El escritor estadounidense Joseph Hillstrom King nació el 4 de junio de 1972, en Maine. Fue en ese estado, más precisamente en la Universidad de Maine, donde se conocieron sus padres, el prolífico escritor Stephen King y Tabitha Jane Spruce King.
El gusto por la escritura fue algo que heredó y cultivó desde sus primeros recuerdos. Hoy es reconocido por sus obras que, al igual que las de su padre, llegaron a la pantalla y fueron motivo de múltiples premios.
Pero antes del éxito, representado entre otros en el premio A. E. Coppard Long Fiction (1999), el Premio Eisner proclamado como «mejor autor» (2011), y la beca de la Comunidad Ray Bradbury, Joseph quiso garantizar su propio camino.
Así lo hizo, lejos de las pasiones y controversias que despierta el apellido del «rey del terror» que lo educó. De esta manera nació Joe Hill.
Por qué decidió no usar el apellido King, del rey del terror
De los tres hijos que tuvo el creador de Carrie y El Resplandor, Joe empezó a escribir a los trece años. Su hermano Owen King también escribe, mientras que su hermana Naomi King es activista LGBT+ y miembro del movimiento religioso universalista unitario.
Siendo un estudiante universitario, Joe tomó una determinante decisión: mantener el anonimato con un pseudónimo para que no lo identifiquen con su padre. En un momento llegó a contar que «si empezaba a escribir como Joseph King, podría ser un peligro que pareciera que quería hacer dinero fácil con mi apellido».

Así estuvo desde 1997 hasta el 2007, momento para el que ya había ganado los prestigiosos premios William L. Crawford “al mejor nuevo escritor de fantasía” (2006) y el World Fantasy Award.
Cómo nació Joe Hill, el seudónimo del hijo de Stephen King
Joe eligió su nombre pensando en Joseph Hillström, un sindicalista y músico estadounidense de origen sueco que fue fusilado a sus 36 años. A partir de 1997 conservó la abreviación Joe Hill para sus escritos, que lo acompaña hasta el día de hoy, junto a un triunfo personal logrado.
Uno de los cuentos de su colección Fantasmas del siglo XX, logró un éxito impresionante en la pantalla grande. Fue El teléfono negro, que incluso llegó a tener su secuela. Además, en Netflix se puede ver En la hierba alta, novela que escribió junto a su padre.
Pero el reconocimiento a su persona también está visto en producciones totalmente propias, como sus novelas. La famosa cadena AMC adaptó la tercera de ellas, Nos4a2 (2013), para una de sus series.
Esta historia que gira alrededor de un vampiro que se alimenta de las almas de niños llegó a tener dos temporadas.
Su novela Cuernos (Horns, en inglés) fue otra fuente de inspiración para hacer un largometraje protagonizado por nada menos que Daniel Radcliffe, el actor de Harry Potter.
Además se desenvuelve en el mundo del comic, y escribió la historieta Locke & Key, ilustrada por el chileno Gabriel Rodríguez y publicada por IDW. Esta obra también llegó a Netflix.
La pasión de Joe Hill por el terror y las lecturas de su padre en la niñez
La inclinación de Joe hacia el terror, la fantasía y los comics aparecieron desde muy temprano en su vida. La primera historieta que lo impactó fue Bring on the Bad Guys, de Marvel Comics.
«Eran historias de súper héroes pero con el foco en villanos arquetípicos, algo psicópatas que pedían cosas irracionales y golpeaban a sus enemigos en la cara. Eso lo leía a los seis años«, contó en una entrevista a Christian O’Toole, de Men’s Journal.
Este tipo de historias se las leía su propio padre, aunque Joe reveló que el primer comic que leyó por sí mismo se llamaba Vas a creer en fantasmas. «Estaba obsesionado con ese libro. Era inevitable que en el futuro escribiera sobre esos temas», aseguró.
A los 9 años tuvo una incursión en el cine. Apareció en la película Creepshow dirigida por George Romero y escrita por Stephen, pero lo suyo definitivamente fueron las letras.
La inspiración de su padre, otro escritor con seudónimo
El rey del terror también utilizó un seudónimo, acción que tiempo después fue imitada por su hijo, aunque con diferentes propósitos.

Stephen King eligió para sus publicaciones llamarse Richard Bachman. El motivo se basó en no «sobrecargar su nombre» ante la imparable producción de escritos allá por fines de los 70.
En su intensidad creativa tuvo la intención de lanzar más de un libro al año, pero sus editores no querían que «saturara el mercado», según contó él mismo. Por esta razón es que llegó a publicar siete novelas con este nombre ficticio, entre ellas La larga marcha y Rabia.
El fin de Bachman fue en 1985, cuando el autor contó que se trataba de él mismo y que Richard «había muerto de cáncer de seudónimo». Pero había logrado obras como El fugitivo, novela que escribió en una semana y que próximamente tendrá una segunda versión en el cine de la mano del productor Edgar Wright.