región”.
-¿Por qué tienen solo una oficina en América Latina?
-Debido a nuestros problemas financieros no podemos permitirnos tener demasiadas oficinas. Como somos refugiados, dependemos de las donaciones. Así que es muy difícil conseguir fondos para establecer una oficina con demasiado personal.
-¿Cuál es el objetivo principal de la oficina que usted dirige en San Pablo?
-Transmitir el mensaje de nuestra situación, lo que está pasando ahora, como la destrucción de los derechos humanos y del medio ambiente, la minería, las presas, hay muchos problemas. El Tíbet es un depósito de agua, el depósito de agua del sur de Asia. Damos mucha agua a toda Asia. Un tercio de la población mundial está en Asia. China está jugando con el agua, están construyendo muchas presas. Eso es lo que está pasando en el Tíbet.

-¿Cómo vive la gente frente a esa constante opresión del régimen chino que lleva más de siete décadas de ocupación?
-Todos viven bajo presión, pero como budistas intentamos ser muy tranquilos y pacíficos. No queremos que haya destrucción. Pero el problema es que no se puede hacer nada; China es muy poderosa, controla toda la información. Controla a los tibetanos para que no hagan ningún podcast, dicen “no hagas nada” o “no envíes ninguna información fuera”. Controlan las redes sociales.
-¿La gente tiene posibilidad de conectarse con el exterior o la censura del régimen chino no se lo permite?
-Yo diría que no y sí. No, porque no puedes decir nada sobre el Dalai Lama, la política del Tíbet o tu problema. No puedes hablar de tu problema, ni de tu problema familiar. Si dices “soy muy pobre, no tenemos medicinas, no tenemos hospital, no tenemos esto”, entonces China dirá que por qué estás diciendo esto al mundo exterior. Pero puedes hablar si dices que todo está muy bien, que China es muy amable. Si dices algo, si envías una foto del Dalai Lama, o cualquier otra cosa, vas a la cárcel. Vigilan todas tus actividades en el exterior, pero sólo puedes comunicarte a través de la aplicación china, no WhatsApp, ni ninguna otra como Facebook, Instagram, X… Sólo a través de las aplicaciones del gobierno chino.
-¿Y si alguien logra burlar esa censura qué pasa?
-Es muy difícil. Intentamos hacerlo desde la VPN y toda esta red privada virtual. Aún así no funciona, porque China tiene toda la tecnología.
-Usted mencionó la creciente preocupación ambiental por las construcciones de represas chinas. ¿Cómo está la situación?
-La situación es muy peligrosa. La próxima generación de la guerra será el agua. En la actualidad es la guerra nuclear. La próxima será por el agua. Si no tienes agua, vas a morir. Así que China ahora está poniendo presas, con las que destruyen una gran cantidad de nuestros antiguos monasterios, antiguos pueblos. Perdimos muchos sitios patrimoniales y mucha gente perdió sus trabajos, sus vacas… Ahora hay monasterios de 1.500 años de antigüedad bajo el agua. Entre los tibetanos, la gente es muy amiga del medio ambiente; queremos preservarlo. Esta preservación no es solo para los tibetanos, sino para el medio ambiente mundial. Porque cuando tienes un glaciar en la colina, obtienes el agua. Así que ahora China está destruyendo todo esto. Quieren hacer minería en esta forma de fuerza. Los glaciares se están derritiendo muy rápido… Ellos construyen su tren allí también.

-El régimen chino también está acusado de perseguir y violar los derechos de los uigures en Xinjiang. ¿Cómo es la situación de la religión y la cultura en el Tíbet? ¿Hay libertad?
-No. Primero, la religión. Antes teníamos un monasterio con 2000, 3000, 5000 monjes. Ahora China dice: “No pueden tener esa cantidad. Pueden tener sólo 200 o 500 monjes, pero cada año pueden reclutar nuevos si alguien muere”. Así que no hay libertad de religión. El Partido Comunista Chino, además, controla el número de monjes; si hay cinco miembros en la administración del monasterio, buscarán que al menos dos sean miembros del PCC para controlar el programa de estudios, qué rezar, qué poner… No hay derecho a tener una foto del Dalai Lama en el monasterio. Si tienes una foto del Dalai Lama en el bolsillo o en el monasterio, te envían a la cárcel de por vida.
Segundo, la cultura. En las últimas siete décadas han intentado educar a los tibetanos en la cultura china desde muy temprana edad. En China, en cambio, dicen que están enseñando tibetano. Intentan destruir nuestra cultura a través de los niños.
-¿Cree que toda esta maquinaria de persecución, censura y represión responde a una ambición imperialista de China?
-El objetivo de China es dominar a las minorías. Aunque los tibetanos no quieren separarse de la República Popular China. Pero necesitamos un verdadero sistema autónomo; llamamos a esta solución el enfoque intermedio. Deberíamos tener una autonomía genuina para poder preservar nuestra cultura, nuestra tradición. Más allá de esto, queremos vivir bajo la constitución china. No queremos un país separado. Pero están muy inseguros porque, como Chile y Argentina, el Tíbet tiene muchos minerales como el litio, oro blanco, todos los minerales preciosos están en Tíbet. Mucho cobre, agua… Por eso no quieren abandonar el Tíbet.
-Además de los representantes del gobierno en el exilio, ¿hay tibetanos en el exterior, en otros países?
-Hay muchos, muchos tibetanos fuera de la India. Normalmente antes teníamos a todos en India, Nepal y Bután. Ahora salieron. Ahora el 40% de las personas en el exilio están en otras partes como Europa, América, Canadá, el sudeste asiático. Pero en América Latina no tenemos ningún tibetano.
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-En los últimos tiempos cada vez son más los reportes en Occidente de estaciones policiales clandestinas que el régimen chino instala en los países para vigilar a sus ciudadanos. ¿Ustedes también han registrado este tipo de persecución en el extranjero?
– Sí, tenemos muchos informes. Llaman a nuestros activistas tibetanos y dicen que si haces esto, tus padres están en el Tíbet. Te dan opciones: o te quedas callado en el país de acogida o prostituiremos a tu familia para meterlos en la cárcel o despedirlos del trabajo. No recibirán ningún beneficio. Dan este tipo de advertencias a muchos tibetanos. O a veces, si eres muy activo, simplemente te llaman y te dicen que estás en este restaurante, o en este hotel… Lo sé todo sobre ti, y ahora tus padres están haciendo esto… O trabajas para mí, para China, o vamos a dar muchos problemas a tu familia.
-Si tuvieses que diferenciar a los tibetanos de los chinos. ¿Qué diría?
-Los tibetanos y los chinos son completamente diferentes. Tenemos nuestro propio alfabeto; tenemos nuestro propio idioma. Tenemos una tradición o costumbre diferente. Y cuando miras a los chinos y a los tibetanos, también parecemos muy diferentes. Todos los tibetanos tienen un dialecto diferente, pero la escritura es la misma. Pero China y nosotros tenemos una escritura completamente diferente. Somos más tranquilos, pacíficos; somos autosuficientes. No necesitamos que otros países nos ayuden. Por eso perdimos nuestro país. Somos autosuficientes y estamos contentos con nosotros mismos.
-Anteriormente usted mencionó no sólo la situación en el Tibet, sino también en Hong Kong. Hoy en día uno de los principales focos está puesto en Taiwán, que cada vez está siendo más acosado y amenazado por China. ¿Cómo ve la situación en esa parte de la región? ¿Coincide con la visión de gran parte de Occidente de que China es hoy en día la mayor amenaza para la paz y estabilidad mundial?
-Sí, lo es. Pero China no tiene agallas para luchar. China nunca ha librado una guerra. Durante la era moderna, no ha hecho la guerra. Nadie sabe lo poderosa que es China. América está haciendo la guerra, sabemos lo poderosa que es América; lo poderosos que son Rusia, Irán, Irak, Siria, Israel… Sabemos que están en conflictos armados. Pero China sólo amenaza y nunca hace la guerra. Nunca hemos visto su tecnología luchando con algunos países.
-O sea considera que no habrá una guerra…
-En la actualidad no tienen confianza para luchar. Habría muchas repercusiones si hacen la guerra. China tendrá grandes problemas. Su problema interno es muy delicado. Si quieren ser una superpotencia, tienen que apoyar o proteger a algún país, pero nunca luchan. Nunca han tenido una guerra. China está haciendo la guerra económica; son muy inteligentes. Están jugando a la guerra económica con América, u otros países, Europa… América Latina ya está capturada u ocupada por los chinos. Muchos políticos, muchos líderes y muchos gobiernos están bajo la influencia china. Esta es una guerra económica, no necesitas pelear, pero lo están haciendo muy inteligentemente, están haciendo esta guerra suave.
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-Respecto a lo que usted señala de la influencia china en América Latina… Si bien la enorme mayoría de los países comercian con China, hay algunos que son estrechos aliados, como Venezuela, Cuba, Bolivia… ¿Qué relación tienen ustedes con estos países que, al igual que China, están gobernados por regímenes autoritarios? ¿Qué recepción tienen cuando intentan hablar con ellos sobre la causa tibetana?
-Para mí, en este momento, tenemos muchas dificultades con todos los países latinoamericanos. Primero es la comunicación. Segundo, no entienden la importancia del Tíbet. Porque en realidad no entienden qué es el Tíbet. Por qué es importante la política china o el diálogo chino con las empresas. Fui a Bolivia, Chile, Argentina, Colombia, México, Costa Rica, El Salvador, e intenté dar información sobre el Tíbet, como estoy haciendo ahora, dando algunas notas a los periodistas, a la sociedad civil, a los diputados, pero no tenemos contacto directo con ningún gobierno de América Latina. Si hay comunicación con algún gobierno, es completamente por debajo de la mesa; no podemos decir nada porque simpatizan con nosotros, pero no quieren ser muy abiertos debido a la descolonización económica china… Lo que puedo ver es que China ya ha colonizado económicamente toda América Latina. Si miras cualquier país, todo está alineado con la economía china. Muy pronto, tu negocio, tu teléfono, tu banco, todo será propiedad de los chinos.
-¿Cree que la causa tibetana no está en la agenda internacional?
-No, no está. Si alguien quiere hablar de China, debe considerar que la cuestión del Tíbet es muy importante. Con la cuestión del Tíbet, la cuestión de los uigures, la cuestión de Taiwán, la cuestión de Hong Kong, estos son los asideros políticos para hablar con China. No se puede ignorar la violación de los derechos humanos en el Tíbet, ni la destrucción religiosa o medioambiental. Internacionalmente tenemos mucho apoyo, pero debido a la guerra económica china, la economía ha sido colonizada… Los líderes políticos no le tienen miedo a sus pueblos, tienen miedo de la economía china.
-¿Y por qué ocurre esto? ¿Por los beneficios que presenta la economía china por sus bajos costos?
-Es la guerra económica. Físicamente, los chinos han ocupado el Tíbet. Pero en América Latina están ocupados por el dinero chino. Todo se está yendo a China. Si miras tu puerto, todo son bienes chinos. ¿Dónde está la mercancía argentina? ¿Dónde está su protección nacional a pequeña escala? Se están hundiendo. ¿Por qué traes mucha protección china a tu país? China ya ha ocupado el mundo económicamente, no por la guerra.
-Ante este contexto, ¿cómo ve el futuro del Tibet?
-El tiempo lo dirá. Nunca hemos perdido la esperanza. Queremos mantener viva nuestra esperanza. Y lo más importante para mantenerla viva es nuestra lengua y nuestra cultura. Si pierdes tu lengua y tu cultura, lo pierdes todo.
-Me gustaría hablar un poco del Dalai Lama. Este año cumplirá 90 años. ¿Están preparándose para el día después?
-El Dalai Lama ya ha planeado su reencarnación, y estamos preparados para su sucesor, y ha dicho que vivirá más de 110 años. Así que ahora no tenemos prisa, pero estamos muy seguros de que haga lo que haga, hará lo mejor para Tíbet y para el mundo.
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-¿Y cree que habrá cambios para el pueblo tibetano cuando ese día llegue?
-No, será más fuerte.
-¿Por qué?
-Si tienes un problema, todos tus discípulos están juntos. Cuando estás contento, estás bien, entonces luchas. Cuando tienes un problema, permanecemos juntos, luchamos. Así que cuando no haya Dalai Lama, los tibetanos se mantendrán más fuertes y unidos para que vuelva el Dalai Lama, porque China hará mucha política cuando el Dalai Lama no esté aquí. Así que tenemos que permanecer unidos y ser más fuertes que ahora, que el Dalai Lama está aquí.
-En varias oportunidades el Dalai Lama dijo que estaba abierto al diálogo con China. Sin embargo, el régimen siempre condiciona un eventual diálogo con condiciones imposibles de cumplir. ¿Hay, o ha habido, algún acercamiento diplomático, o algo?
-Tenemos un líder político que se ocupa de todo este diálogo. El líder político, lo llamamos Sikkim, o el presidente del Tíbet, habla, dice que ha tenido algún canal con los chinos, pero no hay buen resultado. Es muy difícil.
-Para finalizar, siete décadas después de la ocupación china, ¿cómo está hoy la religión budista?
-Lo llamamos la bendición disfrazada. Cuando estamos en el Tíbet, ningún occidental sabe nada del budismo tibetano. Cuando los chinos nos ocuparon, fuimos a la India, y entonces nuestro budismo se difundió por todo el mundo, especialmente en Occidente. Pero el Dalai Lama está totalmente en contra de esta conversión de católico a budista o de otras religiones a budista. Él tiene tres compromisos principales en su vida. El primero es el valor ético. El segundo es la armonía religiosa y la comprensión de las otras religiones. Por eso decimos que tenemos que vivir felices con la otra religión y tenemos que entender su religión también. Si no entiendes otras religiones, ¿cómo puedes respetarlas? Y la tercera es preservar nuestra cultura, nuestra tradición y nuestro medio ambiente.